Crítica: «Mies», la excelencia.
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
Imprescindible
Novela gráfica excelente en todos los sentidos. Con un gusto por la Literatura, la Historia y el Dibujo difícil de superar. Una biografía a la altura del personaje que retrata.
Agustín Ferrer Casas se coló en nuestras estanterías con Cazador de Sonrisas y dejó claro que se trataba de un autor a seguir. La confirmación llegó con su segundo trabajo para Grafito Editorial, Arde Cuba, demostrando que no se trataba de algo puntual, sino que había llegado para quedarse y, lo más importante, para ir ganando visibilidad en el panorama editorial pues Agustín no surgió de la nada ni apareció de repente. Como pasa en muchas ocasiones y con muchas creaciones, la excelencia va pasando inadvertida hasta que alguien confía en tu trabajo y en ti. Ese momento llegó y permitió que Agustín tuviese la posibilidad de materializar una obra para la que estaba poniendo los cinco sentidos, Mies. Escrita con devoción y dibujada con entusiasmo, la figura del arquitecto Mies Van der Rohe encuentra en esta biografía un memorable homenaje realizado con la pasión que solo un enamorado de su trabajo y un compañero de profesión le puede dedicar.
Durante el viaje en avión de regreso a su Alemania natal, un anciano Mies van der Rohe la va contando a su nieto algunos importantes pasajes de su vida. Así somos nosotros testigos de la influencia que este arquitecto tuvo durante el siglo XX, cuyas vanguardistas construcciones marcaron y definieron un nuevo estilo y forma. A Mies le tocó vivir una convulsa época marcada por las grandes guerras mundiales, siendo incluso parte activa en las mismas (aunque se buscaría la manera de salir del frente y lucir luego su cicatriz de guerra, broma que los lectores del cómic entenderán). De hecho, Mies se encontraba en pleno epicentro del conflicto, en la Alemania que contemplaría la llegada de puntillas del nazismo y que solo se daría cuenta de lo que suponía cuando sus drásticas acciones censoras le afectaran directamente.
Hablar de Mies de Agustín Ferrer Casas es hablar del Siglo XX desde dentro. Si ponemos un poco de atención vemos como el telón de fondo se mueve al ritmo de cambios sociales y políticos y como el arquitecto ocupa su lugar destacado en ese telón, a veces como espectador pero otras tantas como artífice del mismo. Su arquitectura, sus obras, su arte, está ya ligado a dicho siglo y la imagen que acompaña a ciudades modernas y algunos de sus edificios más representativos son idea o inspiración de este personaje. Por eso la Historia acompaña a Mies como se ve en este cómic… pero Mies se transforma y se funde con ella, con la Historia, a través de su legado.
A un completo profano en temas arquitectónicos como el que esto escribe le ha maravillado la cuidada, mimada y absolutamente devota pasión que Agustín a puesto en la obra. Cada viñeta es en sí una obra de arte y representa con detalle y valentía cada escena. A ver si soy capaz de transmitir algo de esto sin desvelar demasiado y, al mismo tiempo, contagiando parte de ese entusiasmo que se traduce en la obra. Para empezar, la acción que transcurre en el tiempo presente (la conversación durante el vuelo transoceánico) está narrada a la manera convencional de un cómic, pero cuando retrotraemos la narración a momentos pasados… ahí la cosa cambia. Agustín no tiene miedo en innovar y en muchas ocasiones nos encontramos con páginas dibujadas en formato apaisado, pero que se leen de manera convencional aunque su lectura de forma apaisada también es aceptada. De hecho, en ocasiones no he tenido claro como continuar la lectura o a que viñeta dirigirme. Algo que estaba destinado a confundirme o despistarme… hasta que entendí la libertad que el autor quería regalar al lector, ofreciéndole la posibilidad de leer cada página como quisiera, pero siempre subyugada al dibujo. Las dos páginas juntas forman ese formato apaisado y con él una ilustración única e irrepetible.
Las capturas que acompañan estos párrafos hablan por sí solas. Así es Mies. Detalles obsesivos en los fondos, ya sean entornos cerrados o grandes espacios abiertos donde la luz predomina y lo transforma todo. Personajes expresivos con los que Agustín demuestra su gran dominio del retrato, de los planos medios y cortos y de sus magníficas composiciones donde nada se descuida: vestuario, música, clima, luz… Detalles como los susurros de los personajes, encajados dentro de bocadillos translúcidos para darnos a entender que hablan en voz baja, o los márgenes de las páginas en negro riguroso cuando aparecen las SS o los nazis son solo dos apuntes. La obra está repleta de estos geniales y originales detalles.
Y cada ciertas páginas, cada momento concreto en la vida de Mies, viene acompañada de una ilustración completa a doble página (como la de la portada). Es ahí donde el autor también echa el resto y despliega su habilidad con los lápices y la pluma, retratando edificios de manera fotográfica y dotando a los entornos de vida y movimiento. Ilustraciones que te obligan a detenerte en ellas, admirado por su fabuloso acabado y su sorprendente belleza.
Mies es mucho más que un cómic o una novela gráfica. Aúna Historia, Arquitectura y Cómic. Los tres con mayúsculas porque los tres se fusionan en esta gran obra como lo que son en manos de Agustín Ferrer Casas: Arte.
Y por supuesto, la edición por parte de Grafito Editorial tenía que estar a la altura. La obra se presenta en formato europeo, con un tamaño mayor al que nos tienen acostumbrados y necesario para disfrutar de Mies como se merece. Acompañado de extras tan suculentos e interesantes como el epílogo escrito por la periodista e historiadora Anatxu Zabalbescoa o el prólogo de Lord Norman Foster. No falta detalle para que Mies sea, y es, una de las publicaciones nacionales más potentes, cuidadas y sobresalientes de este año.