Crítica: “WONDER WOMAN: Reflexiones”. Las personas primero.
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
“Me he hecho a mí misma. Si hay una Wonder Woman en este mundo…soy yo”
Se aleja de las posibilidades palomiteras del personaje para construir una serie de argumentos complejos, profundos y llenos de personalidad.
Especializado en la construcción y desarrollo de personajes femeninos, Greg Rucka no podía negarse al encanto de Wonder Woman. Que una de las más relevantes e influyentes de la historia del comic de superhéroes pase por el filtro del escritor norteamericano es una oportunidad única para ambas partes, autor y lector. Porque con independencia del drama y épica que se presupone en las historias de su protagonista (elementos siempre presentes sin importar la pericia de los artistas) el carisma en las personalidades, sus interacciones y los puntos de vista novedosos y sorprendentes en todos los aspectos planteados, prevalecen sobre esos presupuestos básicos. Rucka renuncia a las posibilidades palomiteras de Diana para presentar una historia muy profunda. Profunda en el debate abierto por la existencia de los metahumanos en la sociedad. Profunda en las consecuencias políticas y diplomáticas, bajo el marco del derecho internacional público, en que una semidiosa (sin perjuicio del resto de socios superheroicos) tenga libertad de movimientos en los estados de derecho, así como el estatuto geopolítico de Themyscira (sin obviar el juicio de la opinión pública en esta coyuntura). Profunda en el debate interno suscitado por la presencia de gente exitosa hecha así misma, sin el paraguas de las habilidades extraordinarias que forman parte del valor intrínseco de los citados metahumanos. Profunda en el contraste de personalidades, no ya solo entre la gente corriente y los supers, sino de los primeros entre sí, dejando de lado lealtades y amiguismos en sus inviolables discursos internos. Con todo, los once episodios en que se compone “Reflexiones” son un ejemplo perfecto de lo que significa introducir en un medio de entretenimiento conflictos reconocibles de nuestra vida diaria. Rucka eleva en calidad el valor de la serie Wonder Woman.
Reconozco que en su día no encontré las virtudes de esta etapa según leía las recomendaciones de crítica y público. La conclusión final era la de estar ante un comic correcto y nada más. Alejado muchísimo del entusiasmo de sus seguidores. Han pasado casi diez años y quizá me contagió el lenguaje actualizado, humor negro y flashes impactantes de mirada adulta que predominaba en el comic del género a partir del 99. Aquí se encuentra, pero no de forma lo suficientemente explícita en los cánones de ese período. O a lo mejor por la velocidad en que se leen las cosas culpa del ansia comiquera que provoca que pasen desapercibidas sutilezas argumentales y actorales. A saber. El caso es que sin duda he apreciado más allá de las tramas la verdadera esencia en este primer acercamiento de esta etapa: la credibilidad en carne y hueso de unas personalidades creadas en papel.
El guión es ágil, fluido y suficientemente explicativo en lo que se cuenta abiertamente y en lo que no. Gran documentalista del escenario político nacional e internacional (secreto y no tan secreto), el escritor maneja muy bien el modus operandi de los despachos y gabinetes corporativos tanto del sector privado como del público, llevándonos a momentos de política ficción muy logrados. Los misterios presentados se desarrollan con los tiempos justos y sin apresurar. Las amenazas y sus consecuencias están muy bien sintonizados y tienen todo el sentido del mundo. Analiza muy bien los grupos de acción, muy numerosos por cierto, sin restar importancia a unos respecto a otros. Ello sin perjuicio de los personajes principales: Diana y Veronica Cale, némesis de la protagonista con un discurso motivacional muy complejo y bien construido. Como pasará más de diez años después en la etapa de Brian Azzarelo, el aspecto coral vuelve a dominar el apartado personajes apareciendo Diana como mucho en la mitad de las páginas, repartiendo al resto en escenarios donde el suspense y las intrigas prevalecen sobre la acción pura y dura.
Drew Johnson no saldrá en la lista de los diez artistas más hot de la industria (ni de los veinte) pero en narrativa y composición su dibujo es conciso, legible y limpio. En algunos momentos su estilo anatómico me recuerda a Paul Smith y en otros a Terry Dodson. Hay más dibujantes, Shane David y Stephen Sadowski (con dejes muy Toni Harris), pero el peso prácticamente lo lleva Johnson. Eficacia en estado puro, se maneja muy bien en expresar las relaciones personales siendo esta uno de las claves de la historia. Lo principal es que visualmente la escasa alternancia gráfica no desentona, es coherente y en conjunto se atisban pocas diferencias. En los momentos más dramáticos y cataclísmicos los tres están a la altura de los guiones de Rucka y su acabado es vistoso, pero donde dejan su mejor registro es sin duda en las parcelas costumbristas y reconocibles del día a día. Les faltan vitaminas pero pasarían el corte en eliminatorias deportivas.
Rucka sigue sin defraudar y decepcionar. Vuelve (mejor dicho, volvió) a presentar una historia donde las tramas interesan y los personajes importan, ya sea para redondear lo anterior, ya sea para preocupar al lector.
Wonder Woman nº 195-205, DC Comics. Grandes Autores de Wonder Woman: Greg Rucka, Reflexiones, ECC Ediciones. Color. Cartoné. 250 pgs. Pvp: 29,50 €. Fecha de edición: Abril 2017.