Reportajes de cine

La distopía del mes (XLI): WALL·E

Ganadora del Premio Óscar a mejor película de animación en el año 2009, WALL·E. Batallón de limpieza (WALL·E, 2008) es uno de los productos cinematográficos de PIXAR, empresa dedicada al cine de animación que ha cosechado éxitos como Toy Story (1995), Buscando a Nemo (Finding Nemo, 2003) o Del revés (Inside Out, 2015), elevando el género a un nuevo nivel.

 

El director

Andrew Stanton es el encargado de escribir y dirigir WALL·E. Este director y guionista norteamericano tiene en su haber un premio Óscar, un Globo de Oro y un BAFTA gracias a esta película. También es el responsable de otros éxitos como Toy Story 2 (1999), Buscando a Nemo (Finding Nemo, 2003) o Bichos, una aventura en miniatura (A Bug’s Life, 1998). También ha dirigido una película en imagen real: John Carter (2012), que no ha sido muy bien recibida por público y crítica. Stanton está a punto de estrenar Buscando a Dory (Finding Dory, 2016) y tiene Toy Story 4 en fase de preproducción, con su estreno previsto para 2018.

 

Walle 1

 

La trama

 

WALL·E es un robot de limpieza, cuya tarea es recoger toda la basura que se acumula en el planeta Tierra. Vive solo en el mundo, ya que los humanos se han ido al espacio hasta que el planeta vuelva a ser habitable y el resto de vida (natural o artificial) parece haberse agotado. Un día recibe la visita de un robot llamado EVA, de quien se enamora perdidamente, lo que le llevará a embarcarse en una aventura mucho mayor de lo que nunca podría haber imaginado.

 

Walle 2

 

La distopía

Alrededor del año 2780, el ser humano ha destrozado la Tierra y ha tenido que abandonarla para vivir en el espacio. Toneladas de basura se acumulan en sus vacías calles, y la atmósfera se ha vuelto incompatible con la vida. Lo que en otra época había sido un campo repleto de vida, es ahora un desierto estéril.

¿Y dónde viven los humanos? En Axiom, una nave-ciudad que alberga a toda la población. Sin embargo, los seres humanos viven idiotizados por los medios de comunicación, las redes sociales virtuales, la publicidad… Dejando la toma de decisiones al piloto automático y viviendo cada día como el anterior, en una suerte de hipnosis colectiva. Todo ello como resultado de no haber sabido cuidar nuestro hogar.

 

Walle 3

 

La crítica

 

WALL·E comienza con un ambiente musical de lo más optimista con una visión de nuestro planeta desde el espacio. Sin embargo, a medida que la cámara se va acercando a la Tierra y el espectador puede ver más definidos los dramáticos detalles, el tema musical – en un principio alegre y divertido – se torna siniestro y melancólico. Se introduce al espectador en la solitaria vida de WALL·E, absolutamente entregada a su labor.

El diseño de personajes es clave en WALL·E. El entrañable robot protagonista tiene dos «padres estéticos» indiscutibles: por un lado, Número 5, de la clásica Cortocircuito (Short Circuit, 1986); y por otro, el robot amarillo de la fantástica Naves Misteriosas (Silent Running, 1972). Podemos sacar más parecidos razonables con personajes como E.T.o R2D2 de Star Wars. Todas esas referencias convierten a WALL·E en una amalgama de reminiscencias a personajes diferentes y entrañables, confiriéndole una personalidad fuerte y única.

EVA, la compañera de WALL·E, está claramente inspirada en el diseño de los productos Apple. Estilizada, poderosa, veloz, aerodinámica… y ante todo, elegante. La expresividad de este personaje es más evolutiva. Si bien WALL·E inspira simpatía en un primer encuentro (especialmente, gracias a sus ojos), EVA es más aséptica. Sin embargo, sus creadores han sabido dejar ciertos puntos clave a través de los cuales es posible manifestar una expresión humana, elemento que comparten todos los robots de WALL·E (no así los seres humanos, por cierto).

Todos los personajes tienen puntos en común con diversos elementos o personajes del cine de ciencia ficción. Sin embargo, el más notable es AUTO – el piloto automático de Axiom -, todo homenaje a HAL 9000, la malvada inteligencia artificial de 2001: Una odisea en el espacio (2001: A Space Odyssey, 1968).

La fotografía cumple un papel muy significativo en WALL·E. Existe un contraste muy notable entre el mundo real (donde vive WALL·E) y el Axiom. Las ciudades, abandonadas y polvorientas, tienen un tono anaranjado, dándole un aspecto estéril y hostil. El Axiom es blanco, limpio, cuidado y luminoso. Pero todo esto es al principio. A medida que el metraje va avanzando y la historia evoluciona, los valores fotográficos también varían, confiriendo un significado muy diferente a cada escenario.

Como curiosidad cabe destacar que WALL·E es la primera película de PIXAR que mezcla imagen animada con imagen real. Fred Willard, especialmente conocido por series como Modern Family (2009) o Raymond (Everybody Loves Raymond, 1996-2005) tiene el honor de ser el primer actor en aparecer en una película de PIXAR en carne y hueso.

En cuanto a la dirección, Stanton realiza un trabajo magnífico. Logra que sea imposible desviar la atención de la pantalla con un modo de dirigir muy dinámico, pero sustentado sólidamente sobre una base puramente clásica. De hecho, WALL·E recuerda en muchos momentos a algunas de las obras de Chaplin, como Tiempos modernos (Modern Times, 1936), especialmente en escenas de coordinación musical entre diversos elementos.

Y es que la música se convierte en más que un telón de fondo en WALL·E. Debemos tener en cuenta que esta obra prácticamente no contiene diálogos, de modo que los diversos temas musicales aportan toda la información que falta por vía tradicional. Thomas Newman, conocido por las bandas sonoras de películas como American Beauty (1999), Cadena Perpetua (The Shawshank Redemption, 1994), Skyfall (2012) o El puente de los espías (Bridge of Spies, 2015), es el encargado de dar vida a las escenas mediante piezas musicales de lo más acertado. La ironía, el romanticismo, el dramatismo… Newman es capaz de transmitir todo ello mediante su música, que, adaptada a las preciosas escenas visuales de WALL·E, consigue alcanzar una sensibilidad extraordinaria.

¿Y qué es WALL·E? ¿Una historia de ciencia ficción? ¿Una película de aventuras? ¿Un drama? Lo cierto es que podría interpretarse desde varios puntos de vista. Pero ante todo, es una historia de amor. Compleja, profunda, estimulante, poliédrica, inteligente,  y romántica, es capaz de despertar en el espectador emociones y sensaciones de un modo que hace de WALL·E una auténtica obra maestra.

 

 

 

La morsa verde

Amante de la ciencia ficción, el terror y la fantasía, tanto en versión cinematográfica como literaria.

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