CineCríticas de cine

Sitges 2024: Nuestras películas imprescindibles

El pasado domingo 13 de octubre se dio punto y final a la 57 edición del Festival Internacional de Cine Fantástico de Cataluña o, para los más allegados, el Festival de Sitges. Con una cantidad de eventos y unas parrillas de películas que daban vértigo, hemos podido disfrutar del festival por todo lo alto. Trayendo para vosotros, nuestros imprescindibles de esta última edición.

DESERT ROAD (Shannon Triplett, 2024)

Uno de los principales desafíos en la narrativa de bucles temporales es el riesgo de que la repetición se acabe convirtiendo en un lastre para la trama. Sin embargo, Desert Road esquiva este obstáculo al ofrecer una experiencia intrigante que fluctúa entre la tragicomedia y el suspense. La protagonista, interpretada por Kristine Froseth, vive un viaje introspectivo sobre la identidad y las expectativas, tanto externas como autoimpuestas. La película no solo mantiene el interés a través de giros narrativos inteligentes, sino que también presenta un desarrollo emocional profundo, donde cada repetición de eventos sirve para profundizar en la psicología del personaje. 

La dirección de Shannon Triplett logra crear una atmósfera en la que el espectador se convierte en un cómplice, recogiendo pistas y tratando de anticipar los siguientes movimientos. A medida que Froseth se adentra en su bucle, su pérdida gradual de cordura se convierte en un espejo de las presiones sociales y las autoexigencias que todos enfrentamos en nuestro día a día. La culminación de la película, marcada por un tono dramático y reflexivo, provoca una sonrisa agridulce que resuena mucho después de que los créditos hayan terminado. Sin duda, Desert Road es una obra que invita a la reflexión y que resulta altamente recomendable.

EXHUMA (Jang Jae-Hyun, 2024)

Desde que el mundo pusiera los ojos en el cine surcoreano gracias a la explosión mediática de la película Parásitos (Bong Joon-ho, 2019), occidente a puesto los ojos más que nunca en el cine coreano, el cual poco tiene que envidiar a las más lujosas y escandalosas superproducciones de Hollywood. 

Pese a la ingente cantidad de fans que cosecha el género conocido popularmente como Folk Horror, los grandes estudios han estado mirando hacia otro lado, atraídos por mercados más mainstream. Ya que a priori la barrera de entrada al Folk Horror asiático parezca demasiado alta como para poder pasar sobre ella, la película consigue ser lo suficientemente accesible tanto al neófito como tremendamente enriquecedor para el usuario más avanzado. Mezclando elementos de diferentes culturas asiáticas que van desde tradición China, paseando por las creencias populares coreanas y hasta llegar incluso a la mitología japonesa, Exhuma nos muestra, entre el rítmico sonido de los tambores y los cánticos que, tras esa barrera de lo mundano y lo tangible, se esconde (o no tanto) un fantástico mundo por descubrir.

La exhumación de un cadáver por parte de un equipo de expertos paranormales para eliminar la maldición que está haciendo estragos en una familia adinerada, no sólo provocan la ira de los malos espíritus, sino también desentierra un enmarañado pasado de traiciones, ambiciones y secretos que ocultaban. Bajo ese argumento comienza a entretejerse la trama de Exhuma, un intrincado puzzle que mezcla a la perfección el thriller más elaborado y las historias de terror sobrenatural más espeluznantes.

ESCAPE FROM THE 21TH CENTURY (Li Yang, 2024

El director chino de cortos de animación Li Yang da el salto a la gran pantalla con esta hiperestimulante fantasía lisérgica que es Escape from the 21th century, donde acompañamos a un grupo de inadaptados a través de sus idas y venidas mientras, gracias a que de manera fortuita sus cuerpos quedaron expuestos a unos compuestos químicos ahora cada vez que estornudan su mente viaja 20 años en el futuro. Encontrando no sólo que va a ser de ellos, sino como pueden detener a un super villano y, evitar así, el fin del mundo.

Bajo esta premisa tan original y con un estilo de narración superenérgico y multireferencial, donde casi a ratos parece una parodia hiperbólica de Scott Pilgrim contra el mundo (Edgar Wright, 2010), Li Yang a golpe de efectos visuales enérgicos y llenos de vida, esconde una narrativa con un mensaje terriblemente triste y pesimista, invitando a la reflexión sobre el paso del tiempo, el peso de las decisiones aparentemente banales de la vida y la identidad. Sin ningún tipo de duda, si lo vuestro es la ciencia ficción plagada de momentos cómicos y explosiones de color, esta es vuestra película.

THE SUBSTANCE (Coralie Fargeat, 2024)

Ver para creer. En ninguno de nuestros sueños nos hubiéramos creído que Demi Moore iba a protagonizar una de las mejores películas de ciencia ficción que nos han dado en los últimos tiempos. Marcando tándem con Margaret Qualley (Poor Things, 2023) y bajo la batuta de Coralie Fargeat (Revenge, 2017) llega La Sustancia, un compuesto que, una vez inyectado, produce una mejor versión de tí mismo. Así es como Elisabeth Sparkle (El personaje al que da vida Demi Moore) una actriz de Hollywood en horas bajas que acaba de ser despedida por ser “demasiado mayor” (quién llegara a los 61 años que tiene Demi Moore solo la mitad de bien) decide crearse un clon para sentirse realizada ante un sistema que antes la amaba y ahora le da la espalda. 

Las reglas establecidas son sencillas: una semana para cada una. Ahí es donde entra el juego psicológico entre las dos versiones por encontrar su hueco dentro de un mundo totalmente despiadado donde todo vale con tal de poder sentir el calor de los cinco minutos de fama.

Bebiendo de la escuela de “la nueva carne”, un movimiento abanderado por el cineasta David Croenenberg con toda una revolución en el cine, esta casi adaptación apócrifa de El Retrato de Dorian Grey proyecta una dura crítica y todo un golpe en la mesa a todo el sistema de Hollywood, a los movimientos de cuerpos imposibles como si se trataran de “cuerpos normativos” y a un sistema heteropatriarcal lujurioso e implacable. Con un tramo final digno de ovación para los más aficionados del género del Body Horror y que hará torcer el gesto en más de una ocasión a los aficionados ocasionales, The Substance se ha convertido, casi apenas una semana después de su estreno, en un clásico moderno.

FRÉWAKA (Aislinn Clarke, 2024)

Uno de los principales encantos de las películas de Folk Horror se basa principalmente en la integración de la naturaleza y la cultura local dentro de la historia de manera orgánica. Aislinn Clarke nos ha sorprendido a todos con una película como Fréwaka (en gaélico, raíz intrincada), donde confirma que su habilidad para entretejer atmósfera, música, denuncia social y terror no es fruto de azar. Es casi una profecía.

Prácticamente rodada toda en gaélico, añadiéndole todavía más capas de profundidad a la película, nos traslada a una aldea irlandesa, donde el personaje de Shoo (encarnado magistralmente por Clare Monnelly) debe de cuidar de una anciana con demencia mientras sobrelleva el duelo por su madre, la que acaba de quitarse la vida. Adentrándose poco a poco en una espiral de locura de la que no podrá escapar.

La película también destaca por su audaz manejo de los elementos sobrenaturales. Clarke no se apoya en sustos fáciles ni en los clichés del terror moderno, sino que opta por un enfoque más sutil y psicológico. Las manifestaciones de lo sobrenatural en Fréwaka son lentas y graduales, lo que aumenta la tensión hasta que llega a un clímax de terror puro. Jugando todo el rato con la mente del espectador, no sabiendo diferenciar entre realidad y sobrenatural. Precisamente lo que le otorga a la película esa profundidad tan particular.

Fréwaka es un triunfo para Aislinn Clarke y un claro ejemplo de su capacidad para redefinir el cine de terror desde una perspectiva profundamente arraigada en la cultura y la psicología. Es una película inteligente, aterradora y bellamente realizada que seguramente resonará con los espectadores mucho después de que las luces del cine se vuelvan a encender.

ESCAPE (Rodrigo Cortés, 2024)

No nos merecemos a Rodrigo Cortés. El director de Luces Rojas (2012) o Buried (2010) vuelve a mostrarnos que el genio salmantino es uno de los directores españoles más infravalorados que tenemos en este país. La facilidad con la que juega con la tragicomedia es digno de estudio y ensayo. 

La capacidad de Cortés de extraer escenas hilarantes de los momentos más oscuros, tétricos y tristes de los personajes o de hacer momentos terriblemente tristes de pura comedia está solo al alcance de unos pocos. Producido por Martin Scorsese y adaptando la novela homónima de Enrique Rubio, con planos cargados de un humor en apariencia simple pero terriblemente inteligente, consigue transportarnos a la mente de N., un hombre autísta el cual su único propósito en la vida es no tener que tomar decisiones, por lo que considera que la mejor opción es estar en la cárcel. 

Pese a la aparente simpleza de los actos se esconde una trabajada puesta en escena donde cada personaje parece tener vida propia. Pese a que toda la carga dramática recae sobre los hombros de Mario Casas, sabe llevarlo con soltura ya que, ahora mismo, estaríamos hablando de uno de los actores más polifacéticos y con talento del panorama español. Sin duda, un imprescindible cuando aparezca en las salas de cine el 31 de octubre.

BODEGÓN CON FANTASMAS (Enrique Buleo, 2024)

Seguimos con un poco de cine patrio. Cuando se trata de humor, por desgracia, parece que estamos más acostumbrados al humor simple y casi de mal gusto al que nos tienen acostumbrados en las grandes salas de cine de nuestro país. Sin embargo, dando un volantazo brusco, Enrique Buleo debuta en el festival de Sitges con Bodegón con fantasmas, una comedia simple pero muy inteligente llena de momentos brillantes ambientada en la España vaciada.

Contada de manera episódica y ambientada en un pueblo en las cercanías de Cuenca, Bodegón con fantasmas sabe hacer mejor que nadie una de las grandes cualidades que tenemos en este país: ser capaces de reírnos de nosotros mismos. Plagado de unos personajes toscos pero tremendamente divertidos por su simpleza y naturalidad, ya que apenas tiene actores profesionales, sabe reflejar a la perfección una mezcla de modernidad disfrazada de tradición, ya que ese plano de un tablero de ouija bordado sobre una mesa es ya un objeto de deseo para todos aquellos que hemos tenido el placer de ver la película. 

Pero el film no bebe de la más absoluta simpleza, sino que sus planos están brillantemente rodados, casi con un regusto a Wes Anderson. Sus diálogos de humor ácido están inteligentemente bien escritos, cargados de denuncia social de una España, en principio, reprimida y encorsetada del interior: el colectivo LGTBIQ+, el abandono y la soledad que sufren las personas de la tercera edad, el qué dirán constantemente rondando cada acto o de estafas basadas en la reconfortante idea del más allá son varios de los temas que trata Buleo en una película divertidísima que no debéis perderos.

EL BAÑO DEL DIABLO (THE DEVIL’S BATH) (Severin Fiala, Veronika Franz, 2024)

Ganadora de esta 57 edición del festival de Sitges. Y no es para menos, ya que si hubiera que describirla con solo una palabra sería: sobrecogedora. Sus primeros cinco minutos de metraje ya muestra todas las cartas sobre la mesa. El viaje no va a ser agradable. Nunca fue su intención maquillar el mensaje de la película del dúo de directores austríacos Severin Fiala y Veronika Franz.

Con una fotografía que casi podría considerarse obra de arte en movimiento, donde la oscuridad, esterilidad de colores y tosquedad del bosque es casi tangible, siendo un personaje más dentro de la trama.

Agnes (interpretada de manera brillante por la actriz austríaca Anja Plaschg) es una joven que se ve arrastrada a la vida adulta. De pronto se topará con un marido al que alimentar, un hogar que mantener y una suegra de valores y tradiciones arcaicas que soportar. Todo eso la sumen en una profunda depresión que, no aliviada por su familia y tratada como una paria por su entorno, la inducen todavía más en un fango del que no puede escapar. 

The Devil’s bath nos habla cara a cara y sin medias tintas de la depresión, del no encajar en una sociedad en el que todo el mundo parece tener un rol impuesto y no luchan para evitarlo y a los extremos que todo un entorno tóxico pueden llevar a las persona que no encajan en esos patrones. Un regalo áspero y difícil de digerir que te dará que pensar.

Rubén Pozo Verdugo

Escritor todoterreno y crítico de cine. Eterno friki. Amante del cine, los cómics y el humor absurdo. Gané la liga pokémon con un Magikarp. @Rupover

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