Reseña: «Los tipos duros no bailan», de Norman Mailer
Resumen de la Crítica
Valoración
Cuando uno termina de leer una novela como ésta empieza a hacerse varias preguntas, como por ejemplo:
¿Por qué he perdido tanto tiempo en leer bestsellers de mierda masivamente publicitados y recomendados en mil webs?
¿Cómo es que este autor se me ha pasado desapercibido?
¿Cuántos años necesitaría para escribir algo como esto?
Pero vayamos por partes:
Estamos en Provincetown, típico pueblo turístico americano donde van familias de todas las clases sociales para pasar unas relajadas vacaciones de verano en la costa, pero que durante el resto del año está prácticamente solitario y rezuma decadencia y olor a madera podrida y whisky barato, porque en este lugar lo mejor que puedes hacer si vives allí de manera indefinida es emborracharte para pasar de la mejor manera posible el día y la noche.
Esto es lo que hace mayormente el protagonista de esta novela, Tim Madden, escritor fracasado que busca inútilmente su momento de inspiración, exdelincuente por tráfico de drogas, alcohólico, casado con una rubia drogadicta millonaria que a pesar de su edad aún medio pueblo se la quiere follar y que le gusta humillarlo, sin contar con que hace ya varias semanas que no la ve….es decir, un perdedor de primera.
Madden pasa su vida del bar a la casa pagada por su mujer, de casa a un escondite secreto donde bajo un arbol guarda marihuana de primerísima calidad para consumo propio, y del escondite secreto a su casa otra vez para intentar escribir su gran libro, así lleva 20 años, viviendo en la indolencia, hasta que llega el día.
Se levanta a mediodía con una resaca del copón, monumental, como hacía años que no tenía.
Se mira en el espejo y pega un grito: esta todo lleno de sangre, pero se da cuenta que no es sangre suya. Siente un dolor fuerte en el brazo y observa que tiene el nombre de una mujer que no conoce tatuado en él.
No recuerda absolutamente nada de lo que pasó anoche.
Baja a la calle para montarse en su Porsche y ve que el interior está igualmente manchado de sangre, como si hubiesen destripado a un cerdo allí. Tras evitar a un policía llega al escondite secreto para fumarse el buen porro que necesita, y cuando mete la mano para sacar la bolsa donde tiene la hierba siente que en vez de maría está el pelo rubio de la cabeza cortada de una irreconocible mujer.
Madden está tan acojonado como enmarronado, pero lo peor es que, anoche, noche tormentosa propicia para sucesos extraños y sobrenaturales, lo único que recuerda es ir al bar a tomarse su whisky de siempre, el resto pura amnesia. Madden, que está seguro que no es un asesino, tendrá que descubrir a contrarreloj antes de que lo pille la policía varias cosas: qué sucedió anoche; quién es la chica cuyo nombre tiene tatuado; a quién pertenece la cabeza de esa mujer; quién es el hijo de puta que se la quiere jugar de esa manera; y sobre todo, dónde está su esposa que hace meses que no ve.
A estas alturas queda mal presentar a Norman Mailer (1923-2007), aunque sí hay que decir que tiene el inmenso talento, propio de los grandes novelistas del siglo XX, que una vez que te lees una de sus obras, quieres leerte el resto.
Su primera obra la escribió con 23 años, “Los desnudos y los muertos”, inspirada en su experiencia en la guerra de Corea y considerada una de las mejores novelas de postguerra; luego vendría “El parque de los ciervos”, donde disecciona y muestra las vergüenzas del Hollywood de los cincuenta, así como “La canción del verdugo” (la réplica del “A sangre fría” de Capote), o “El fantasma de Harlot”, monumental obra sobre la historia de la CIA en forma de trama novelada.
“Los tipos duros no bailan” la escribe en 1984, podría encuadrarse en un principio en el género de novela negra, pero tras leer varios capítulos y captar la elaborada prosa de un comienzo, quizás, algo lento, uno se mete de lleno en ese ambiente gris y decadente lleno de personajes tan peculiares como miserables. Y es que Mailer bajo la superficie de una trama de intriga crea una novela de personajes, seres canallas, esperpénticos y miserables a más no poder, obsesionados con el sexo (otro de los elementos comunes en sus novelas).
Algunos diálogos y frases son totalmente geniales (“¿quién de los dos me la va a chupar primero?”), y que a la vez son recordables y algunos hasta memorables, como el padre de Madden, arquetipo de la moral limpia, rectitud, estoicismo y dureza.
En definitiva, todo se hilvanan para crear una novela redonda que va de menos a más y que culmina con un final memorable donde todo, aunque parezca que no, se acaba explicando.
ESTAMOS ANTE UNA NOVELA DE SERIE B, NOVELA DE PERSONAJES, TAN DIVERTIDA COMO CANALLA, ESCRITA POR UNO DE LOS GRANDES NOVELISTAS NORTEAMERICANOS DEL SIGLO XX.
Te gustará si:
-Buscas buena literatura sin renunciar a tu afición a los subgéneros populares.
-Has disfrutado leyendo tanto a Bukowski como a Raymond Chandler.
-Sabes disfrutar de todos los ambientes, tanto altos como los más bajunos.
-Sientes especial predilección por los personajes perdedores, tienen un encanto especial.
-Eres de los que cuando la caga, la caga hasta el fondo.
No te gustará si:
-Eres un firme militante del Opus
-Nunca te has drogado, ni siquiera un cubata en tu vida.
-De Harry Potter has pasado directamente a Sombras de Grey.
-Odias el cine de John Waters.
Como postdata indicar que hay una película, (que no he visto por no enturbiar mi recuerdo del libro), bastante vilipendiada que dirigió el propio Mailer en 1987 como adaptación al libro objeto de reseña. Protagonizada por Tatum O´Neal e Isabella Rossellini y con música de Angelo Badalamenti. Uno realmente se pregunta si cierto director aficionado a ver orejas cortadas en el césped por esas fechas tuvo algo que ver en esto.
“Los tipos duros no bailan” de Norman Mailer lo encontraréis en cualquier librería mínimamente surtida, en la colección Compactos de Anagrama, por el precio de 10€.