Ray Bradbury, nacido el 22 de agosto de 1920, falleció el martes 5 junio. En una de sus más célebres novelas, Fahrenheit 451, Bradbury decía que todo hombre debe dejar algo en el mundo: un hijo, un libro, un cuadro… Algo que poseyera una impronta personal, un sitio al que el alma pudiera regresar después de la muerte.
Sin duda, Ray Bradbury nos ha dejado libros inolvidades. Sus Crónicas marcianas (1950), libro de relatos sobre la conquista del planeta rojo, le valió los elogios de Borges y marcó un hito en la literatura de ciencia-ficción (o fantástica, según él prefería llamarla). Escribió novelas, relatos, poesía y guiones de cine.
Murió en Los Ángeles, California, a la edad de 91 años. Para recordarlo tenemos un cráter en su honor en la luna y las cenizas que pidió que esparcieran por Marte pero sobre todo y ante todo tendremos siempre sus libros.
