Crítica: «L’arrivo di Wang»
Resumen de la Crítica
Valoración
L’arrivo di Wang es una arriesgada producción italiana de bajo presupuesto. Con unos 80 minutos de duración, este film de los hermanos Manetti se encuentra dentro del género de la ciencia ficción desarrollándose en no mucho más de cuatro paredes. Su estreno tuvo lugar en el Festival de Venecia obteniendo la simpatía del público, y al parecer el interés de Hollywood.
En la ciudad de Roma, Gaia, una traductora de chino mandarín, está inmersa en la traducción de una película cuando le ofrecen 2000 euros por un trabajo urgente de intérprete de sólo un par de horas. Hombres que dicen trabajar para el Estado italiano, llevan a Gaia con los ojos vendados a una celda oscura de hormigón en donde se encuentra el señor Wang. ¿Quién es el señor Wang?¿Por qué no le está permitido a Gaia verlo? Y lo que parece más importante, ¿por qué motivos está Wang en Roma? Todas estas preguntas obtienen la respuesta durante el metraje.
Con unos efectos especiales pobres y una idea original, la dirección de Marco y Antonio Manetti consigue sacarle partido a escenas que se desarrollan en escasos escenarios, haciendo buenos usos de planos subjetivos, desenfoque y primeros planos. Las afortunadas actuaciones de Francesca Cuttica y Ennio Fantastichini, como la intérprete y el entrevistador, consiguen, a pesar del pronto enfrentamiento entre los personajes, la empatía (en algunos casos simultánea) del espectador.
Pero no todo es bueno en L’arrivo di Wang. Su final es previsible en los (aproximadamente) dieciocho últimos minutos. Aun así el problema que, a mi parecer, plantea este largometraje, va más allá del guión. La repetición del nombre de una organización junto al énfasis de algunos principios, convierten a L’arrivo di Wang en un film más que sospechoso de un fuerte contenido ideológico.
De ahora en adelante procederé a analizar L’arrivo di Wang en su contenido íntegro. Así que me veo en la obligación de advertir a aquellos que deseén ser sorprendidos durante el desarrollo de la película que dejen aquí la lectura:Como antes he intentado hacer ver, la calidad técnica del largometraje que nos ocupa en esta crítica es impecable. Tanto los hermanos Manetti, como Cuttica y Fantastichini hacen un excelente trabajo en L’arrivo di Wang, sólo ensombrecido un poco por los precarios efectos especiales debido a su bajo presupuesto. De esta manera, el lector podría preguntarse, ¿qué es entonces lo que escama al crítico en este largometraje? Para contestar a esta pregunta debo volver al desarrollo de la historia.
Ya en el tráiler se nos desvela que el misterioso señor Wang es un alienígena que se encuentra retenido por el Estado italiano. Gaia, nuestra intérprete de nombre poco sutil, es una mujer de fuertes convicciones morales. Escandalizada por una entrevista que cada vez se vuelve más opresiva e insultante para el señor Wang, no duda en amenazar al personaje que encarna Fantastichini con dar parte a Amnistía Internacional sobre tales abusos. Wang es insultado e incluso torturado físicamente, lo que consigue que el espectador se remueva en su butaca por tal brutalidad sufriendo con Wang y Gaia, que pronto empatiza con el extranjero. Después del sufrimiento de Wang, Gaia consigue sacarlo fuera de la celda. ¿Pero qué encontramos en el final de toda esta angustia? Gaia resulta haber sido engañada por Wang, que no viene con inteciones pacíficas a la Tierra, como pretendía hacer creer.
El cinéfilo avispado sabrá que toda creación artística conlleva una carga ideológica subversiva o complaciente, intencionada o inocente. No es mi intención llamar xenófobos a los hermanos Manetti, pero el (no tan) inesperado final de su film, puede ser en manos de Hollywood un perfecto justificante de prácticas infames como las ocurridas en Guantánamo, denunciadas por Amnistía Internacional.Fuera del contexto actual, el mensaje de L’arrivo di Wang es un viejo problema que parece no tener solución. Siempre habrá gente que de forma sincera lucha por la justicia, y que desgraciadamente es a menudo utilizada sin ningún tipo de escrúpulos por personas con oscuros intereses. Esto es válido tanto para bienintencionados activistas como para los soldados que arriesgan su vida por unos principios que supuestamente representa su país.