Festival Buenos Aires Rojo Sangre 2012: Crónica Diaria N° 5
Justamente, dos de los títulos más relevantes de la quinta jornada del Festival, ambos de la Competencia Internacional, tuvieron al Apocalipsis como temática principal, aunque las propuestas resultaron muy disímiles entre sí en cuanto a la puesta en escena y en calidad.
El primer turno fue para Undertaker (Japón, 2012), la única producción de ese país asiático presentada a lo largo del Festival. Se trata muy probablemente de la película más oscura de la sección competitiva. Se destaca por la simpleza de la historia unida a una atrapante y original puesta en escena. De escasos 65 minutos de duración, cuenta la historia un niño que pierde a su familia tras un apocalipsis zombie en Japón, para convertirse años más tarde en ‘el enterrador’, una especie de héroe marginal cuya tarea es liquidar por encargo a los cadáveres caminantes reclamados por sus familias para que éstas puedan darles sepultura. Estamos en presencia de una cinta extremadamente lúgubre, muy influenciada por westerns post-apocalípticos clásicos como Mad Max (1979) y los climas perturbadores del horror japonés tradicional. No hay regodeo en el gore y, de hecho, el relato versa con sinceridad y sin pretensiones sobre temas importantes para la cultura japonesa como es el de los rituales y las ceremonias –el nacimiento, la vida, el primer amor, la muerte, la pérdida de un ser querido y su entierro. Sin embargo, los zombies no escasean y son realmente escalofriantes, más parecidos a los tradicionales fantasmas japoneses que a los muertos vivientes hollywoodenses. En resumen, pequeña a la vez que efectiva, Undertaker resulta un muy buen entretenimiento.
Siguiendo con la temática apocalíptica, más tarde se presentó Dead Shadows (Francia, 2012), un producto que remite directamente a las producciones ‘clase B’ de la década de los ’80. Como en Undertaker, el argumento de Dead Shadows también es muy simple: un misterioso cometa pasa cerca de la tierra y desprende una especie de polvo estelar que infecta a toda la población, convirtiéndola en horribles criaturas llenas de viscosos tentáculos. A pesar de determinadas escenas divertidas, llenas de referencias a H.P. Lovecraft, John Carpenter, George A. Romero y con un ritmo similar al de los filmes de Robert Rodríguez, la película es confusa y algo desconcertante. Se abren varias líneas argumentales pero sólo se resuelven unas pocas. Además, el problema mayor está en que, hacia el tercer acto, cuando las escenas de acción más intensas comienzan a darle forma al relato, la película se termina, dejando al espectador perdido y con un sabor amargo. Se destaca la paleta de colores eléctricos en la fotografía y, sobre todo, el trabajo con el sonido, a cargo de Alan Howarth, quien fuera colaborador musical de John Carpenter.
Por último, la Competencia Iberoamericana tuvo como destacado a Nervo Craniano Zero (Brasil, 2012), que cuenta la historia de una escritora que, ante el miedo de fracasar con su próxima novela, se somete a una operación cerebral que le permite ampliar ilimitadamente su capacidad creativa. Es difícil describir la propuesta de esta cinta brasilera; si hay que resumirla en unas pocas palabras, se podría decir que sería el producto de una coproducción entre Sam Raimi y Pedro Almodóvar. Abundan la comedia y el gore que se entremezclan con excéntricos personajes que parecen salidos de una telenovela brasilera y que remiten a esas alocadas caricaturas que David Lynch supo retratar en sus filmes más descontrolados, como Wild at Heart (1990). Para quienes busquen una propuesta alejada de lo tradicional, puede resultar una grata sorpresa.
Así se fue la quinta jornada del BARS 2012, otro día con una buena variedad de títulos. Lo más decepcionante fueron las inclemencias del tiempo, que privaron a muchos fanáticos de concurrir a las proyecciones. Por lo demás, el Festival hasta ahora no ha decepcionado.