Entrevista a Alejandro Guardiola, autor de Calles de Chatarra
Hace unos meses y de manos de la Editorial Palabras de Agua, salió a la venta a través del método de Crowdfunding, Calles de Chatarra de Alejandro Guardiola. Debido a la reciente publicación de su reseña, nos hemos puesto en contacto con él para solicitarle una entrevista que, gustosamente, ha accedido a concedernos. Así que sin más, aquí os dejo con ella.
Hello Friki: ¿Cuál es el primer recuerdo relacionado con la lectura que te viene ahora mismo a la mente?
Alejandro Guardiola: Pues siempre he leído mucho desde pequeño, pero creo que con trece o catorce años, un amigo me prestó El Hobbit y esas Navidades o las anteriores me regalaron La Historia Interminable de Michael Ende.
– ¿En casa la lectura era algo cotidiano, o ese hábito llegó a ti de manera voluntaria?
– Mi abuelo y mi madre leían, pero nunca me lo impusieron. Siempre me regalaban libros en cumpleaños, Navidades y demás y supongo que cuando podía, leía con tal de no hacer los deberes. Luego me hice socio del bibliobús de la escuela que venía cada dos viernes y ahí descubrí a Verne, a Salgari, los librojuegos… Luego más de adolescente, leí menos. Las chicas y salir con los amigos, ya se sabe… Pero el último año de instituto, en el que yo repetía curso, descubrí la biblioteca municipal y volví a leer tanto o más que antes.
– ¿Qué libro recuerdas con más cariño de aquella época en el que la lectura comenzaba a inundar tu cabeza con mundos lejanos e imaginarios?
– Los primeros libros que leí de Verne, Cinco semanas en globo y Viaje al centro de la Tierra. También Los tigres de Mompracem de Salgari. Los recuerdo especialmente porque los leí en verano, sin colegio, ni deberes. (Una carcajada se escapa de su boca al comentar esto último)
– ¿Cuándo surgió la vena autora? ¿Más o menos sobre aquella época?
– ¡No, que va! Mucho más tarde. Con diecisiete o dieciocho años después de empaparme de todo lo que se había publicado en español de H.P. Lovecraft y los escritores que lo siguieron, me dio por comenzar una historia lovecraftiana llamada La grieta en la puerta, que tenía una longitud de doce folios escritos a mano. Pero nunca la terminé. Años después con más distancia y más experiencia me di cuenta que era casi una copia del argumento de La sombra sobre Insmouth del propio Lovecraft… Cosas de la juventud.
– Por tanto, veo que comenzaste a abrirte paso escribiendo terror…
– Sí, comencé escribiendo terror. Siempre he sido lector de dicho género. Debí acabar con todos los libros de Stephen King de la biblioteca, o casi, además de los clásicos, por supuesto.
– En mi anterior entrevista con Víctor Blázquez, autor de El cuarto Jinete, él también marcaba como referente al maestro King ¿Qué novela de su autoría es la que más te ha impresionado?
– Sin duda, El Resplandor tiene escenas sobrecogedoras, aunque tampoco me gustaría olvidarme de la forma en la que teje las tramas en It, o de otras como Cementerio de Animales, Carrie o los relatos de El Umbral de la Noche.
– Sigamos con el terror. Tu novela Sombras de una vieja raza, finalista del Premio Minotauro en el año 2006, fue un punto de inflexión en tu carrera como autor ¿Verdad?
– Claro que fue un punto de inflexión, significó darme cuenta que lo que hacía valía la pena y que podía seguir con ello. Sombras de una Vieja Raza, que es una historia de vampiros, también tiene una ambientación histórica y algo de fantasía. En mi segunda novela (que permanece inédita) mezclo fantasía, mitos artúricos y la Segunda Guerra Mundial.
– ¿Escribiste la novela pensando en presentarla para el Premio Minotauro? Y más tarde ¿Se te pasó por la cabeza hacerlo con Calles de chatarra?
– No, qué va. Llevaba mucho tiempo con ella, sin terminarla y me marqué el plazo de recepción del concurso para conseguirlo, sin ninguna pretensión más que la fecha límite como acicate para terminar la novela. Y conseguí ser finalista. Calles de chatarra también participó, de nuevo sin pensar en el concurso, porque no tenía ningún plan, ni idea de qué hacer con ella cuando la terminé y me cuadraba por fechas, así que la envié un poco por probar suerte y también porque en tres meses sabría el resultado, que es mucho menos tiempo del que suelen tardar las editoriales en responder. En esta ocasión sin suerte.
– Sigamos con Sombras de una vieja raza antes de lanzarnos por tu último trabajo. ¿Cómo surgió la idea de su creación?
– Sombras va surgiendo de una serie de párrafos cortos que voy escribiendo sobre un personaje vampiro, Meliot, en un presente atemporal en cualquier ciudad de Europa Occidental. Fue tomando forma hasta que esos párrafos fueron completando unos capítulos, con una historia, una trama más o menos definida y una lucha con sus semejantes. Al mismo tiempo fui introduciendo su origen como el de un muchacho en cualquier región centroeuropea en el siglo XIV. Y así, entre una trama y otra, vamos viendo la transformación de un chico sencillo en el monstruo que es en la actualidad, con familias vampíricas, luchas, sangre, sexo…
– Veo que la mezcla de géneros te gusta, porque en tu última novela, Calles de chatarra, también mezclas dos fórmulas muy diferentes entre sí como son, el género negro con la fantasía urbana…
– Sí, aunque al principio Calles de chatarra iba a ser una historia más en la onda de la fantasía oscura (Jim Butcher, Neil Gaiman), según iba avanzando tenía más de género policiaco que de fantasía. De hecho, en la novela no hay nada de magia, ni sucesos sobrenaturales. Lo que sí tiene del género fantástico son las razas que pueblan el lugar donde transcurre la novela, porque hay trolls, trasgos, duendes, hadas, lamias… Esas criaturas humanoides, “inhumanos” en la novela, son los únicos elementos directamente relacionados con la fantasía que tiene el libro. El resto, policías corruptos, tráfico de drogas, prostitución, crimen organizado, asesinos en serie… tienen más que ver con las características de una historia de género negro.
– ¿Tuviste que documentarte mucho para poder escribir la novela?
– Bastante menos que en mis otros libros, pero sí, en especial sobre el tema de las armas.
– Bueno, ahora sí, volquémonos de lleno con Calles de chatarra. En ella cuentas la historia, al menos en un principio, de una detective que en su infancia asistió al asesinato de su hermana pequeña de manos de un desconocido… Así es como abres la novela, pero ¿Tuviste dificultades para escribir la escena de dicho asesinato? Porque yo que la he leído, reconozco que es un poco cruda…
– No, en absoluto. Quería una escena impactante para el principio y que también pudiera funcionar como relato independiente, por si no conseguía desarrollar el resto de la historia.
– Cosa que sin embargo, sí consigues. ¿Cómo es la aparición de Mark en la historia? ¿Es premeditado, o apareció de repente?
– Necesitaba un personaje, que al principio iba a ser secundario, para que la protagonista no llevara todo el peso de la trama del presente, y su historia fue creciendo y creciendo, hasta convertirse casi en co-protagonista. Esto me suele pasar muy a menudo…
– Una cosa que me llamó poderosamente la atención, fue la narración. En vez de seguir una línea fija, separada por las dos tramas principales de Irina y Mark, lo que haces es entremezclar el tiempo pasado y el tiempo presente con otras dos tramas de ambos personajes. ¿Por qué?
– Sí, eso de contar cosas del pasado de los personajes, en especial de Irina, ya lo hacía en mis dos novelas anteriores. Creo que le da al lector una visión de cómo era antes el personaje y así poder contrastar el cómo es en la actualidad, ver de dónde viene, cuáles son sus motivaciones, su trasfondo, su vida y si son las mismas o no, y de esta manera, observar de qué forma ese personaje ha evolucionado, cómo es su desarrollo, qué cosas de su pasado lo han influenciado en la forma de ser que vemos en el presente… Cosas así.
– El lanzamiento al mercado de Calles de chatarra no se hizo a la manera tradicional, sino que utilizasteis un novedoso sistema llamado Crowdfunding. ¿En qué consiste exactamente? Y lo más importante, ¿Funcionó?
– Bueno pues la historia es que Juande (Garduño) Raúl ( Lepe) y David (Prieto Ruiz) deciden montar una editorial, Palabras de Agua y apuestan por mi historia para ser la que inaugure la primera publicación. Pero en lugar de lanzar la editorial a la forma tradicional, lanzaron un crowdfunding, una captación de fondos (Para cualquiera que esté interesado, en la página de Verkami) para conseguir 4.000 euros para la publicación de Calles de chatarra. Se hizo bastante publicidad de la editorial, tanto del libro como del proyecto, de lo que querían ellos como editorial y yo como autor y lo movimos por las redes sociales. Funcionó, y muy bien. Ellos se encargaron de todo, y yo solo actualizaba, casi cada día, la página de Facebook del libro. Y conseguimos el dinero, y después de todo, tras las correcciones de última hora y las pruebas de maquetación, a imprenta.
– Sigamos con la novela en sí. Para contar la historia que cuentas, no habría hecho falta tirar de esa ambientación tan oscura, ya que ésta, por su trama, encajaría perfectamente en cientos de escenarios diferentes. Sin embargo, es uno de los grandes aciertos de la historia. Por qué te decidiste por ese halo tan "Noir" para mostrar Semura y sus habitantes?
– Quería que se notara que, aunque hay unas leyes y una estructura como sociedad, esta es frágil y se encuentra en plena reconstrucción casi cincuenta años después de la guerra. El equilibrio en la convivencia de humanos e inhumanos no es perfecto y cualquier revuelta o protesta puede romperlo muy fácilmente. Y todo ese trapicheo, esos negocios al margen de la ley tienen que darse en callejones oscuros, lejos de la atención de los humanos. Quería mostrar cómo era vivir al límite, para tener que hacer según qué cosas moralmente discutibles, pero necesarias en este entorno con el objetivo de conseguir salir adelante.
– ¿Y la idea de los "Torques"? Pon en situación a los lectores para que entiendan mejor todo lo relacionado con ellos.
– Bueno, en la realidad son los aros y collares de metal que llevaban los caudillos celtas, entre otros pueblos. En Calles de chatarra son una especie de imposición al pueblo troll, un control. Una especie de anillado, para limitar la fuerza legendaria de dicha raza y que no puedan rebelarse contra los humanos, pues vienen de una larga guerra con estos últimos que ha destruido el mundo tal como lo conocemos y que, para bien o para mal, resultaron vencidos, con el consecuente sometimiento de los trolls. Estos, viven en una especie de libertad vigilada y sufren una discriminación abierta, pagan más impuestos, no tienen derecho a una sanidad que no sea de pago, tienen prohibido bajo pena de muerte la reproducción entre diferentes especies… Y más cosas que podéis leer en la novela.
– Trasgos, hadas, lamias, elfos (que han resultado extinguidos), trolls, ¿Me he dejado alguno? Es más… ¿Te dejaste alguno que te habría gustado incluir en la historia?
– ¡Sí! Me dejé enanos, que en un boceto primigenio de la historia estaban, pero no me funcionaban y los quité.
– He notado al leer la novela que ésta guarda muchas similitudes con las series de televisión en cuanto a la estructura de las mismas… ¿Es posible?
– Sí, tiene mucha influencia de las series de televisión. Tanto en la estructura de cada capítulo, que está escrito como si fuera un episodio con la estructura clásica de cuatro actos y tres tramas, como por las referencias, situaciones o personajes en los que me he basado para muchas escenas. Los lectores pueden encontrar referencias a series como A dos metros bajo tierra, Breaking Bad, Los Soprano, The Wire y otras menos evidentes.
– Alejandro, después de escribir una novela de fantasía urbana como Calles de Chatarra, ¿Cómo ves el panorama de ese género en España?
– Como no soy escritor ni lector de un solo género, te contesto de forma general. Creo que de un tiempo a esta parte había una creatividad y una originalidad que a lo mejor no venía refrendada en cuanto a ventas. La desaparición de editoriales como AJEC o NGC parecía que abría una brecha que en un principio no resultaba fácil de volver a llenar. Pero con el fenómeno zombi todavía pujante en publicaciones y en ventas, han aparecido editoriales pequeñas que lo están haciendo muy bien como Sportula, Kelonia, Tyrannosaurus, Dlorean, la propia Palabras de Agua y otras; así como que un par de gigantes editoriales como RBA y Random House abran sus propias colecciones especializadas en género fantástico, significa que algo se está moviendo. El tiempo nos dirá si todo esto ha sido un resurgir del fantástico en España (y de los autores de género en español) o se queda en nada.
– ¿Nos puedes comentar algo sobre tu próximo proyecto?
– Por supuesto, tengo varias cosas. Una a cuatro manos, que está terminada y circulando por un par de editoriales que es una historia de aventuras muy pulp, ambientada en los años 20. Y en lo que estoy trabajando ahora es en una novela bélica y de espías, con aires de steampunk y basada en el mismo universo que Calles de chatarra, pero casi unos doscientos años antes. Y en un momento igual me planteo reeditar alguno de mis trabajos anteriores, pero sin ningún plazo marcado para eso.
– Para cerrar la entrevista, y siguiendo la misma línea de la anterior, voy a hacerte la misma pregunta que le hice a Víctor Blázquez. ¿Qué le dirías a un autor novel que ha comenzado a escribir?
– Que lea mucho… Es más, que lea mucho y que lea mucho.
Hasta aquí la entrevista con Alex, al que doy las gracias por haber respondido de una manera tan sincera a esta batería de preguntas tan larga, y haber puesto a nuestra disposición una cantidad de tiempo tan importante. Sin duda, Calles de chatarra dará mucho que hablar en el futuro y, quién sabe si nos descubrirá a un nuevo bastión del género fantástico fusionado con el negro de manos de su autor, Alejandro Guardiola. Un saludo a todos, y espero vernos pronto una vez más con otra novela y otra entrevista con otro autor español.