Críticas de series

Entendiendo la C mayúscula: The Big C (T1 y T2).

Resumen de la Crítica

Valoración

Valoración de los Usuarios Be the first one !
Ahora que estamos próximos al estreno de la tercera temporada de The Big C, es el momento ideal para hacer un repaso de lo que las dos primeras nos han ofrecido: la respuesta a cómo de grande es la "C".

Una serie que ha obtenido el favor tanto de la crítica como del público (condición indispensable para la renovación repetida) y que fue ideada, en principio, como la cara optimista del poliedro de emociones que resulta de una experiencia tan traumática como el cáncer. La pregunta: ¿lo ha conseguido a lo largo de estas dos temporadas?  

La serie comienza cuando a Cathy Jamison, la protagonista interpretada por una fantástica Laura Linney, le diagnostican un cáncer en una fase muy avanzada. Ante la terrible e inesperada noticia, Cathy (the small c) toma la decisión de hacer en los meses que le puedan quedar una serie de cambios sobre su vida hasta el momento, empezando por la construcción de una piscina en el jardín de su casa. 

En su nueva vida le acompañan Paul (su marido, con el que está pasando un mal momento), Adam (su hijo, problemático y con el que tiene una relación bastante tensa) y Sean (su hermano, ecologista radical). El sarcasmo y la ironía acompañan a las personas que Cathy deja entrar en su vida y que, de no ser por la enfermedad, probablemente no hubiesen entrado nunca; como su vecina Marlene, su alumna Andrea (a la que da vida Gabourey Sidibe) o su médico el Dr. Mauer.  

¿Qué ofrece esta serie que no ofrezcan otras? Lo más interesante de la propuesta de Darlene Hunt (la creadora de la serie) es que Cathy, una vez que es consciente de su enfermedad, no pretende ser la madre perfecta, ni romper con su vida precedente, ni preparar la vida de sus seres queridos para el momento de su muerte. Tan sólo busca la manera de reaccionar de un modo diferente ante los pequeños avatares de la vida cotidiana: ya que un gran pesar ha caído sobre ella, lo mejor que puede hacer es ayudar en los pequeños detalles a quienes la rodean (como hacer compañía a su vecina, o ayudar a su alumna Andrea con una dieta) y no sufrir por los pequeños inconvenientes de la vida. Obviamente, las relaciones personales son mucho más complicadas que todo eso, así que las reacciones ante la noticia de sus seres queridos son diferentes en cada caso y dramáticas en todos ellos. 

Es interesante reflexionar, a partir de la serie, sobre la enfermedad y en cuál es la mejor manera de afrontarla. La actitud de Cathy, fuerte, desafiante y llena de humor es una de las maneras. ¿La mejor? La respuesta a esta pregunta es, por supuesto, personal. Pero estamos acostumbrados, como espectadores, a ver la enfermedad como una miseria, rodeada de tristeza y (auto)compasión. La enfermedad como el último paso, la máquina averiada o el juguete roto. Y eso es lo único que Cathy no quiere ser, un juguete roto.

La serie no es excepcional, ni pretende serlo. Porque el cáncer (the big c) tampoco lo es, es algo común, que está entre nosotros y lo más complicado de todo es que nadie sabe cómo reaccionar a él.  

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba