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Justine es una joven recién casada que se dirige hacia la mansión de su hermana para celebrar la cena nupcial rodeada de sus familiares y amigos. Allí, lo que un principio comienza como una típica y alegre celebración, terminará por convertirse en un decadente intercambio de desprecios y odios. Mientras tanto, aparece en el cielo un gigantesco y misterioso planeta llamado
Melancolía, cuyo rumbo parece destinado a impactar contra la Tierra.
“Melancolía” es la última película estrenada por el director danés Lars Von Trier después de su polémica “Anticristo”. Presentada oficialmente en el Festival de Cannes 2011, donde tuvo una buena recepción por parte de la crítica, «Melancolía» nos sumerge en un mundo espeso y asfixiante donde se nos muestra la hipocresía y falsedad que mueven a las personas en todo momento, así como el temor y desesperación que puede producir una muerte próxima. Una película, de casi dos horas y media de duración, que está divida en tres fases.
De primeras, para abrir boca, tenemos un breve
prólogo de unos siete minutos de duración. Este prólogo está compuesto por una serie de imágenes que se desarrollan a cámara superlenta, donde podemos ver a los diferentes personajes que van a conformar la trama. Vemos igualmente varias escenas del planeta Melancolía y su amenazante trayectoria. Son planos extremadamente artísticos, acompañados muy acertadamente por la música de “
Tristan e Isolda” de
Richard Wagner (única música que escucharemos a lo largo de toda la grabación). Es un prólogo de carácter premonitorio, muy visual y de una sombría belleza.
Tras esta sugerente introducción, comienza la película en sí. Se nos presenta una primera parte donde asistimos a la fiesta de celebración de la boda de Justine (Kirsten Dunst). Esta, que en un primer momento parece una mujer normal, resulta que sufre ciertos problemas a la hora de relacionarse con la gente. No soporta el mundo de hipocresía que relaciona a las personas y le es muy difícil formar parte de esta mentira. Los invitados parecen saber de este problema y la desprecian, y aunque todo se ha montado para ser una celebración perfecta, ciertos sucesos comenzarán a levantar recelos entre los invitados. Así, la falsa máscara de felicidad desaparecerá dejando al descubierto el verdadero ser de las personas y de la propia Justine. La segunda parte de la película, está centrada en Claire (Charlotte Gainsbourg), la hermana de Justine. Nos situamos un tiempo después de la celebración. Melancolía ha aparecido en el cielo y amenaza con encontrarse y engullir la Tierra. Justine, hundida como persona tras la celebración, es invitada por Claire a su casa a pesar de las reticencias de su marido John.
El conjunto de estas dos tramas forman pues la película “Melancolía”. Entendemos la primera parte como una presentación de los personajes, sus relaciones y problemas; así como un primer vistazo al escenario donde se producirá toda la historia. Transcurrida esta, la segunda parte desarrollará la película en sí.
La parte de Justine, a pesar del transcurso rápido del tiempo obtenido a través del montaje, se llega a hacer soporífera y pesada con el paso de los minutos. Es una trama excesivamente larga. Aparte, la mayor calidad e interés que despierta la segunda parte, acentúa aun más si cabe, esta sensación de tedio. Si Lars Von Trier hubiera reducido “Melancolía” al prólogo y a la segunda parte del film, habría obtenido, a mi parecer, una obra mucho más redonda y potente que la que se tiene incluyendo el primer capítulo. Por si sola, la segunda parte es capaz de introducir a los personajes, a sus problemas y sus relaciones sin necesidad del primer acto.
La historia de Claire, es un muy elegante cuento con una extraordinaria evolución. La amenaza de la muerte ante la proximidad de Melancolía, nos muestra cómo una serie de personas, en principio cuerdas, llegan hasta el límite del terror y la desesperanza ante un cataclismo inminente, consiguiendo así que Justine, como parte neutra que acepta lo que puede llegar a ocurrir, pase de ser una “
mala influencia”, a ser realmente la protectora y guía de la familia. Este cambio de roles y las radicales fases por las que van pasando los personajes (templanza, negación, desesperación, muerte), logra como tal un espectacular y creíble segundo acto totalmente apabullante.
Nos queda “Melancolía” como una película compleja, espesa y desesperanzadora, de carácter irregular entre ambos capítulos, pero quedando un conjunto sólido y atractivo. Una vez pasado el trecho de la primera parte, el resto es sentarse y disfrutar.