Crítica: «Eva» ¿Que ves cuando cierras los ojos?

"¿Que ves cuando cierras lo ojos?" Esta frase es una directiva de seguridad que en caso de emergencia nos protege de unos seres que hemos creado: los robots.  Implica la desconexión automática y la pérdida de memoria y eso, como sabía Hal 9000 en 2001 Una Odisea del Espacio, es igual a la muerte. Al menos en la película de Kike Maillo "Eva".

Mala suerte. Sería una pena que por el hecho de haber siso estrenada la misma semana que uno de los blockbusters del año Eva no llegase a ser vista por todo el público que merece.
La historia tiene dos niveles. El primero logra su objetivo sobradamente: es una brillante visualización de ciencia ficción cotidiana donde los elementos futuristas están tan hábilmente integrados, que sin exagerar creo que estamos ante un hito de la ciencia ficción.

En este marco perfecto creo que falla lo que debería ser el punto principal: la historia. Los personajes carecen de motivaciones u objetivos interesantes lo que deviene en que sigamos su desarrollo con escaso interés. Sobre el papel, el trabajo del protagonista, Alex (Daniel Brühl) diseñador de cerebros cibernéticos para robots, hubiese dado lugar a una reflexión sobre estos seres. IA de Spielberg, Yo robot de Proyas o el Hombre bicentenario de Columbus nos hablaban sobre el inevitable conflicto que surgiría entre la convivencia de las dos especies donde la mortalidad o el reconocimiento de identidad  jugarían un papel decisivo.  Sin embargo esto no es así en Eva. El núcleo de la historia es un tradicional triangulo amoroso y la relación entre el protagonista y una niña.  Algo bastante mas tópico y menos original donde  además reconocemos fácilmente sus fuentes cinematográficas de inspiración.
 
Los actores son muy competentes y los efectos especiales dignos de cualquier superproducción hollywoodiense.
 
En todo caso nos encontramos ante una obra en la que se ha invertido un esfuerzo notable con un resultado visual cautivador.