Crítica: ‘El Caballero Oscuro’, de Christopher Nolan. Batman alcanza la perfección
Resumen de la Crítica
La más grande. Parecía difícil superar la genial 'Batman Begins', pero el nivel de esta película en cuanto a dirección, guión, interpretaciones, apartado técnico y porque no decirlo, respeto hacia el espíritu del cómic, la convierten, sin lugar a dudas, en la Obra Maestra del género.
Intensidad. Esa es la palabra que mejor define esta extraordinaria cinta, pues te atrapa desde el primer segundo y no te suelta hasta el final. Y todo gracias a un guión que aúna entretenimiento y profundidad como nunca se ha visto en el género. Y sin caer jamás en el espectáculo descerebrado, pues predominan los buenos diálogos sobre los fuegos artificiales.
Esto no quiere decir que no haya espectacularidad, ya que la cinta está plagada de adrenalíticas escenas de acción dirigidas por un Christopher Nolan que enmienda los errores que cometió en ese sentido en el anterior film. Olvidaos de los mareantes planos cortos, aquí vemos todos los golpes y persecuciones a las mil maravillas. De hecho, la persecución nocturna en la que descubrimos el nuevo vehículo de Batman me parece la mejor escena de ese estilo de los últimos años. Toma ya.
'Batman Begins' fue un soplo de aire fresco que aún hoy en día deja en pañales al 99% de las películas basadas en héroes comiqueros, pero esta secuela va un paso más allá, convirtiéndose en un thriller policíaco en toda regla, con la salvedad de que el detective de turno va disfrazado de murciélago. Así, nos encontramos con una cinta que no teme ser compleja y dramática si es necesario, huyendo de los convencionalismos de esta clase de cine. Nolan, con una confianza ciega en el relato que nos está contando, nos presenta poco a poco las piezas de este puzle, donde tres figuras destacan sobre el resto: Batman (con un nuevo traje más estilizado), Joker, y Dent. El primero, el protagonista activo, el tercero, el protagonista pasivo, y el segundo, el hilo conductor que les hará avanzar. De este modo, se sigue profundizando en la figura del Murciélago, viéndole confiado al principio ("Batman no tiene limitaciones"), incluso convencido de que Gotham dejará de necesitarle en un futuro inmediato. Pero pronto deberá replantarse si es un héroe al uso… O si es algo más, alguien capaz de convertirse en un villano si eso es lo mejor para su ciudad.
Hubiese sido muy sencillo dejar al Hombre Murciélago en la misma situación que en su predecesora, sin analizarle más. Pero Nolan, una vez más, demostrando un respeto hacia el personaje digno de elogio, lo lleva a un nuevo nivel hasta llegar al precioso, emocionante y maravilloso final de la cinta, con el que es imposible no levantarse a aplaudir. Sobra decir que Christian Bale confirma la conclusión a la que llegamos en la cinta anterior, que es (y seguramente será) el mejor Batman visto en pantalla.
¿Y quién pone en esa situación a Batman? El alma de la película, el personaje que hace que todo se ponga patas arriba: El Joker. Qué decir de él. El mejor villano de los últimos años, y, desde luego, el mejor de la Historia en este tipo de películas. Aterrador, divertido, fascinante… Todos sus diálogos están magistralmente escritos de manera que cada vez que abre la boca, ya sea para narrarnos un posible origen de sus cicatrices, o para hablarnos de su filosofía de vida (¿No es espeluznante que tenga razón en ciertas cosas?), consigue poner los pelos de punta. Además, esta versión del Joker es una "mezcla" de todos los Jokers anteriores: Nicholson, cómics, serie animada… Hay un poquito de todos ellos en este, por lo que creo que estamos ante el Joker DEFINITIVO. Gran parte de culpa la tiene Heath Ledger. Inconmensurable. Sublime. En serio, su interpretación deja sin palabras. Cada tic, cada carcajada, cada cambio de voz… ¡Puf! Que triste que muriera, tras este papel se hubiese asentado definitivamente como super-estrella.
Por supuesto, protagoniza los mejores momentos, como el cara a cara con Batman en la sala de interrogatorios, una escena magistral en mi opinión, que además nos lleva a una extremadamente emocionante secuencia con el tercer gran personaje de la cinta como protagonista, Harvey Dent, el héroe caído. En una cinta con El Joker como villano principal era muy arriesgado incluir a Dent, pero su transformación en Dos Caras está perfectamente planteada, resultando incluso natural. No se vuelve "malo de repente" tras la muerte de Reachel (encarnada esta vez por una Maggie Gyllenhaal más convincente que Katie Holmes, y eso que esta última no lo hizo nada mal), si no que es la gota que colma el vaso en su tensa relación con Gordon, el trauma que necesitaba para liberar el lado violento que vimos asomar cuando secuestra a un secuaz del Joker. Por si fuera poco, el Payaso del Crimen se encarga, en una escena sublime, de comerle el coco para así asegurarse un as bajo la manga en su lucha contra Batman. Y duele, duele mucho ver al Caballero Blanco de Gotham, al símbolo de esperanza de la ciudad, jugarse a cara o cruz la vida de un niño inocente (el auténtico clímax de la cinta). Sobre su muerte… Sí, hubiese sido genial verle como villano principal en la siguiente entrega, pero para que Batman se convirtiese en un Caballero Oscuro, para que la cinta terminase de esa manera tan apoteósica, debía morir.
Una extraordinaria versión del personaje, encarnado por un sorprendente Aaron Eckhart. Mención especial merece la recreación de su lado desfigurado, realmente desagradable y terrible, haciendo un uso espectacular de los efectos visuales.
Antes de acabar, me gustaría hablar del plan de Joker, en concreto, de la parte final, el experimento social que lleva a cabo con la gente de los barcos. Su resolución, con la aparente victoria del bien sobre el mal dejó indignados a muchos, pues en una cinta tan cruda no pegaba esa cursilería. Pero es que las cosas no son lo que parecen. Analicemos la situación: Los ciudadanos inocentes del barco 'A' realizan un votación para decidir si volar por los aires el barco 'B', lleno presidiarios, y así conseguir salvarse. El resultado deja claro que la teoría de Batman de que "hay gente preparada para creer en el bien" es falsa, pues una amplia mayoría está a favor de hacer explotar el barco 'B'. El Joker tiene razón, en cuanto pongas al límite al ciudadano más respetable, este se convertirá en un monstruo. Pero… ¿Y si no se atreve? En vista de que nadie pulsa el botón, uno de los ciudadanos, muy decidido y con las ideas claras, coge el pulsador… Pero no hace nada. ¿Acaso cree que matar está mal? No, él mismo nos deja claro que matar a los presidiarios es lo más razonable dadas las circunstancias. Lo que pasa es que, simplemente, no hay huevos. El Joker no contaba con la cobardía. El miedo ante la responsabilidad es lo que hace que nadie accione la bomba, aunque quieran hacerlo. Su pensamiento se reduce a "sí sí, hay que hacer explotar el barco 'B'. ¿Yo? No no, que lo haga otro". Ni más ni menos. Por eso Gotham necesita a Batman, alguien que pueda hacer los que los demás no se atreven. ¿Y por qué los presos no hacen explotar el barco 'A'? ¿Por qué el gigantesco calvo negro con pinta aterradora tira el pulsador por la ventana? Muy simple: A estas alturas, un friki con la cara pintada no le va a decir cuando matar a nadie. Si hay que morir se muere, pero con dignidad. Como veis, en esta genial secuencia hay mucho más de lo que se percibe a simple vista.
Poco más hay que añadir. Mencionar que Zimmer se supera a sí mismo con una banda sonora magnífica, muy superior a la de su predecesora (y eso que reutiliza, como es lógico tratándose de una secuela, varios temas), que acompaña a la perfección una película tan jodidamente buena, emocionante, inteligente, emotiva, espectacular y respetuosa con el material original, que no merece la pena buscarle los insignificantes fallitos que pueda tener.
'El Caballero Oscuro', un film a la altura de Batman, que ya es decir.
En un par de días veremos concluir esta colosal trilogía. No nos falles, Nolan…