Crítica: «Wraith. Espectro», bienvenidos a Christmasland.
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
Terrorífico
Inquietante y fascinante cómic que sirve de precuela y amplia la novela NOS4A2 de Joe Hill
IDW publicó la serie de 7 números titulada Wraith como precuela de la novela NOS4A2 de Joe Hill y la ha reeditado recientemente en formato tomo, reuniendo todos los números y acompañándolos de suculentos extras… Esa es exactamente la edición que Planeta Cómic ha lanzado en nuestro país: un tomo de tapa dura y de lujo que recoge una de las historias de terror mejor construidas y más inquietantes que he leído en los últimos meses.
Wraith. Espectro. Es el modelo de coche, Rolls Royce que conduce el protagonista de estas historias, Charles Manx… una especie de vampiro o de hombre del saco que se dedica a secuestrar niños y llevárselos a un perturbador parque de atracciones conocido como Christmasland, y del que jamás podrán salir. El número que encabeza el tomo nos deja esto bien claro, nos presenta al Charles y nos cuenta (en primera persona) su origen. Asistimos aquí a la creación de este nuevo «monstruo» que puede pasar fácilmente a ocupar un lugar entre otros ya clásicos… entidad no le falta. Se nos cuenta la infancia y juventud de Charlie Manx, repleta de momentos espantosos que irán conformando su siniestra personalidad.
Tras este episodio que sirve de prólogo asistimos a un cambio de tercio radical y sorprendente. Los protagonistas serán ahora un grupo de presidiarios que se encuentran dentro de un microbús y están siendo trasladados. Uno de estos delincuentes ha ideado su fuga y provoca un pequeño accidente que se irá de las manos y, finalmente, el grupo de convictos, malherido, tomará el control y deberá recurrir a alguien que les recoja y les lleve lejos del punto donde se han estrellado, antes de que aparezcan las fuerzas policiales. Para su desgracia, el vehículo que aparece para socorrerlos es un Rolls Royce Wraith… y su conductor es Charles Manx.
La pesadilla que van a vivir estos protagonistas fortuitos es algo que me ahorraré de contar… aunque sí apuntaré que serán trasladados a Christmaslands y les tocará vivir crueles y horrendas experiencias. En este género y en este ambiente Joe Hill se desenvuelve con gran eficacia, consiguiendo mantener en todo momento la atmósfera opresora que tan bien le sienta al cómic. La profundidad y riqueza con la que se nos muestra a los personajes es algo poco habitual en el medio, llegando a conocer a cada uno de los personajes y llegando a simpatizar con alguno de ellos cuando conocemos su pasado o los motivos que los han llevado a estar en semejante situación. Joe Hill pretende, y consigue, con esto, que lleguemos a sufrir por el destino de ellos y que estemos siempre pendientes de su destino.
Son guiones extensos, ricos y prolijos, pero tan bien escritos que nunca se tornan pesados o cargantes, delatando un gran talento como escritor por parte de Joe Hill. Pero voy más allá y pongo también mi halago en el trabajo de traducción realizado por Planeta.
Pero Wraith no sería todo esto si no tuviera en el apartado gráfico a un talento como Charles Paul Wilson III. Es el suyo un dibujo tosco, brusco y poco delicado que en cualquier otro género perjudicaría la obra final… pero que se encuentra en su lugar preciso para contribuir a que la sensación descorazonadora e inquietante que tiene este cómic sea incluso mayor. Los detalles están cuidados no para maravillar, sino para desconcertar y mantener el pulso onírico, pesadillesco, en cada una de sus viñetas. Explosión de creatividad y mal rollo en los planos abiertos de Christmasland y en sus malditos habitantes!
Y para terminar… el epílogo. Por si solo ya merecería la compra del tomo. Como dice Javier Agrafojo en el artículo que cierra este volumen, es una historia confeccionada al estilo Milt Gross, aquellos primeras historias ilustradas que fueron las pioneras de los actuales cómics. En dicho epílogo se nos cuenta el origen de Christmasland, el como, cuando y porqué se generó este reino de pesadilla. Para contar esto nos trasladamos a principios del siglo XX y se relata de la misma manera que se hacía entonces. Genial.Por supuesto, y como se acostumbra en este tipo de ediciones, se incluyen las portadas originales de la serie y una buena cantidad de ilustraciones entre las que destacamos algunos bocetos originales de Charles Paul Wilson III en un concepto primero de personajes y de Christmasland.
Una buena compra que no defraudará a los aficionados al género del terror y que encantará, por su caracter explicativo, a los que ya conocían a este degenerado y fantasmagórico secuestrador de niños.