Crítica: «Withering Rooms», perdidos en la pesadilla
Historia
Jugabilidad
Gráficos
Duración
Muy Recomendable
Divertido e inquietante indie. Buenas ideas y mal rollo con una jugabilidad algo irregular.
Un nuevo juego indie de terror ha llegado para hacernos pasar unos angustiosos aunque divertidos ratos. Se trata de Withering Rooms, curiosa propuesta de Moonless Formless, un estudio independiente de reciente creación ubicado en Seattle… aunque hasta nosotros llega por obra y gracia de Meridiem Games que, además de lanzarlo para PS5, Xbox SerieS/X y Steam en formato digital, pondrán a la venta una versión física para PS5 el próximo 10 de mayo.
La propuesta es sencilla y efectiva, recoge mecánicas de otros títulos y las tamiza con su ambientación onírica, escalofriante y barroca. Nosotros lo hemos podido jugar en PS5 gracias a Meridiem Games y pasamos a contaros nuestras sensaciones recorriendo esta escalofriante mansión victoriana.
Sustos, mal rollo, misterios, fantasmas y una pesadilla en la que estamos atrapados y de la que, parece, jamás podamos llegar a escapar…
El sueño infinito
Nuestra protagonista es la joven Nightingale, que ha llegado hasta una misteriosa mansión/sanatorio de tétrico aspecto y donde habitan extraños seres. Una de las primeras cosas que haremos será morir… y ahí comienza la aventura. Porque en realidad no estamos muertas, estamos soñando y cada vez que acaben con nuestra vida volveremos a despertar en nuestra habitación. Eso sí, todo habrá cambiado.
Tendremos que investigar la casa en busca de objetos y personajes, resolviendo puzles y conversando con otros y otras como nosotros, atrapados en el mismo sueño y en la misma mansión. Nuestro objetivo es descubrir qué misterio envuelve a Mostyn House y así poder, definitivamente, despertar.
Visualmente luce muy logrado, teniendo en cuenta su producción indie, aprovechando luces y sombras para crear atmósfera. La mansión, también protagonista, está repleta de detalles y de obras de arte reconocibles (que el juego se encargará de explicarnos que hacen ahí), muy recargado todo, muy barroco y completamente asfixiante.
No podrás despertar
Gracias al mapa que podemos desplegar en pantalla estaremos orientados en todo momento y eso será algo fundamental: porque cada vez que despertemos tras una «muerte», la mansión cambiará el orden y disposición de las salas. Se generará una «nueva» mansión de forma procedural, aunque algunos items y personajes seguirán estando donde siempre.
Otro punto de originalidad a este respecto es que, cada vez que despertemos, habremos olvidado lo anterior, como pasa en los sueños. Es decir, que perderemos todo nuestro inventario a excepción de objetos clave. Sin embargo, podemos conseguir items algo escabrosos que, a modo de recordatorio, nos permitirán conservar algunas cosas que elijamos.
Es como cuando te cuentan esos «trucos» para acordarte de los sueños, que debes aferrarte a un objeto determinado o pellizcarte para saber que estás soñando. Esto nos ha encantado por su originalidad.
Lucha por tu vida… o escóndete
Pero no todo va a ser deambular por la inquietante Mostyn House. Vamos a tener que vernoslas con algunos seres que allí habitan y que nos buscan para acabar con nosotros. Os aseguramos que son muy inquietantes y dan muy mal rollo y, para seguir con vida, tendremos que optar por huir y/o escondernos en los muchos lugares habilitados para ello (bajo las camas, tras una cortina, tras un seto, en un armario, etc). Pero también vamos a poder pelear, aunque esto es al mismo tiempo una ventaja y un problema.
Ventaja porque encontramos muchas y diversas armas, además de hechizos y trucos para enfrentarnos a las abominaciones. El problema es que el sistema de combate no está muy pulido y es difícil mantener un enfrentamiento más o menos largo sin recibir más de un golpe. Podemos golpear con distinta potencia, defendernos con un escudo, lanzarles objetos, hechizos… incluso atacar con nuestra cámara de fotos a las apariciones espectrales.
Y aquí viene otro problema, que conforme usamos magia o tenemos contacto con ella, sufriremos un estado creciente de maldición que puede acabar con nosotros (aunque al quemar unas velas podemos revertirlo). Sin embargo, tendremos que estar malditos en algunas ocasiones, pues solo así podremos ver seres y «cosas» del más allá y pasar a cierto lugar donde comprar y obtener ventajas. Esto último también nos ha encantado, pero preferimos no decir nada para no chafar la sorpresa. Solo que estéis atentos a los espejos…
Monstruos en 2.5D
Ya hemos dicho que técnicamente, en lo visual, es un juego muy correcto. Nos movemos siempre en scroll lateral en 2.5 dimensiones y aprovechando esa sensación de profundidad solo en momentos concretos. El diseño de los enemigos es truculento, inquietante… genial. Seres enormes, sanguinolentos, con jaulas en la cabeza se turnan con apariciones espectrales que solo podemos ver por sus reflejos. O esos tipos de movimientos convulsivos que nos persiguen imparables y que se guían por nuestro rastro (ojo con hacer ruido o llevar encendido el candil)
Así que tanto la escenografía de la mansión como el diseño de los enemigos hacen que sea un buen juego de terror y de muy mal rollo.
Y entre combates, huidas y sustos iremos cumpliendo misiones para algunos otros soñadores y así ir atando cabos y descubriendo qué hay detrás de la mansión y su dueño, el inquietante Doctor Blackett. También será indispensable leer todos los documentos que encontremos, que ayudarán a perfilar el misterio.
Pero hay un problema: el idioma. No está localizado al castellano y, aunque tampoco hace falta ser catedrático de filología inglesa, es posible que perdamos algunos detalles interesantes porque, es cierto, la historia y la trama están muy logradas.
Concluyendo
Y así, sin avisar, nos llega otro juego que vale la pena disfrutar y que se apunta como una de las revelaciones indie de la temporada en esto del terror. No es demasiado largo, pues nos ha dado para algo menos de diez horas, pero es muy intenso y desde luego rejugable.
Cuenta con muchos secretos que le alargan la vida y con ese componente procedural que hace que dos partidas no sean exactamente iguales. Las interminables estancias, los jardines, los polvorientos áticos o los pasadizos secretos que nos llevan hasta lugares olvidados, y todo siempre cambiante y habitado por los seres más enfermizos y pavorosos.
Withering Rooms es una buena opción para los amantes del terror y para los que disfrutan de este tipo de juegos, menos elaborados que un triple A pero con mucha más imaginación y arte que algunos de ellos.