Crítica: «Wasteland 3», nosotros creamos la aventura.
Historia
Jugabilidad
Gráficos
Imprescindible si te gusta el rpg por turnos
La libertad de elección hecha juego. Este juego de rol y estrategia engancha y asombra por sus posibilidades. Cruel, brutal, largo... y rejugable.
Wasteland 3 llega al final de esta generación de consolas marcando una diferencia que se explotará en la siguiente generación: el libre albedrío y las consecuencias de nuestras decisiones en el juego. Si, por ejemplo, The Last of Us Parte II marca cómo serán los gráficos venideros, Wasteland 3 nos muestra como la historia y las acciones cambiarán según nuestra forma de jugar. Una sorpresa para alguien que no conozca la saga y que, como el que esto escribe, se haya acercado al género a través de Fallout. Son tantas las similitudes como las diferencias.
Pero basta de comparaciones, porque Wasteland 3 tiene entidad propia suficiente para atraparte en su frío, despiadado y cruel mundo. En los próximos apartados os vamos a contar como y cuánto nos ha gustado esta maravilla de inXile entertainment que hemos disfrutado en PS4. Apocalipsis, psicópatas, humor negro y el peso de nuestras decisiones…
Argumento, Historia, Personajes…
Al contrario que su predecesor, que tenía un argumento lineal, Wasteland 3 apuesta por una historia que se va desenrollando conforme vamos jugando. Lo que en principio es una misión importante, se convierte en una auténtica guerra con múltiples bandos en colisión. Poco os vamos a contar de ello, nada más que en el inicio nuestros rangers (el Equipo Noviembre) van en busca de los hijos de El Patriarca. Este, poderoso gobernante, nos promete suministros de todo tipo si cumplimos la misión. Y allá vamos, a las nevadas y agrestes tierras de Colorado Springs. Cambiamos por tanto los áridos paisajes de anteriores entregas… y ganamos mucho con ello.
Como os podéis imaginar, en este mundo post-apocalíptico, violento y traicionero, las cosas se van a torcer muy pronto… y seremos entonces dueños y señores de nuestro destino. Literalmente. Distintos grupos de supervivientes, bandidos, tribus y fauna de todo tipo van a desfilar por el juego y nos incitarán a tomar ciertas decisiones comprometidas que harán variar el argumento. Es decir, que la historia de Wasteland 3 la orientamos nosotros con cada acción, cada decisión o cada respuesta. En el siguiente apartado profundizaremos en esto, porque vale mucho la pena. Aquí insistiré en el carisma de los personajes que aparecen en el transcurso del juego, a cada cual más tarado y retorcido. Todo el juego rezuma humor negro (a veces muy muy negro) y socarronería macarra.
Nuestros protagonistas son una pareja que debemos elegir nada más iniciar la partida. Seleccionamos una ya creada o nos encargamos de diseñarla con el editor del juego. No me ha impresionado especialmente en la variedad de aspectos físicos o variables customizables (tipo de pelo, cara, vello facial, etc.). Donde sí es apabullante es en la posibilidad de características, habilidades y peculiaridades (así las llaman). Podemos elegir entre una grandísima variedad de opciones y crear nuestro personaje al gusto para que sea todo un experto en diplomacia, combate cuerpo a cuerpo, explosivos, sigilo, pirateo… ufff, un montón. Y ojo, que todas son susceptibles de usarse y de ser determinantes durante la partida.
En nuestras aventuras nos acompañarán más rangers. Debemos seleccionar un equipo de seis entre todos los que vayamos reclutando. Aquí también existe la posibilidad de customizarlos o de quedarnos con los que aparecen en el juego y conseguimos captar para nuestras filas. Desgraciadamente no todos tienen un mismo nivel de carisma y, mientras unos son interesantes y tienen una buena historia detrás, otros nos dará casi igual y no los echaremos de menos si caen en combate.
Estilo de juego, Jugabilidad…
Estaba deseando llegar a esta parte, porque la jugabilidad de Wasteland 3 es una gozada. Si estáis familiarizados con anteriores entregas o con la saga X-Com ya sabéis un poco por donde van los tiros (nunca mejor dicho). Los combates se desarrollan por turnos, siendo un acierto el englobar todos los movimientos de cada bando en un único turno. Es decir, cuando es nuestro turno podemos actuar con todos nuestros personajes y, hasta que no finalicemos, el bando contrario no comienza el suyo. Cada personaje tiene un número de PA (Puntos de Acción) que gasta para realizar acciones… puede moverse, atacar o realizar otras maniobras siempre que no se agoten. Es una gozada saber que podemos alternar entre personajes. Ejemplo: movemos con uno y guardamos PA suficientes para disparar. Atacamos con otro y, si hemos acabado con el enemigo podemos emplear los PA sobrantes del otro personaje para seguir moviéndonos o hacer otra cosa… pero si el enemigo no hubiera sido abatido, podemos volver a usar los PA sobrantes del primer jugador para rematarlo.
Las posibilidades tácticas son muy amplias… sobre todo cuando avanzamos en el juego. Efectivamente, el combate evoluciona y si al principio nos limitamos a buscar coberturas, disparar y combatir, llegaremos más adelante a poder optar por más estrategias como rodear al enemigo, sorprenderlo, buscar posiciones elevadas, asustarlo e intimidarlo, convencerlo con nuestros argumentos, gasearlos, piratear sus defensas para que ellos mismos se destruyan, bombardearlos… ¡Las posibilidades son apabullantes! Cuando llegas a este punto siempre te paras antes de un conflicto, consciente de que se puede resolver de muchas maneras y de que algo se puede mejorar en tu táctica.
Las muertes aquí son definitivas, así que tened cuidado si le cogéis cariño a algún personaje. Por eso hay que tener también cuidado y equilibrar el grupo para que nunca nos quedemos sin el apoyo necesario en cada ocasión. Ni que decir tiene que la variedad de enemigos, situaciones y escenarios es gigantesca y tan pronto nos enfrentamos a unos caníbales como estamos intentando sobrevivir a gigantescos robots. La pena es la lamentable IA de los personajes no jugables que se limitan a atacarte con saña… tanta que no dudan en atravesar zonas en llamas o meterse en medio de un fuego cruzado. Actitudes suicidas que no encajan con un título de estas características y que en no pocas ocasiones jugarán a nuestro favor y, ya puestos, nos sacaran una sonrisa… una sonrisa que se congelará cuando comprobemos que nuestros rangers son igual de «estúpidos» y se exponen a peligros innecesarios o toman rutas de movimiento que les hacen caer en las llamas (literalmente).
Pero la maravilla de Wasteland 3 es su libertad de elección. Si os acordáis de juegos como Mass Effect o Beyond Two Soul (por poner dos ejemplos) ya sabéis lo que significa el peso y la trascendencia de tus decisiones. En aquellos juegos la historia y los finales cambiaban dependiendo de lo que decidiésemos en distintos momentos. Wasteland 3 va mucho más allá. Mucho. Tanto, que tienes la sensación de que esto es lo que veremos en la próxima generación. Porque aquí nuestras decisiones cambian la historia, efectivamente, pero la cambian también a niveles sutiles, de maneras poco trascendentes a priori. Son pequeños detalles que nos van haciendo comprender la importancia de cada acción que hemos tomado. Cada acción tiene una reacción.
Os olvidaréis deaquel personaje sin importancia que quedó vivo gracias a vosotros y, de repente, reaparece para ponerse de vuestro lado… o aquel que perjudicasteis, ahora llega para vengarse. Si las acciones sencillas tienen repercusión… ¿qué no pasará con otras más trascendentales? Pues os lo podéis imaginar, que el juego cambia y se adapta a lo que hagas. Puedes luchar contra los esclavistas o unirte a ellos y sembrar el terror… puedes ser un héroe o un corrupto villano… puedes incluso aliarte con las máquinas… Las posibilidades de este juego son apabullantes y nunca antes vistas.
Gráficos y Banda Sonora…
El aspecto gráfico es muy resultón e incluso notable en consolas, con todas sus limitaciones. La vista cenital o aérea de cada zona permite que apreciemos todo tipo de detalles a la vez que favorece las decisiones tácticas. Un mundo gigantesco y hostil muy bien diseñado y que pone atención en los pequeños detalles de localizaciones concretas para recrear un ambiente de pesadilla post-nuclear donde la violencia es el modus operandi y la locura es el estado mental más normal. Interiores y exteriores siempre al servicio de esto y de una variedad importante (ojo a la estatua de Reagan y sus seguidores) La nieve y la sangre son el paisaje constante y eterno que nos recuerda donde estamos.
El diseño de los personajes es bueno, sin llegar a notable, poniendo incluso más atención en los dementes villanos y caciques que vamos encontrando. Nuestros personajes, a los que podemos trasformar físicamente con distintos complementos, cumplen sin más. El diseño de armas y robots sí es muy remarcable, dando siempre una sensación de amenaza inhumana.
El aspecto sonoro también demuestra el gran trabajo de producción que hay tras este título. Los disparos, gritos, efectos naturales… las voces de los actores (en inglés y subtituladas a español), suman siempre para aumentar el clima de cada situación. Aparte la música, que merece ser señalada muy especialmente. Los temazos que acompañan el juego y que saltan en puntos concretos suponen todo un subidón que realza el momento. Os dejamos abajo uno de los temas para que comprobéis todo el trabajo y atención que se a puesto en este apartado.
Impresiones Finales…
Wasteland 3 es, posiblemente, el mejor juego de su género. Quizá su historia no sea muy original… pero eso cambia cuando comprobamos que la construimos nosotros, que formamos parte de ella y que, cada partida, puede ser distinta. Esa libertad de acciones no está disponible en ningún otro título actual y marcará sin duda un camino a seguir.
Lástima los fallos de IA que tiene, además de algún otro pequeño problema en consolas como la caída de velocidad en momentos concretos. Muy pocos. Por lo demás, se trata de un juego imprescindible para los seguidores de este género e incluso para aquellos que quieran entrar en él. No hace falta conocer los anteriores títulos de la saga, este te atrapa por sí solo. Eso sí, afrontad las consecuencias de vuestros actos… porque a veces, incluso queriendo ser «buenos», tendréis que lidiar con pesadas cargas de conciencia. Solo por esta profundidad en su jugabilidad, merece ser disfrutado.
Lo Mejor...
- Sin duda, lo mejor del juego es su libertad de decisiones y sus consecuencias. Acción/reacción en su máximo exponente.
- Cantidad ingente de personajes, escenarios y situaciones.
- Combates dinámicos y con muchas variables.
- La banda sonora
Lo Peor…
- La IA de los personajes es lamentable durante los combates.
- Algún renqueo puntual en su versión de consola
- Si eres muy sensible, algunas decisiones (sus consecuencias) te van a dejar marca.