Crítica: “VERDÚN”. Retroceder Nunca, Rendirse Jamás.

A lo largo de los años, la Segunda Guerra Mundial ha sido quien ha copado las hazañas bélicas en el mundo del comic. Prácticamente coincidente con la proliferación del medio para las grandes masas a medida que se iba independizando de las tiras dominicales, este conflicto ha dominado el género bélico en el noveno arte. Y ello sin perjuicio de otras contiendas en un marco de calado más histórico como las guerras imperiales de siglos pasados que sí han destacado desde siempre. En cambio, la Primera Guerra Mundial ha sido esquiva en este apartado. Hay que tener en cuenta que no tuvo tanto peso en Estados Unidos como la citada y de ahí que prácticamente haya sido el mercado europeo, sobre todo el francés, el que ha desarrollado en mayor medida este tema. Un buen ejemplo es el autor francés Jacques Tardí. De ahí que se acoja con satisfacción la propuesta de esta obra para profundizar y reivindicar los logros, méritos y épica en esta terrible contienda desde un punto de vista actual. Jean –Yves Le Naour coge el testigo del autor destacado, de Larcenet y David B., entre otros, embarcándose en una ambiciosa misión para presentar momentos capitales en unos de las batallas más importantes de la historia bélica, la de Verdún. Auténtico matadero que durante un año aniquiló todo lo que tuvieron y todo lo que tendrán 700.000 personas. El presente volumen muestra dos episodios de gran calado humano, que funciona como desplazamiento temporal retroactivo de cien años para introducirnos en las trincheras y fuertes que poblaban las regiones en que se nutría esta zona geográfica.

El primero, “Antes de la tormenta”, tiene un trasfondo más militar que personal en el que a base de incontables elipsis narrativas, conocemos a toda velocidad y de primera mano lo que esconden los despachos de los principales generales de uno y otro bando. Siempre para poner al lector en situación con los pormenores de la ofensiva alemana contra los indecisos franceses. La tensión y la zozobra del frente colisionan con la comodidad de los cuarteles generales en un enfrentamiento psicológico que anula al físico antes de la crisis humanitaria que se avecina. El escritor coloca al lector en testigo privilegiado de las ejecuciones armamentísticas alemanas mientras sufre por la apatía francesa. Nuestra voz se pone en un personaje histórico y real, el Teniente Coronel Driant, cuyas quejas caen en saco roto. Las discusiones de despacho se alternan con los combates en el campo de batalla dejando claro que el ejército alemán era mucho más homogéneo en la toma de decisiones. El autor se preocupa de no dejar ningún cabo suelto en las motivaciones de las cadenas de mando en ambos lados del conflicto, pulsando la emotividad del público al constatar la ligereza de los jefes a la hora de sacrificar a sus soldados. Considero que la crítica antibelicista está en este apartado más allá de resaltar un retrato salvaje de las desgracias de la guerra. Ni coloca a los alemanes como monstruos terribles y malignos, ni a los franceses como estandartes de la libertad blancos y puros. Coloca a cada uno defendiendo sus intereses y punto, otra cosa es que el coste humano se antoja carísimo por la acción de unos y por la pasividad de otros. En este capítulo se valora más el suspense de estrategias que la épica en los enfrentamientos en el terreno de juego. El valor divulgativo lo obtenemos con los mecanismos de información inter agencias, las lecciones estratégicas, las estructuras defensivas del ejército francés, la mecánica militar alemana y los ritos protocolarios de dos sistemas de gobierno enfrentados, el burócrata francés, lento y angustioso, frente al directo y sin filtro del alemán.

“La agonía del fuerte de Vaux” huye de la anterior premisa y nos zambulle prácticamente de lleno en el campo de batalla. Dentro de esta construcción estratégica, los soldados franceses se convierten en guerreros espartanos que soportan todo lo peor que la propia humanidad le puede lanzar: la guerra en estado puro. La de fuera como espacio abstracto mortal y la de dentro como fuero letal por la propia naturaleza del ser humano. El grupo que aguanta sin expectativas claras de salvación los arreones sistemáticos del ejército alemán mientras poco a poco se quedan sin suministros. Infierno cerrado por dentro contra infierno abierto por fuera. La muerte como resultado único. La angustia de los afectados contagia el ánimo del lector enganchado a las heroicidades de un puñado de hombres dejados a su suerte en un drama humano de primer nivel. Le Naour propone cincuenta páginas de tensión empática sin límite, gracias a una magistral construcción de situaciones desasosegantes y personajes carismáticos. La propuesta coral del primer episodio se repite en este pero de forma mucho más próxima, permitiendo por fin al lector probar en crudo el sufrimiento de la guerra en el entorno más claustrofóbico posible. Considero que transmite a la perfección la agonía a contrarreloj de los afectados, gracias a un sinfín de calamidades y desgracias que funcionan como estudio del auténtico infierno alejado de las consabidas metáforas religiosas. El escritor francés consigue sensibilizar a lo máximo lo que es desear estar en otra parte y lo afortunados que somos de no vivir situaciones como esta. Terrible pero épico. Dramático pero glorioso. Supervivencia tiene un nuevo significado: sobrevivir en el Fuerte de Vaux.

En el apartado gráfico contamos con Marko haciendo labores de storyboard y del español Iñaqui Holgado al dibujo. El formato álbum le viene perfecto para destacar los ambientes naturales, la arquitectura de despachos y de trincheras así como la industria armamentística de la época. Hay mucho trabajo de documentación para reflejar realmente la ambientación de este momento histórico, ya sea en recursos humanos como en recursos materiales y naturales. Con mucho detalle se contagia el sufrimiento del frente, tanto en los combates como en las inclemencias meteorológicas. Sin duda el realismo agónico y claustrofóbico del Fuerte de Vaux es de diez. Como hay mucho diálogo, la mayoría además con tensas discusiones, el dinamismo cinemático juega un papel imprescindible para transmitir de forma verosímil el drama personal que acontece en el interior de estas personalidades. La línea clara de la BD se respeta, si bien predominan, gracias al tratamiento del color, efectistas y tenues sombras que le alejan ligeramente de este canon, dando como resultado una imagen natural muy creíble y especial. Sin duda este aspecto narrativo está a la altura del proyecto y de los textos de Le Naour.

Por último, hay que destacar el magnífico apéndice histórico al final del tomo. Nos encontramos con un dossier fotográfico espectacular que ofrece mucha información acerca de esta batalla. Varios de sus apartados los hemos conocido en las dos historias que comprenden el volumen, pero es perfecto para averiguar académicamente lo sucedido en la batalla de Verdún y poner caras reales a los sufridos soldados conocidos entre viñetas. De forma automática, después de adentrarme en una ficción publicada en cualquier medio sobre un momento histórico concreto, soy de los que le pica la curiosidad y busco documentales sobre los temas, consulto manuales o busco en la web lo visto o leído. Que se adelanten a esta inquietud y me lo coloquen después de pasar la última página de la historia es ciertamente estimulante y una alegría que debo resaltar. Estos si son los extras que me gustan.

En conclusión, Verdún es una lectura ágil, divulgativa, poderosa y de mucha tensión dramática. Un análisis humano de cualquier condición en la Primera Guerra Mundial con un gran trabajo de documentación en todos los niveles artísticos. Una aproximación fidedigna y fiable de uno de los eventos bélicos más duros de la historia.

Verdun vol. 1 “Avant l’orage” y Verdun vol. 2 “L’agonie du fort de Vaux”, Bamboo Édition. Verdún, Yermo Ediciones. Cartoné. Color. 120 pags. PVP: 24,00 €. Fecha de edición: Febrero 2017.