Crítica: «Veil», de humanos, demonios y ratas.

Greg Rucka y Toni Fejzula firman los cinco números que componen el tomo Veil, publicado por Dark Horse en origen y por Planeta Cómic en nuestro país. Al guionista lo hemos traído en pasadas ocasiones a esta web por su magnífica obra Queen & Country, que también está siendo publicada por la misma editorial, pero en este caso se aleja del universo de los espías, las conspiraciones gubernamentales e, incluso, de la temática superheróica que también ha cultivado. Veil es algo diametralmente opuesto a lo que nos tiene acostumbrados.

Veil es el nombre que se pone una joven amnesica que surge desorientada, desnuda y confundida en la bulliciosa noche neoyorkina, y en el más peligroso barrio de la gran ciudad. La frase hecha de «un caramelo a la puerta de un colegio» se puede aplicar a la situación inicial en la que se encuentra Veil, pues queda expuesta a la fauna nocturna de «la cocina del infierno». Por suerte (no digo por suerte para quien), por allí está Dante, un joven que la rescata y le ofrece un techo, ropa y seguridad… aunque pronto entenderá que Veil está menos desvalida de lo que parece.

El misterio que envuelve el origen de la protagonista, que se irá desvelando poco a poco, es una de las partes más interesantes del cómic, por todo lo que rodea a dicho misterio y por las «fuerzas» implicadas. Veil se convierte en algo codiciado por distintas partes, dispuestos a recurrir a cualquier método para hacerse con ella y para utilizarla en su favor… y entre esas partes incluyo al propio Dante, aunque las motivaciones del mismo sean mucho más honestas que las de los demás.

Con tintes de terror encontramos una historia fantástica que se va desvelando (nunca mejor traída esta palabra, Veil=Velo) poco a poco, de manera calmada pero intensa y en la que se enfrentan los aspectos extremos del ser humano. La maldad absoluta frente a la lealtad y a los sentimientos más puros se enfrentan como telón de fondo en estos cinco números ilustrados de manera muy personal por un Toni Fejzula realmente inspirado. La historia es sombría y así se nos manifiesta en cada página, gracias al dibujo y al uso de una paleta de colores degradados, donde los rosas apagados, los azules tristes y los marrones taciturnos contagian una atmósfera desalentadora que solo queda rescatada por los enormes, brillantes y vivos ojos de Veil. Para aumentar esa sensación depresiva e incómoda se incorpora un elemento omnipresente en toda la obra… las ratas. Y no solo como fauna decorativa y simbólica, sino también como personaje en algunas ocasiones. No puedo decir más.

Un pequeño tirón de orejas para la edición en tomo: La portada. Veil, la protagonista, sufre una mutación a lo largo de los números, mutación que desvela su origen y procedencia. En su edición original, ella aparecía mes a mes en las portadas y solo en el quinto mes se podía ver su transformación al completo en la portada. Esto forma parte del misterio de la historia. Pues bien… no sé quien será el responsable, no sé de quien fue la idea, de poner como portada del tomo la portada del número 5!! Desvelando de un vistazo parte de la «gracia» del argumento. Planeta ha editado el tomo tal cual lo recopiló Dark Horse y ha mantenido este, para mi punto de vista, gran error. Bien es cierto que es la portada más impactante de las cinco y, como reclamo, es ideal pero…

Por lo demás, encontraréis una buena historia con personajes bien definidos en un ambiente urbano y real pero con tintes paranormales, adornado con unas ilustraciones perfectas y con un final que queda suficientemente abierto para pensar que las andanzas de Veil y Dante seguirán en un futuro próximo.