Crítica: «Una nevera llena de cabezas». Más no siempre es mejor.
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
Una historia que es pura acción, gamberra, divertida, pero que dista mucho de pertenecer al género del terror.
Ha sido toda una sorpresa descubrir en el catálogo de este mes de ECC cómics Una nevera llena de cabezas, la continuación directa de Un cesto lleno de cabezas, primera colección con la se inauguró el sello Hill House Cómics. Tras un año de altibajos en cuanto a la calidad de sus obras, Hill House Comics regresa con nuevo equipo creativo y en esta ocasión no contamos con Joe Hill en el guión. Esta nueva entrega está escrita por el novelista Río Youers, tiene a los lápices a Tom Fowler y el color es de Bill Crabtree. Parece que en esta ocasión el cesto se ha quedado pequeño para todas las cabezas que vamos a encontrar.
La historia comienza en 1983 en la Isla de Brody un año después de que June Branch se deshiciera del Hacha de Yggdrasil arrojándola al océano. Muchas cosas han cambiado en este año, hay un nuevo sheriff responsable de mantener la paz aunque su mano es bastante laxa con respecto a ciertas personas. Una banda de moteros ha llegado a la isla provocando disturbios sin que el jefe de policía haga nada al respecto. Estos moteros buscan desesperadamente el hacha ya que en realidad forma parte de una armadura nórdica formada por una espada, una daga y un cinturón que cuando están juntos son capaces de realizar cosas increíbles. Es la última pieza que falta en la colección y no se irán de allí hasta que la consigan.
A la isla también se acercan Calvin Beringer y Arlene Fields, una pareja que está de vacaciones. Nada más llegar sufren un encontronazo con los moteros y Calvin tiene que huir para salvar su vida. Al verse acorralado decide zambullirse en el mar y allí descubre una misteriosa luz que curiosamente proviene del arma que la banda busca tan desesperadamente.
Honestamente, he echado en falta la mano de Joe Hill detrás de esta historia. No es que Rio Youers lo haga mal ni mucho menos, pero Un cesto lleno de cabezas era una historia de terror con toques cómicos provocados en su mayoría por las cabezas parlantes y Youers ha llevado esto al extremo, donde el terror prácticamente ha desaparecido y hay demasiada comedia. Tenemos un slasher al más puro estilo de los 80 con un ritmo endiablado donde cada situación es más descabellada que la anterior, sobre todo las provocadas por un peligroso tiburón que son realmente rocambolescas. La historia es directa, va al grano y echo en falta algo más de desarrollo de personajes ya que el autor nos cuenta lo justo para que entendamos porqué están ahí. Este arco cierra su historia pero la deja abierta a que en un futuro tengamos “otra cosa llena de cabezas”, que esperemos vuelva un poco al tono que originalmente le dio Joe Hill.
En el apartado artístico tenemos al veterano dibujante Tom Fowler, con un estilo ochentero adecuado a la época en la que está ambientada la historia. Ya desde las primeras páginas hay una declaración de intenciones y Fowler no se corta a la hora de mostrarnos sangre y vísceras que es justo lo que pide este slasher. Las expresiones faciales de los personajes son exageradas y sobreactuadas en muchos momentos. El color de Bill Crabtree es apagado tanto en los personajes como en los escenarios. Lo mismo sucede con el rojo de la sangre y aviso que es un color que aparece muy a menudo.
Este tomo recopila los 6 números que componen la obra y siendo francos, no está a la altura de su primera entrega. Río Youers lo lleva todo al extremo, más acción, más asesinatos, más comedia, pero se deja por el camino lo que realmente buscábamos que es el terror. Es gamberra, entretenida, todo trascurre a un ritmo endiablado y hay sangre y muerte a raudales, pero es más un slasher que otra cosa. La historia es autoconclusiva pero deja la puerta abierta para que otros autores construyan más historias con estos personajes y este mundo.
Edición original: Refrigerator full of Heads núms. 1-6 USA
Formato: 168 páginas . A color. Cartoné. 20.95€