Crítica: «Un poco de madera y acero», observando en silencio.
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
Maravilloso
Fantástico cómic francés que explora la vida cotidiana a través de un simple banco del parque
Christophe Chabouté es un autor francés poco conocido en nuestro país y que a sus 48 años se muestra como un autor peculiar, único, que entiende el cómic como un método de expresión artística todavía por explorar y con el que todavía se puede experimentar. Prueba de esto es la obra que traemos, Un poco de madera y acero (Un peu de bois et d’acier), publicada originalmente en 2012 y traída a nuestro mercado gracias a la apuesta de Planeta Cómic.
Vamos a ser mudos testigos de la existencia de un banco de parque. Asistiremos como espectadores a las vivencias cotidianas que giran en torno a este elemento tan común y habitual en las ciudades. ¿No os habéis preguntado de cuantas historias puede ser testigo un simple banco? El nacimiento de historias de amor, su ruptura, conversaciones trascendentes en la vida de la gente, lugar de descanso y solaz de solitarios lectores, cama improvisada de vagabundos, elemento de juego para niños y punto de reunión de jóvenes que toman sus primeros contactos con las drogas, la bebida y otras cosas… Todo ello y mucho, mucho más, está contado en este cómic de una manera natural y aséptica, manteniendo siempre la distancia y sin permitirnos formar parte de ello. Sin embargo esto no es impedimento para que nos terminemos sintiendo implicados, pues el tiempo avanza y las historias de muchos de estos personajes también.
Podemos poner como ejemplo el inicio del cómic, con dos niños que marcan su amor infantil a navaja, raspando la madera del banco, y dejando por siempre sus iniciales y un corazón. La pareja de ancianos que acude al banco, su rincón favorito, para comerse un pastelito que comparten siempre. El solitario y eterno buscador de su pareja ideal al que siempre dejan plantado, ramo de flores en mano, esperando en ese banco. El sin-techo que acude cada noche a dormir en su cama improvisada y el policía de la zona que le persigue incansable. El perrito que encuentra en una de las patas del banco el lugar ideal para marcar su territorio. El encargado de mantenimiento del parque que acude regularmente a barnizar, pintar, limpiar… Son solo unas pocas historias de las muchas que encontraremos, y todas avanzaran y nos hablaran de sus protagonistas y de sus vidas.
No vais a encontrar una sola palabra, ni una linea de texto, en sus más de 300 páginas. El peso narrativo recae enteramente en lo visual y, como si de una película muda se tratara, juegan un papel fundamental los gestos y las expresiones de las gentes, donde Chabouté se muestra cómodo y eficaz, sobrado siempre, y se recrea con cada escena, con cada encuentro y con cada momento. Mención inevitable es el dominio del tiempo por parte del autor, que sabe como congelar y dilatar una escena y como transportarnos a lo largo de los años en tan solo un par de viñetas. Y aunque parezca que hablamos de un cómic serio y sesudo, Chabouté encuentra hueco también para la comedia y para el humor, encajando en él a sus personajes y manejando para ello las situaciones sin que en ningún momento parezcan forzadas o artificiales. Conseguir transmitir todo tipo de sensaciones con tan solo un único plano secuencial y sin ningún texto es una tarea absolutamente brillante.
Con una narrativa visual insuperable y una edición por parte de Planeta Cómic a la altura, Un poco de madera y acero es uno de esos cómics que elevan la historieta a la categoría de arte. No es un tomo recomendable para todos los públicos por su carácter sosegado y cotidiano en un mercado dominado por la ficción, pero sin duda es una obra que enamorará y fascinará, incluso al lector poco habitual, por su apuesta original y valiente.