Crítica: «Turbo Kid»
Resumen de la Crítica
Valoración
Turbo Kid, explosión de nostalgia y vísceras, con una potente BSO.
Turbo Kid nos cuenta una historia paródica del género post-apocalíptico de los 80 y 90. Encantadora y efectista.
Turbo Kid: Nos encontramos en un futuro post-apocalíptico, año 1997. Una terrible sequía asola Wasteland y The Kid (Munro Chambers) sobrevive a duras penas aferrado a sus cómics, buscando y comerciando con artefactos de la cultura popular anterior al desastre para poder conseguir agua potable. El joven se topará con Apple (Laurence Leboeuf), una chica decidida a ser amiga suya. En compañía de Frederick (Aaron Jeffery), un duro luchador de pulsos, Apple y The Kid se verán abocados a enfrentarse a Zeus (Michael Ironside), un autoproclamado líder y dueño del único medio para obtener agua.
Los jóvenes Anouk Whissell, François Simard y Yoann-Karl Whissell participaron en la recopilación The ABCs of Death (2012) con el corto T Is For Turbo, del que surge la comedia gore de acción Turbo Kid (Nueva Zelanda, Canadá, 2015). Con una estética que recuerda a Mad Max vs Power Rangers en el Fallout, Turbo Kid nos cuenta una historia construida sobre la parodia de antiguos clichés, en donde abundan las persecuciones en bici y las armas de puño, y consigue la carcajada.
Las constantes referencias a los años 80 y 90 se dirigen a una generación de jóvenes que trafica en eBay con objetos contaminados de nostalgia, para ofrecer unas notas de humor y vana esperanza a una situación social deplorable de infantilización forzada.
La banda sonora a cargo de la banda retrowave Le Matos, premiada en la anterior edición del Festival de Sitges, acompaña el tono aventurero y cándido de una película en la que las vísceras o se sienten… o saltan por los aires.