Crítica: «Tú eres el siguiente». Muerte a la burguesía
Resumen de la Crítica
Valoración
Brutalmente aceptable
Para amantes de los films de muertes absurdas e invasiones domésticas, dispuestos a autoparodiar el género
Existen obras que o las amas o las odias. Y con “Tú eres el siguiente” está pasando más o menos lo mismo.
Así es como el largometraje de Adam Wingard, que ha dirigido cintas como “V/H/S” (la parte correspondiente al hilo argumental principal) o “The ABC’s of Death” (el segmento titulado “Q Is for Quack”) y que se encuentran entre lo merjorcito del género de terror en los tiempos que corren, se ha labrado una importante cantidad de fans que discuten calurosamente con una horda de detractores de la película, sin que haya forma humana de acercar puntos de vista.
La película no tiene ni pies ni cabeza. No vamos a engañarnos. Pero, pongámonos en situación.
Imaginemos una de esas reuniones familiares llenas de primos, tíos, primos segundos, tíos segundos, parejas de los tíos segundos y demás parientes lejanos que no podrían darnos más igual, y que en medio de esa tediosa comida llena de convencionalismos sociales falsos y estúpidos llegan un par de tíos encapuchados, ballestas en mano, y se los cargan a todos. ¿Dónde tengo que apuntarme? Piensa uno.
Y como el director lo sabe, añade un personaje, en apariencia inofensivo, que bien podría ser el propio espectador, para que en pleno caos despliegue unas armas de matar que ni el propio Chuck Norris y se convierta en el potencial superviviente de esa odiosa reunión burguesa.
Porque esa es otra. La familia en cuestión está forrada. Y es superestupenda y se adoran todos mucho. Hasta que rascas un poco, como en toda casa de vecino, los conoces y terminas alegrándote de todas y cada una de las muertes (de un nivel de absurdo solo comparable a la saga «Destino final») que les van aconteciendo.
Supongo que esta es la parte que ha hecho que la película esté incluida dentro del género «comedia» (además del de «terror«, claro). Eso y que, teniendo en cuenta las pésimas actuaciones de los actores (el guión tampoco daba para mucho más), el comportamiento absurdo de sus personajes y la inserción forzosa de detalles que pretendían (o no, todavía no lo tengo claro) resultar terroríficos (como que los asesinos escriban con el cuchillo en paredes y ventanas la frase «Tú eres el siguiente» en tiempo record y de forma perfecta, o que lleven caretas de animales, hechos totalmente incomprensibles) es imposible tomársela en serio.
Y eso ha molestado, con razón, a muchos de los espectadores que iban al cine con el hype por las nubes gracias a no pocos portales, revistas y carteles de cine (quiero pensar que están en el grupo de los fans incondicionales y no que se debe a algún motivo económico) que casi la describían como la película más terrorífica jamás contada.
Porque, si bien al principio de la cinta, la tensión de la familia acorralada está muy bien conseguida (ayudada por no saber con qué nos vamos a encontrar), lo nuevo de Wingard de terrorífico tiene poco. Y el desenlace, típico hasta el extremo (que no el cierre de la película; ese sí que te deja pegado a la butaca), en nada cumple con los lemas filosóficos que prometían trailers y carteles, del estilo de “ahora son los animales los que cazan a los humanos”, apoyados por las todavía incomprensibles caretas.
Pero, pese a todo esto, ver a una Sharni Vinson (en la piel de novia de uno de los hijos) arreando mamporros a diestro y siniestro y con más recursos que McGiver, mientras una panda de pijos repelentes muere asesinada, no deja de ser un espectáculo.
Porque “Tú eres el siguiente” es la muerte de la burguesía. Es una fiesta. Y nosotros estamos invitados.
En cierto modo tienes razón, pero yo fui de los que salí enfadado con la película. Me pareció una de las peores películas que he visto en mucho tiempo. Prácticamente todo está mal: la actuación, el doblaje, el guión, la construcción de personajes… Es, de hecho, tan mala que hasta te ríes, y quizá eso es lo que buscaban. Lo malo es que al tener tan poco sentido y ser tan típica y a la vez cutre… no puedes evitar salir del cine sintiéndote decepcionado. Una pena, ¡aunque para gustos los colores!