Crítica: Transformers 4: La era de la Extinción – ¿Qué te hemos hecho Michael Bay?
Resumen de la Crítica
Valoración
¿Qué te hemos hecho Michael Bay? ¿En qué te hemos convertido? Como fan de los juguetes de Hasbro y seguidor de las diversas series de animación, cómics y películas de Transformers, me encuentro sumamente confuso. ¿Qué es Transformers 4: La era de la Extinción? ¿Es una secuela? ¿Un reboot? ¿Un remake?
Os diré lo que es en una frase: Es un espectáculo de fuegos artificiales de 3 horas de duración.
Es el siguiente paso evolutivo de Michael Bay, director del film. Un espectáculo audiovisual sin parangón de la mano de ILM y las cámaras 3D de Cameron, sumado al dinamismo (casi cercano al Parkinson) de los planos de Bay y aderezado con esa nueva tendencia de planos cortos, lens flares etc que tan de moda han puesto en el cine «blockbusteriano» seres como JJ. Abrams o Zack Snyder en su última Man of Steel.
La pirotecnia por doquier y los efectos CGI se ven además grácilmente acompañados por las más típicas, tópicas, paródicas y vacías frases que un actor (real o digital) haya podido jamás recitar. (Quien aquí escribe tuvo la oportunidad de ver la película en versión original y espera que los dobladores españoles hayan naturalizado un poco algunas de las líneas en el guión para hacerlas sonar menos forzadas).
El guión da para dos o incluso tres películas, pero ya se sabe, Bay se atiene a la fórmula de cuanto más mejor. Más personajes, más tramas entrelazadas, muchos nuevos conceptos, más explosiones… y el que mucho abarca poco aprieta.
En un mundo que odia a los Transformers, un reducido grupo de Autobots y Decepticons lucha comandado por Optimus Prime, por sobrevivir a los humanos que quieren destruirlos. Pero todo cambiará cuando los humanos se alíen con una fuerza extraterrestre que también busca a Optimus, al tiempo que los humanos desarrollan sus propios transformers gracias al Cybertronium. Aquí hay chicha para todos.
Cómo echo de menos ahora la primera película, donde alcanzabas a conocer un poco más de cada autobot o decepticon, de cada personaje humano, de sus vidas, de sus intenciones. Aquí todo viene rodado (chiste autobot). Mark Whalberg tiene poco que haber con este guión e incluso el grandioso Stanley Tucci queda limitado por los giros insulsos de la historia, dando tumbos a lo largo de esta sin un destino claro.
Es cierto, es un punto a favor de esta Transformers 4 el haberse olvidado un poco de las personas y haberse centrado en los transformers como personajes principales. Esta es su historia, estos son sus problemas pero… ¿dónde quedaron los personajes humanos de las entregas anteriores? ¿Dónde está Sam Witwicky? Todos sabíamos que no aparecería por estos lares pero… ¿ni una mención siquiera por parte de Optimus a sus antiguos aliados humanos? ¿A sus aventuras como defensor de la justicia con el ejército norteamericano? ¿Dónde están Lenox, NEST y los militares que apoyaban a los autobots? Nada importa aquí. Y hay veces en que el trasfondo de anteriores entregas es requerido. Bay trata de empezar de cero… pero no. Es un relanzamiento de la saga… pero no.
¿Y lo bueno? Os preguntaréis… lo bueno, como siempre es, que como buen fan uno puede contemplar de nuevo a sus juguetes favoritos cobrando vida, luciendo nuevos diseños y envueltos en espectaculares batallas (largas también). Los locos de la automoción alucinarán con los modelos de vehículos mostrados, los fans de la acción babearán con las explosiones. Bay hace pelis para todos… y quizás para ninguno.
Eso sí, abre las puertas a nuevos universos relacionados con los Transformers, los dinobots, los caballeros de Cybertron… homenajes y pistas que podrían dar pie a nuevas tramas de cara a futuras secuelas, tramas que nos llevarían más allá de la Tierra y los humanos.
Es una pena que, siendo la película que más elementos de la mitología de los cómics y los dibujos animados ha empleado, quede todo un poco en agua de borrajas, diluído entre tanta batalla en una cinta tan larga. Más Dinobots, más transformaciones, más personajes de los de toda la vida y más Cybertron es la clase de epicidad que necesitamos y no tanta ciudad arrasada. De hecho, cuántas grandes ciudades quedan por destruir? Decían de Snyder y Zod en Man of Steel pero Michael Bay se ha cargado ya Chicago, medio Egipto, Mission City, Shangai, Hong Kong… sólo con los Transformers, quiere tener el récord.
En definitiva, Bay parece una parodia de sí mismo. Su estilo se ha visto plenipotenciado. Más cámaras hiperactivas, más destrucción, más mujeres florero y más metraje… pero aún así, la película está siendo un éxito de audiencias porque seguimos en la época de los robots gigantes que destrozan ciudades. Transformers, Pacific Rim… no deja de molar. Y al final, qué importan tres líneas de diálogo pésimas o la inconsistencia con anteriores precuelas si tenemos Dinobots dando caña? Pues eso. Transfórmense… ¡¡y avancen!!