Crítica: “Thor: El Mundo Oscuro”. La fórmula de siempre
Resumen de la Crítica
Valoración
Crítica de la película "Thor: El Mundo Oscuro" de Marvel.
Si hay un superhéroe que de verdad ha podido salir beneficiado del tirón pirotécnico de los “Los Vengadores” (Joss Whedon, 2012) ese ha sido Thor. Y no precisamente por el sosainas de su personaje principal, sino por ese carismático villano de lujo llamado Loki. Principal antagonista de la anterior “Thor” (Kenneth Branagh, 2011) así como de la película de Whedon, Loki se ha convertido en uno de los malos más reconocidos dentro del universo cinematográfico de Marvel. Frente a un escenario repleto de individuos estirados y brutos, el carácter viperino e irónico que posee este personaje, le ha permitido ganarse la simpatía y el cariño del público fan del género; algo semejante a lo que ocurre con Tony Stark y razón por la cuál, fue el protagonista indiscutible de “Los Vengadores”.
Teniendo esto en cuenta, la Marvel ha optado muy prudentemente por repetir la fórmula de cara a “Thor: El Mundo Oscuro” (Alan Taylor, 2013). Al igual que se dio mayor peso a Stark frente al resto de superhéroes en la cinta de Whedon (simplemente por el atractivo que se había ido ganando en sus películas por su carácter descarado y burlón), en “El Mundo Oscuro” se ha hecho algo semejante (evidentemente a menor escala para no eclipsar al protagonista indiscutible) con Loki. Es algo bastante lógico teniendo en cuenta las regulares críticas que recibió la primera parte de la saga. Así, a expensas de evitar un descalabro en taquilla, los traileres de la secuela del dios nórdico han utilizado la figura de este villano como reclamo, a sabiendas de la expectación que crearía entre un público ávido de conocer su destino.
Y así es como comienza “El Mundo Oscuro”. Tras una presentación inicial de la trama a desarrollar, la primera escena está dedicada al hermano de Thor, revelándonos su suerte tras el zafarrancho montado en Nueva York; y que a su vez sirve de conexión con el final de “Los Vengadores”. Satisfecha la curiosidad del espectador, arranca entonces una historia que se antoja conocida y trillada en multitud de películas. Si en la primera parte nos pudimos quedar con las ganas de una lucha entre Asgard y los gigantes, “El Mundo Oscuro” se encarga de solventar el problema poniendo en escena a los elfos oscuros, raza que no tiene precisamente muy buenas intenciones y que busca sumir al universo en el caos para su propio regocijo.
La fórmula que sigue “El Mundo Oscuro” es idéntica a la que Marvel ha desarrollado en prácticamente la totalidad de sus películas. Un producto de entretenimiento basado en la acción y la destrucción, donde trama y personajes se desarrollan lo mínimo indispensable para generar un producto final lo suficientemente satisfactorio. Así ha sido desde la primera trilogía de “Spiderman”, los “X-Men” o la que es seguramente su saga más famosa “Iron Man”, que dio el escopetazo de salida al denominado ‘universo cinematográfico Marvel’ y cuya primera fase culminó con “Los Vengadores”. Una fórmula efectiva apenas retocada donde además, la comedia salpica– en mayor o menor medida- el metraje.
De la misma manera, “El Mundo Oscuro” rescata todos los elementos que ya estuvieron presentes en la primera parte. Se vuelve a presentar a Asgard como la defensora de la paz en los nueve reinos, a la vez que nos reencontramos a personajes ya conocidos como Odín (Anthony Hopkins), Heimdall el centinela, Volstagg o Sif entre otros muchos. Por supuesto, también se rescatan a los protagonistas terráqueos y se retoma la relación sentimental que de forma tan burda se creó en la precuela entre Thor y la humana Jane Foster (Natalie Portman). No es este un aspecto que mejore en la nueva película; es más, se desaprovecha completamente a la hora de desarrollar un posible conflicto beneficiando en cambio la acción desbocada.
Una acción en la que Thor es el protagonista absoluto, aún más si cabe que en la primera cinta. Mientras el dios del trueno se dedica a repartir estopa a diestro y siniestro con su martillo, el resto de “dioses” apenas tienen relevancia en la película. Solo Loki, por ser quien es, tiene unos minutos en los que se permite el lujo de hacer sombra a Thor. Los incondicionales del género harán llover ríos de tinta sobre el destino marcado a este personaje; un destino que por sí mismo carece del impacto que un suceso así debería tener en el espectador, lo que es debido principalmente al carácter desenfrenado y sin pausa con el que se desarrolla la cinta y al anteriormente citado escaso desarrollo de los personajes.
“El Mundo Oscuro” no es mejor ni peor que cualquier otra secuela de la casa Marvel. La fórmula que sigue es idéntica a la de sus compañeras y el resultado también. El entretenimiento sigue primando muy por encima de historias y personajes al contrario de lo que intenta hacer su rival DC, más abocada a la complejidad de las tramas. La película en general cumple las expectativas con las que se creó, pero no es capaz de ofrecer un aliciente que la permita ocupar un lugar importante dentro del género. Algo semejante a lo que seguramente ocurra con “Capitán América: El Soldado de Invierno” (Anthony Russo, Joe Russo, 2014), el próximo estreno de la compañía de los comics. Pero mientras la gente siga respondiendo, así seguirá siendo.