Críticas de videojuegos

Análisis de The Holy Gosh Darn. El oscuro secreto de San Pedro

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El secreto de San Pedro es un sleeper celestial

Para jugadores de humor afilado y fanáticos de la animación con personalidad

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Hace poco (aprovechando el lanzamiento de ‘Thank Goodness You’re Here!’) comentábamos en nuestro último podcast dedicado a videojuegos la necesidad del humor en este formato. Y la dificultad de encontrar títulos verdaderamente hilarantes. 

Poco tiempo después del lanzamiento del ya mencionado juego, llegaba a las plataformas videojueguiles el surrealista ‘The Holy Gosh Darn’ para dejarnos a todos del revés. 

El pasado 26 de septiembre, los noruegos Perfectly Paranormal estrenaban nuevo título con un ‘sujétame el cubata’ en toda regla. Un nuevo proyecto vinculado al universo de sus dos anteriores juegos (‘Manual Samuel’ y ‘Helheim Hassle’, de 2016 y 2020, respectivamente) igual de loco e irreverente y cargado de guiños a los anteriores. 

En ‘The Holy Gosh Darn’ (o lo que viene siendo ‘Dios Santo, Maldita Sea’), seguimos a Cassiel de la Celeridad, un ángel encargado de evitar que unos espectros invadan el cielo y hagan implosionar el universo. Para ello, debemos hacer uso de los viajes en el tiempo a través de un artilugio que nos proporciona Azrael, el mismísimo dios de la Muerte. 

Todos los perros van al cielo

Por lo visto, hace siglos que Cassiel perdió la gracia divina. Ahora pasa las tardes en una suerte de Cielo que se parece más a Harlem que a un paraíso, sentada en un banco con su amiga Puriel y jugando a adivinar cuál será la raza del siguiente perro que ascenderá después de la muerte. Porque lo que pasa aquí es que todos los perros van al cielo (como en aquella película de Don Bluth del ochenta y nueve). Y cuando digo todos, es todos. Así que el Águila Bíblica se pasa el día recogiendo excrementos y quejándose de ello. Toda ser groseros y cortar su interminable conversación a medias. Siempre y cuando no necesitemos nada a cambio de escucharle. Y es que, como iremos aprendiendo a base de golpes –o de provocar que se acabe el mundo–, decisiones tan banales como interrumpir a algún personaje mientras habla pueden ser cruciales para el éxito o el fracaso de nuestra misión.

Es complicado satirizar una religión como la católica sin que se ofenda nadie, pero en este caso creo que está llevado con tal cuidado y respeto que lo realmente complicado es ofenderse. Y es que es más un homenaje a esta mitología bíblica que una sátira con intención subversiva, trayéndonos personajes a montones como los viejales del Cielo que debemos coleccionar o descifrando el oscuro secreto de San Pedro. 

La gracia divina del estilo visual

Se trata de una aventura narrativa con elementos de plataformas y acertijos. Nos movemos en 2D, de izquierda a derecha, de arriba a abajo, entrando y saliendo por puertas y estancias y por otros mundos en los que también nos desplazamos de izquierda a derecha. 

Este desplazamiento estilo plataformas –completamente apto para mancos con el mando– está marcado por las pequeñas mejoras de movimiento que Cassiel va consiguiendo a medida que mejora su nivel de gracia divina. Cuando más nos esforcemos en salvar el Cielo, Dios nos proporcionará habilidades como saltar más alto o deslizarnos con más fuerza en el aire. 

El apartado visual se sostiene sobre un estilo cartoon muy peculiar; tanto que, en un primer momento, puede resultar complicado acostumbrarse a esta estética tan marcada si no eres un fanático de las diferentes técnicas de animación. Pero, una vez entremos en su universo, el diseño solo hará que la rareza de su dibujo nos ayude a que el juego resuene en nuestra mente por los años

El sistema de viajes en el tiempo es intuitivo, no muy complejo, aunque se va poniendo difícil a medida que vamos añadiendo mejoras al artilugio de Azrael. Según avancemos en la historia, el extraño cronómetro que llevamos colgado del cuello nos permitirá fijar marcadores –si la pifiamos, que es fácil, podremos volver fácilmente a un punto anterior–  e incluso desafiar a las reglas de los bucles temporales, trasladando con nosotros objetos en nuestros continuos desplazamientos entre pasado, presente y futuro. 

Y cabe recordar que debemos darnos prisa, pues tenemos solo seis horas para lograr nuestro objetivo. Cassiel se levanta a las doce del medio día –no es de extrañar que haya perdido la gracia divina– y habrá que evitar el fin del mundo que inevitablemente se producirá a las seis de la tarde (o no).

‘The Holy Gosh Darn’ está disponible para PlayStation 5, Nintendo Switch, Xbox One, PlayStation 4, PC, Xbox Series X y Series S. Lo hemos probado para Steam Deck y nos ha parecido un juego más que óptimo para la consola de Valve. 

Sleeper celestial

Como ya ha pasado con el más arriba mencionado ‘Thank Goodness You’re Here!’, hay muchas papeletas para que este juego de estética indie pase completamente desapercibido. Muy probablemente, debido a los tintes humorísticos, en un mundo en el que los juegos indies sobreviven a base de tratar temas más intensos como la muerte y el duelo (el 90% de los títulos más conocidos acaban girando en torno a ello). Y que ‘The Holy Gosh Darn’ vaya a ser uno de los sleepers de 2024 es una completa lástima, teniendo en cuenta lo bien trabajado de sus bucles espacio temporales, lo intrincado de sus enigmas y, sobre todo, lo afilado de su sentido del humor. 

Es, sin duda, una de esas ficciones a las que vale la pena llegar virgen y dejarse envolver por su locura y por lo absurdo de su sátira bíblica. 

Marta C. Catalán

Foto, vídeo y gestión cultural. Aprendiendo a gestionar vías de escape al aburrimiento.

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