Críticas de cómics

Crítica: “Superman, American Alien”. Reimaginación creativa.

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De relectura inmediata.

Las reflexiones y angustias de Clark son históricamente coherentes pero el enfoque es muy refrescante.

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Nueva reimaginación de los inicios de Superman/Clark Kent. Si el ritmo narrativo de los cómics del corriente siglo adapta los tempos desarrollados en las series de televisión y ya también del cine a la vista de que no hay película de postín que baje de las tres horas, que mejor que traer al medio a un profesional de los citados cuya carrera se ha cimentado en el presente siglo. En esta ocasión, tenemos al director y guionista Max Landis.

Sigue los esquemas de los anteriores en cuanto a planteamiento en Smallville, inicios en Metropolis, curiosidad por sus orígenes y el salto a la capa. Habrá que ver si a pesar de estos patrones hay donde rascar. La respuesta es afirmativa.

Efectivamente, la etapa de Smalville que abarca tres etapas en tantos episodios, la infancia, la adolescencia y la postadolescencia, impacta.

La primera, por el arte de Nick Dragotta. Emula el estilo artístico de la animación actual pero lo combina en un tono clásico que emociona. Tenemos unos Kent muy modernos a pesar de que el campo de acción es el de siempre y las interacciones del niño Clark con todos son acertadísimas. Además, interpreta muy bien la angustia del niño por saber qué es. Material de sobra para que Warner haga una peli animada de primer nivel sobre la niñez de Clark.

La segunda, porque es muy violenta. Y además explícita. El estilo sombrío y apagado de Tommy Lee Edwards encaja a la perfecciona en un drama sangriento e injusto que lleva al límite la fuerza mental del protagonista llevándose su inocencia por el camino.

Y la tercera, porque vemos un registro del futuro superhéroe tanto extraño como inédito. Una canita al aire a través del dibujante Rinco Renzi gracias a una mentira no intencionada que le sirve para encontrar respuestas a su lugar en el mundo y a donde ir a futuro. Funciona a modo de comedia, pero contenida, no hilarante ni desproporcionada. Y sale Deathstroke.

Antes de la capa, y como punto de partida en Metropolis y el Daily Planet, llegamos al ecuador de la obra con su cuarto episodio. En mi opinión, de lo mejorcito que he leído del personaje y del género en mucho tiempo. Jae Lee ejecuta el guion de Landis como hacía tiempo que no le veía en un cómic de estas características. Y me parece una grapaza porque en dos pinceladas explica a la perfección lo que representantan tres iconos de la editorial, como son Oliver Queen antes de las flechas, un protovillano Lex Luthor y Dick Grayson, en un Robin Año Cero contado en cuatro páginas. La interpretación de la psicología de Grayson por parte de Landis y el recurso narrativo ideado en tan poco espacio por Lee, es apabullante.

Vamos por fin con Superman. Grapas cinco en adelante.

Quinto episodio con Francis Manapul al dibujo. Manapul nivel dios. Impresionante. Este episodio deberían publicarlo en formato tabloide. Maneja las composiciones panorámicas y a toda página magistralmente en perfecto equilibrio con las situaciones y el ritmo. En las secuencias más ortodoxas del medio sintetiza narrativamente la acción al mínimo pero permite a Landis contarlo todo. Y ya por fin, acción superheroica.

Si algo se caracterizan las historias enmarcadas en los orígenes del personaje, Krypton es un factor clave. Sobre todo como llega a su conocimiento el planeta natal. Bien, en esta ocasión no usa los planteamientos tradicionales al respecto, utilizando ahora a un Clark veinteañero a raíz de un arrebato pasional gracias a un pique con un colega de Smallville. Lo que denota aún cierta inmadurez con rabietas mal gestionadas. Lo que humaniza a Clark. Como priman las interaccionas personales, la expresividad gestual y corporal del artista Jonathan Case es perfecta para fluir esta parte del texto de Landis.

En el último episodio tenemos a Lobo como personaje invitado. Y una cara del susodicho más ingrata que en otras ocasiones, con mucha sangre inocente en sus manos. Eso le sirve a Lock para desarrollar gráficamente una historia sucia pero perfecta por su estilo visual. Un combate con el de Czarnia muy violento. Landis profundiza aquí en la dicotomía clásica del personaje, ¿Krypton o Kansas? ¿El o Kent? Sin perjuicio que toca sutil, pero concluyentemente, su relación con Lois Lane.

En conjunto, la miniserie es muy satisfactoria. Landis plantea un enfoque en las reflexiones, decisiones y angustias de Clark en clara correspondencia con su yo de toda la vida pero muy refrescantes. Y además las decisiones creativas para justificar el camino son tanto potentes como imaginativas.

De relectura inmediata.

Superman: American Alien núms. 1-7, DC Comics. Superman: American Alien, ECC Ediciones. 224 páginas. Color. Cartoné. Pvp: 28,50 €.

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