Crítica: «Stumptown 1», chicas, matones, champú y serie negra
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
Cómic Serie Negra
Una historia que no sorprende pero tan bien escrita que se disfruta de principio a fin.
Los cómics de detectives se están prodigando y multiplicando en los últimos años. Si bien ha sido siempre un género recurrente en el medio, es cierto que en estos últimos tiempos también hemos disfrutado de buenas historias, personajes y autores. Y si de buenos autores hablamos, Greg Rucka es uno de ellos sin duda. La serie negra no es un género desconocido para él, pues la ha cultivado en cómic pero, sobre todo, en su serie de novelas protagonizadas por Atticus Kodiak. Un cómic de detectives guionizado por un experto en novelas del género? El resultado es previsible: una historia madura, bien hilvanada, con personajes sólidos y creíbles.
Stumptwon fue publicada originalmente por Oni Press como serie limitada de cuatro números entre noviembre de 2009 y febrero de 2010, pero Planeta DeAgostini ha publicado hace unas semanas el tomo recopilatorio que no solo reune los cuatro números originales, sino que incluye material extra como una historia de ocho páginas, en blanco y negro, y que se publicó en reducido tamaño (como un paquete de tabaco) junto a una lupa (¿?)
En Stumptown: El caso de la chica que se llevó el champú (pero se dejó el mini), seguimos la pista de una joven desaparecida, junto a la detective Parios, que debe aceptar el caso para evitar unas incómodas deudas de juego. Y lo que comienza siendo un típico caso de jovencita desaparecida por cuestiones de amorío o problemas turbios, se va tornando en un asunto realmente peligroso… para la propia detective Parios, que decide involucrarse de manera personal en el vil cruce de intereses egoístas que termina descubriendo. Ante el lector se despliegan varios personajes, cuyo eje es la protagonista, todos ellos dotados de personalidad propia y definida. Algunos muestran la situación personal que atraviesa la protagonista, como su hermano Ansel, completamente dependiente de ella. El peligroso señor Marenco y sus hijos, manipulando a veces a la protagonista y, a veces, siendo manipulados por ella… Excepto Parios, ninguno sobresale, pero todos están en su sitio, como piezas, y cumplen de sobra su papel en este drama vital. Y por qué sobresale la detective Parios? Pues porque parece un personaje de carne y hueso. Dista mucho de ser una heroína capaz de las más asombrosas hazañas, ni siquiera es excesivamente diestra en la lucha cuerpo a cuerpo o tiene un manejo destacable de las armas de fuego… Su valor, su ingenio y, sobre todo, su humanidad y sus «defectos», van perfilando uno de esos detectives de ficción que van más allá del papel.
Guionizado de forma solemne y efectista, sobria pero eficaz, ideal para este género… el oficio de Rucka se deja ver (o leer) en estos guiones. Algo que no termino de entender es el flash-back inicial, pues no aporta ninguna variación al relato y podía haber sido contado en su «tiempo normal» sin que resultase menos impactante ni definitivo. La historia, que no sorprende ni enamora, está bien contada y se lee de forma fluida y continuada sin aburrir. En definitiva no cuenta nada nuevo, pero lo cuenta muy bien.
El dibujo corre a cargo de Matthew Southworth ( un polifacético artista) y es muy adecuado al tipo de género, a la serie negra, al cómic de detectives. Sus trazos son bruscos y gruesos, con poco detalle en rostros y escenarios. Esto sería algo imperdonable en otro género, pero casa bien con este Stumptown: aunque no consigue darle un valor añadido tampoco resta al producto final.
Existe una segunda miniserie protagonizada por la buena de Parios y que veremos en breve, publicada también por Planeta… Mientras tanto, los aficionados al género detectivesco en los cómics pueden encontrar en este Stumptown (El caso de la chica que se llevó el champú pero se dejó el mini) una historia que no sorprende pero que conserva los elementos suficientes para gustar y ser recordada con agrado.