Crítica: «Star Wars Episodio VIII: Los últimos Jedi»
Resumen de la Crítica
Valoraciones
Recuperando sensaciones
batallas estelares, huidas, traiciones y sentimientos enfrentados.
Dos años han pasado desde que, en diciembre de 2015, Disney retomase una de las franquicias que más dinero ha dejado al mundo del séptimo arte. El «Despertar de la Fuerza» nos trasladaba hasta una galaxia con un «imperio» renovado, más poderoso y con más medios que en la extinta era del emperador Palpatine. «La Primera Orden», como se conoce al nuevo orden imperial, ha fijado como objetivo prioritario el exterminio de la rebelión.
Leia y sus sublevados asestaron un duro golpe al opresor régimen de Snoke. La destrucción de su nueva arma devastadora, no parece haber afectado lo más mínimo a sus planes, cercando al cada vez más escueto ejercito rebelde.
Este es el punto de partida del Episodio VIII, en el cual así de primeras, vamos a encontrar muchos puntos en común con su homólogo de la trilogía clásica. Un planeta del que hay que huir apresuradamente, un aprendiz en busca de su maestro, una traición… ¿os suena de algo?
En la entrega anterior, fue muy criticado entre los fans de la saga, que se repitiesen los esquemas de «Una Nueva Esperanza», cosa que han intentado corregir en esta ocasión. Y aunque la primera impresión puede hacernos pensar que ha sido así, lo que han hecho realmente es disimularlo con sutileza.
Lo que si tenían claro en la productora, era que la nueva hornada de personajes debía sustituir completamente a la vieja guardia. Johnson y Lucas, en su papel de guionistas, se tomaron esta propuesta al pie de la letra, haciéndolos desaparecer, poco a poco, del reparto.
Los Rey, Finn, Dameron y compañía debían adquirir un mayor peso dentro de este universo, a pesar de no contar con excesivo carisma. Los personajes no son capaces de llenar la pantalla, y es únicamente Adam Driver como el bipolar Kylo Ren, el único que consigue convencer con su actuación al espectador.
Mark Hamill, como suele ser habitual en él, está de notable, a pesar de haberle caído gran cantidad de palos por el guión al que se cernía. Son muchas las voces que se han alzado, en cólera, porque el personaje más influyente de la saga antigua, en su rol de Jedi, había optado por el destierro voluntario. Pero no hay que irse muy allá para ver que esto no es más que un patrón que se repite una y otra vez, a lo largo de la saga. ¿Qué hacía a Obi Wan en Tatooine? ¿Y Yoda en Dagobah?
Otro de los aspectos que más controversia ha creado es la aparición de un nuevo personaje, de etnia asiática, llamada Rose. Kelly Marie, como se llama realmente la actriz que se esconde tras ese rol, en mi opinión está más que aceptable. Muchos la han tachado como la Jar Jar Bins de la nueva trilogía, pero nada más lejos de la realidad. Este nuevo personaje no resulta tan molesto como el gungan, sobre todo porque tiene un rol mucho más secundario, aunque eso no quite que tenga su peso dentro de la historia.
Rian Jhonson ha querido recuperar la esencia del universo Star Wars sin querer caer en los tópicos y la copia burda de las obras sucesoras. Y ciertamente, aunque se ha ganado muchos detractores, lo ha conseguido. Ha recuperado la intensidad y espectacularidad de las batallas espaciales, algo que echamos muy en falta en el episodio VII.
Otro de los aciertos que le veo, es el ritmo. Y es que, a pesar de tener un metraje más largo de lo habitual, no se hace pesada para nada. Consigue mantener, de forma efectiva, la atención del espectador a base de enlazar escenas con mucha carga de tensión, una detrás de otra, que no da un respiro ni a los protagonistas del film ni a los espectadores.
Podrá gustarte más o menos, pero es innegable su espectacularidad e intensidad, algo que echamos en falta en el episodio VII. Si que es cierto que tiene la cuota de humor Disney, pero tanto a mi, como a muchos de los que estábamos en la sala donde la ví, arrancaron más de una carcajada. Y es que muchas de esas»situaciones cómicas» vienen acompañando a la saga desde «Una nueva esperanza«, por lo que tampoco entiendo la enorme cantidad de palos, a diestro y siniestro, que está recibiendo el film por esto.
¿Es una mala película del género? Para nada. ¿Viola de forma salvaje la esencia de Star Wars? De ninguna manera. ¿Cambiarías algunas cosas? Por supuesto que sí, y más de tres, pero no soy yo el guionista ni el director.
Yo disfruté de la película, mucho más que en las últimas cinco entregas que precedieron a estos últimos Jedi. Es cierto que el guión tiene muchas lagunas, pero no es ni mejor ni peor que muchas de las obras editadas en el denominado «universo expandido».
El único que podría quejarse debería ser J.J.Abrams, ya que el camino que ha tomado la eterna lucha entre la luz y la oscuridad, no es nada sencillo de continuar. ¿Cómo lo resolverá? Una gran incógnita que se resolverá dentro de un par de años, y que a buen seguro será amada y criticada a partes iguales.