Crítica: «En Soledad», introspectivo Chabouté.
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
Recomendable
Hermosa novela gráfica de narrativa visual y con una profunda reflexión sobre la concepción del mundo que cada uno se crea.
En Soledad es la novela gráfica que en 2008 publicó el multipremiado y aclamado autor francés Christophe Chabouté en Vents d’Ouest. Planeta Cómics la trae a nuestro mercado en un tomo de lujo como esta gran obra se merece.
Fiel a su estilo, Chabouté nos narra una historia a través de imágenes principalmente, usando las palabras (los diálogos) solo de manera casual y contada para apoyar y explicar ciertos momentos. No se trata como en otras ocasiones de un relato mudo, sino de uno en el que los sonidos pasan a segundo plano y la imagen se convierte en la herramienta fundamental para dotar de personalidad propia, distintiva, a esta gran obra.
Una barcaza solitaria con dos pescadores solitarios merodean un faro solitario que se yergue en un solitario peñasco. Cuando el capitán ordena atracar allí para dejar dos cajas a los pies de la escalera que da acceso al faro y manda partir sin esperar a que nadie lo recoja… surge la duda en el otro marinero: ¿quién vive en ese faro? Un hombre solo, deforme, que jamás a tenido contacto con el mundo exterior por miedo y por inseguridad. Sus padres emplearon sus ahorros en procurar que jamás le faltase de nada, por eso el marinero se encarga de hacerle llegar regularmente las cajas, además de dejarle a cargo del faro. Un «boom» constante se escucha cerca del faro… No es otra cosa que un vetusto diccionario que el solitario deja caer sobre una mesa y, al abrirse al azar, elige una palabra. Sobre dicha palabra fantasea y sueña… siempre en base a su corta experiencia vital, por lo que varias definiciones quedan mermadas y limitadas por ese desconocimiento. Esto da lugar a escenas divertidas, imaginadas por el personaje, como cuando aparece la palabra confetti y lee su definición «pedazos de papel de colores que se lanzan en fiestas», y él imagina a un grupo de gente arrojándose grandes pedazos de papel. Pero algo sucede y le despierta la curiosidad por lo que hay más allá del faro, por un mundo tan rico como el que ofrece ese diccionario y que comienza a oprimirle con sus límites, límites que solo él se ha impuesto.
Es una hermosa reflexión que va más allá de la evidente soledad a la que alude el título, profundizando en la limitada visión de la realidad que TODOS tenemos, impuesta por nuestra educación y nuestras experiencias que, aun siendo todo lo grandes que puedan ser, siempre estará condicionada a lo que hayamos visto o vivido.
A través de las 368 páginas que componen el volumen, Chabouté nos cuenta esta historia tan sencilla como hermosa. Un cuento en el que no hay princesas, solo un monstruo asustadizo y solitario que vive en su propia imaginación pero está rodeado de realidad y de una soledad aparente, pues como el autor se preocupa en mostrarnos con sus imponentes dibujos, el mar está vivo, rebosante de ella tanto por debajo como por los cielos encima de él. Además, esa soledad puede ser un sentimiento común entre esas otras pocas personas que la casualidad hace que aparezcan en su vida.
Una obra que se apoya al 90% en imágenes para narrarnos los hechos debe tener detrás un trabajo artesanal y magistral, algo a lo que pocos talentos son capaces de hacer frente con éxito. Chabouté es uno de esos. Grandes espacios vacíos, extensiones de agua, hermosos dibujos de la naturaleza (viva y muerta), personajes de expresiones sólidas y puras… y una gran habilidad para enlazar escenas reales con otras fantásticas sin descentrar nunca al lector ni perjudicar a la narrativa.
Hermoso y divertido. Reflexivo, profundo y a la vez accesible. Chabouté no nos sorprende ya a estas alturas, pero cada una de sus obras es capaz de conmovernos, atraparnos y maravillarnos.