Crítica: «Sección Ocho», humor escatológico con capa y leotardos.
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
Humor socarrón con capa
Divertida y pervertida visión de los superhéroes con un final que llega a ser incluso emotivo.
Cada vez que Garth Ennis se acerca al mundo de los superhéroes los editores tiemblan de pánico y los lectores disfrutamos de las historias más osadas que de estos disfrazados personajes se puedan contar, y eso si lo hace de manera «controlada». Pero si alguien tiene la ocurrencia de permitirle crear una serie con personajes propios, nos podemos encontrar una locura genial como la que disfrutamos con Hitman.
Ese super(anti)héroe casual que protagonizó una de las colecciones DC más divertidas e irreverentes de finales de los ’90 y de la etapa final previa a los nuevos 52. Tommy Monaghan la protagonizaba, pero en ella encontramos algunos secundarios inolvidables entre los que destacan los miembros del supergrupo más cutre, visceral y escatológico que ha visto el cómic: Sección Ocho.
Ahora ECC publica una serie de seis números, recogida en volumen único, con las aventuras de la nueva encarnación del grupo. Los mismos autores de la serie Hitman, Garth Ennis y John McCrea, vuelven a ocuparse del producto con la misma socarronería y mala sombra de entonces.
Pero hagamos un poco de memoria antes de contar de que va esto… Los ocho miembros que formaban el equipo original eran personajes tales como El Flemas (que escupía lapos verdes ultradensos), Jean de Baton (el franchute que golpea a los enemigos con una baguette y los aturde con aros de cebolla), Bueno-excelente (ex-actor porno que viste solo con una gabardina y es un completo pervertido)… Liderados por SixPack, que es un alcohólico empedernido realmente patético que usa las botellas rotas (que previamente ha bebido) como armas letales.
En esta nueva serie, brillantemente llamada All-Star Section Eight en el original, encontramos a Sixpack conternado pues siente que un mal apocalíptico se cierne sobre el mundo… y se ve obligado a reunir una nueva formación de Sección Ocho para hacerle frente. Realiza un casting de lo más peculiar, en el que recluta a los novatos El del Gancho (cuyo poder no es otro que llevar un gancho de escalada y decir todo el tiempo «soy el del gancho!»), Vísceras (como suena, las vísceras de alguien que tienen vida propia), Manitas (un tipo que tiene en el casco un taladro), Baytor (un demonio escapado del infierno con problemas de autoestima) y dos antiguos miembros, los únicos que al parecer también sobrevivieron a su última aventura: Bueno Excelente y Soldaperros (un tipo que va con un soldador y un saco de perros muertos, ahí es nada). Si os habéis detenido a contar, veréis que son siete… así que la serie trata de la búsqueda incesante de su octavo miembro.
Por supuesto, Sixpack está decidido a que el octavo miembro sea alguien que dé caché al grupo y, sin cortarse un pelo, intenta atraer a su formación a héroes de la talla de Batman, Green Lantern o Wonder Woman… Las situaciones cómicas y desmedidas están servidas y son continuas, algunas muy cachondas y divertidas pero otras bastante fuera de tono y sin pizca de gracia (la parte de Wonder Woman es algo floja a la par que desagradable). Los despropósitos son constantes y consecutivos, llevándose la palma la relación «amorosa» entre dos miembros del grupo cuyo tono desagradable hace potar, literalmente, a los héroes… el problema es que si eres un superhéroe con máscara completa debes tener cuidado al vomitar (sigh)
Intrascendente, gamberra, soez, cochina, indecente, fecal, irreverente… pero bien escrita, buscando la complicidad del lector DC y del seguidor de Ennis/Hitman que no quedará decepcionado, además de tener un número final que explica el por qué de todo y llega a ser incluso sensible. Un giro inaudito en lo que estábamos leyendo que puede llegar a enternecer al mismo lector que unas páginas antes estaba riéndose con los desmanes más locos de esta variopinta feria de personajes.
Si la historia y el guión es fiel al sello «Ennis», el dibujo de McCrea es sensacional. Su trabajo en Hitman no se encuentra entre los que me agradan, más bien al contrario, me parecía nefasto. Sin embargo el artista demuestra con esta serie que es capaz de desenvolverse de manera eficiente y plasmar con soltura cualquier tipo de situación. Con unos primeros planos impagables de la jeta de Sixpack, borrachín patético, que combina sin cortes con unos majestuosos dibujos de los héroes clásicos. Detrás de esos trazos en apariencia toscos se esconden muy buenas páginas repletas de personajes imposibles y de entornos sórdidos y cuidados. Y es que McCrea ha tenido que dibujar en solo seis números parajes tan dispares como el bareto de Noonan, los callejones de Gotham, la Fortaleza de la Soledad o los infectos aseos manchados de orín de un sucio bar… Es eso versatilidad o no?
Si no os gustan las bromas pesadas a costa de los héroes más emblemáticos de la historia del cómic… ni os acerquéis a Sección Ocho. Pero si, como yo, adoráis la irreverente visión que Ennis tiene de este mundo y como se sobrepasa con el, o si tenéis mono de más «universo Hitman», corred a por el tomo… ver a Sixpack empinándose la botella de Kandor que Superman guarda en su fortaleza, no tiene precio.
- Sección Ocho. ECC Ediciones.
- Edición Original: All Star Section Eight 1-6 USA
- Rústica. 144 pp. 13,95 €