Crítica: “SCALPED Libro 5”. Un desenlace de altura.

“Preparado Para Luchar” satisface expectativas nacidas desde el primer episodio de la serie. Fantaseábamos con la resolución del triángulo Caballo Terco-Cuervo Rojo-Shunka. Nos imaginábamos la sonrisa del agente Nitz una vez colmadas sus necesidades. Sólo una buena evolución y mejor desarrollo de las partes implicadas podía dar fuste al momento esperado. El resultado gráfico, inmutable e invariable, choca con la sensación personal de cada lector que haya vivido esta serie desde el principio. Las tensiones e incertidumbres argumentales de todos ellos convergen por fin, pero el calado y brillantez del evento lo decidirá el lector en función de su disfrute e involucración. En mi caso, máxima. No tanto por la representación formal en sí, sino por la colisión de tres trenes de mercancías de la mejor tecnología e ingeniería a plena potencia. El trío mencionado ascienden al Olimpo de las grandes creaciones de ficción gracias a que los sesentas episodios de esta serie han querido que me empeñe a quererlos por igual a pesar de sus diferencias. Como a cualquier familiar. A Nitz se le quiere menos (je!) pero se le disfruta igual. Sin él los anteriores no serían ellos mismos. Mejor dicho, no veríamos de qué pasta están hechos. Cómo funcionan a presión y que consecuencias provocan sus decisiones viciados por el veneno de esta serpiente.

No obstante, la primera saga del volumen no sólo tiene como foco de interés lo anterior. Además, como es lógico, el terreno hay que prepararlo y si se quiere gozar del momento, estos deben ser de la mejor calidad. Y como esto es Scalped, sinónimo del término, está garantizada. Comienza poco a poco. En los ámbitos sucios y violentos propios de Lincoln y Shunka lejos de su despacho. En la búsqueda de Caído y Dashiell de un Catcher amortizado editorialmente hablando. En las presiones de Nitz a toda la reserva. En el sufrimiento bidireccional lector-personaje de Dino Oso Pobre. Y en la redención del sheriff Kurnow, personaje encumbrado gracias a su metamorfosis experimentada en el tomo anterior. Se dicen y hacen muchas cosas, con gran poso dramático y con grandeza literaria. Bajo el texto perfectamente engrasado como un reloj suizo, progresivamente el ritmo crece cuando la tensión acumulada explota en golpes, tiroteos y ajustes de cuentas. Es cuando el dibujo de Guerá alcanza siempre su mejor nivel. La rabia interior de los personajes aflora con una expresividad real, casi animal, totalmente ajustada al momento clave, como si el sudor y la saliva manchara la viñeta. La sensación viva de movimiento vuelve a funcionar de una manera fácil, cómoda y creíble, pero con abundantes detalles. Desde los ojos aterrorizados de un rostro cuando ve el filo de una navaja apunto de clavarse en el cuello hasta el grito desesperado desde una celda de calabozo.

Dicho esto, no quiere decirse que el último arco argumental sea un epílogo para cerrar tramas y despedir personajes. Los fantasmas del pasado hay que enterrarlos para siempre y al asunto Catcher debía ponerse por fin punto y final. La resaca de los anteriores acontecimientos se sufre con “El Final de la Senda”. La elipsis temporal entre ambos momentos es un punto a favor de Aaron para provocar en el lector el juego de rellenar huecos. Tampoco es que implique jugar al Cluedo, ya que no hay misterios por resolver. Simplemente, que el torrente de acontecimientos que se viene arrastrando civil y políticamente en Prairie Rose ha dejado en calma chicha el entorno, en espera de que la bomba atómica personificada en el viejo grupo de Gina y Lincoln en los setenta explote definitivamente. El esquema mantenido en el primer arco ya presentado se repite (con menos beligerancia en su planteamiento y desarrollo) para culminar en un explosivo final donde ya sí la violencia se despide entre sangre y llamas.

La mayoría de las veces nos decepcionan finales de productos que nos han maravillado y enganchado. Unas veces por la previsibilidad, otras por giros desafortunados y algunas porque no han cerrado en justa medida o con coherencia, según los acontecimientos previos, las tramas y el destino de los personajes como uno esperaba. Sobre todo pasa en historias río como es la presente. Pues aquí, (al menos para mí) no pasa en absoluto. Carol, Lincoln, Catcher, Nitz y todos los demás tienen este apartado extraordinaria y emotivamente bien resuelto. A partir de aquí la disyuntiva que nace en el corazón del lector no es decidir que siguiente obra puede acaso acercarse a esta maravillosa serie y rellenar el vacío que provoca su ausencia, sino fantasear, como dijimos al principio, con el destino de esos personajes que se han quedado abiertos a gran material. Y me refiero al statu quo creado entorno a Dino Oso Pobre (que bebe mucho del desenlace de Michael Lee en la televisiva The Wired) y a uno de los personajes principales que no cito por no destripar al lector. Ahí hay dos historias buenas que contar. Y no necesariamente después de los hechos de Scalped y con esos mismos protagonistas. Ya que hablamos de fantasear, una de mis series de televisión favoritas es Mad Men. Como le pasa a Scalped, termina en el momento justo sin un alargue innecesario. Eso sólo conllevaría a restar calidad y credibilidad a una gran obra. ¿Porqué no presentar una serie con Sally Draper en los noventa, por ejemplo? Y aquí… ¿Por qué no contar la historia del bebé de Oso Pobre, veinte años después, por ejemplo? Solo una obra que marca, que emociona, que se vive con intensidad es capaz de alimentar la imaginación para consigo misma. La emoción de idear nuevas tramas, de planear nuevos rumbos, de dar forma a nuevos planteamientos compensa el vació dejado por ese amor inmortal que te abandona. Y eso es Scalped.

Scalped ha terminado. Punto final, ya no hay más. Llámame mentiroso volviendo a leerlo.

Scalped 50-60, Vertigo/DC Comics. Scalped Libro Cinco, ECC Ediciones. Cartoné. Color. 275 pgs. Pvp: 25 €. Fecha de edición: Mayo 2017.