Crítica: SANDMAN, Noches eternas. Neil Gaiman y varios autores
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
Queremos más Sandman Sr. Gaiman!!
Delicioso reencuentro con el universo Sandman
Con motivo del décimo aniversario de la creación del sello Vértigo en DC Comics, la editora de la línea Karen Berguer tanteó la posibilidad de que Neil Gaiman retornará al personaje que le encumbró, Sandman. La cosa culminó, pero en lugar de crear una historia en exclusiva de Morfeo lo que entregó Gaiman fue un conjunto de historias protagonizadas por la disfuncional familia del siestas: Muerte, Deseo, Desesperación, Delirio, Destrucción, Destino y el propio Sueño. Eso sí, con dibujantes de primen orden como más adelante acreditaremos. Corría 2003 y poco más de diez años después nos la encontramos de nuevo en las librerías según publicación de ECC Ediciones, si bien con tres historias cortas que no se encontraban en la primera edición, dos con Deseo y la otra con Sueño.
Empecemos:
Muerte en Venecia, con P. Craig Russel. Una de mis historias favoritas de la obra. Si ya el dibujante regaló a nuestros ojos unas páginas soberbias sacadas de las Mil y una noches en una historia autoconclusiva de Sueño en el nº 50 de su colección, aquí nos vuelve a enseñar lo maravillosamente bien que se mueve en historias de época, ya sea en ambientación, vestuario, maquillaje, etc., en definitiva, toda la dirección artística de la película. La hermana favorita de Morfeo será la encargada de conducir la primera historia de la compilación entre dos líneas temporales (o no, ahí está el tema) en un entorno no lo suficientemente explotado como es Venecia. La versión oscura de los bucles temporales. Y no digo más.
Mi experiencia con el deseo, con Milo Manara. Si se te ofrece la oportunidad de crear una historia con el italiano, no dejes a las mujeres fuera de la ecuación. Y en efecto, ahí ahí, profundizando en el tema. Qué maravilla de dibujo, que los bocadillos estén vacíos ya le pondremos nosotros el texto. Qué manera de narrar, que claridad, que transparencia y que natural lo que vemos gracias al arte de Manara. Y la historia está muy bien. Un Deseo que inspirará a una mujer para ser mejor en todo: en el amor… y en la guerra. Y ello en un escenario a lo vikingo.
El corazón de una estrella, con Miguelanxo Prado. Con nuestro premiado compatriota, Gaiman consigue su mejor historia (para quien escribe, faltaría más). En un guateque espacial y universal, en los albores del tiempo y el espacio (oiga, y antes de eso que había??), Sueño hace gala de lo bien que se le dan las mujeres como ya vimos en su serie regular. La excusa perfecta para ver unos diseños conceptuales apabullantes, ya sea en personajes, escenarios, paisajes, mobiliario, del mejor cine de animación fantástico que uno se pueda encontrar. Y encima guiños a series como Green Lantern y Superman que te dibujarán una sonrisa en la cara.
15 retratos de Desesperación, con Barron Storey y con diseño de Dave McKean. Si ya Desesperación era un personaje ambiguo y complejo en la serie regular y que a mí personalmente nunca me acabó de convencer, y si además el capítulo es más pictórico que gráfico, en una combinación de diseño, fotografía y dibujo, (que tendrá sus entusiastas, y ojalá tuviera esa mirada del arte) me impide entrar en la historia. Lo que se dice es interesante, las ilustraciones y el diseño es grato de ver, pero no lo suficiente para profundizar y saber lo que quiere contar el autor con la mínima comodidad. Los que sepan ver más allá de este humilde tecleador que una sucesión de bellas ilustraciones con cantidad de recursos y obtengan una lectura clara y limpia disfrutarán desde luego.
Dentro, con Bill Sienkiewicz. Otro personaje que me sacaba un poco de sitio en la obra principal, Delirio. En cambio, aún con algo del arte del capítulo de Desesperación, pero más intermedio en lo que se supone que es el cómic, el Gran Bill se aprovecha y se explaya a gusto. Explora y arriesga pero con una narrativa más comprensiva que la ya citada. Un cuento triste pero esperanzador. Tampoco es una historia que me vuelva loco pero siempre es grato reencontrarse con un auténtico genio y comprobar que no le ha perdido el pulso, aunque el del Giaccomic le sacará más partido que yo, conocida su adoración por el pintor-ilustrador.
En la Península, con Glenn Fabry. Ahora es el turno de Destrucción, mi hermano favorito de la casa Eterno (sin contar a Morfeo of course), y algo desaprovechado en la serie Sandman. Volviendo al aspecto clásico después de las dos experiencias anteriores con un autor realista como es el portadista de Preacher nos iremos a un yacimiento donde el tiempo hace travesuras otra vez, en un entorno tipo Expediente X a lo arqueólogo, Destrucción se encargará de que lo que canta no pase a malas manos.
Noches eternas, con Frank Quitely. Destino, el que faltaba, termina la obra original en manos de uno de mis dibujantes favoritos de siempre. Lamentablemente es la historia más corta, el amigo Frank no es muy rápido que digamos, y dejamos atrás el modo secuencia clásico y lineal por ocho páginas totales, venga vale, splash pages, donde el narrador nos habla del hermano ciego y clarividente de Morfeo, en una metáfora de la vida y el universo encerrados en un viejo libro. Tampoco es que se pase con el detalle el autor gráfico pero siempre es una gozada ver sus dibujos.
Terminan la obra tres historias cortas que no se encontraban en la original protagonizadas por Deseo y Sueño. El/la primero/a en dos (dibujadas por John Bolton y Micahell Zulli) en dos bellas historias sobre el amor y la muerte. Sueño reaparecerá en la tercera (dibujo de David McKean) en un interesante ejercicio de metacomic con el propio Gaiman.
En conclusión, los completistas de Sandman no quedarán en absoluto defraudados y encontrarán un puñado de muy buenas historias extraordinariamente dibujadas/ilustradas que evocarán el recuerdo de tan sublime lectura que supuso la serie regular; y para los que no la conozcan y no se deciden a ponerse con la recordada serie, que sirva de empujón definitivo para su convencimiento ya que a vuela pluma conocerán algo de esta peculiar familia cuyo desarrollo viene impuesto en la misma.
La edición de ECC Ediciones está a la altura de su publicación, mediante un tomo de cartoné que encaja perfectamente con la reciente publicación de la colección principal haciendo coherente su ordenamiento. En este sentido no se puede pedir más.
Absolutamente recomendable.