Crítica: «Ropa Sucia», una paciente venganza
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
entretenido
Historia real y de tintes negros narrada de manera eficaz pero que acusa un dibujo sobrio.
El mercado del cómic francés es mucho mayor de lo que muchos lectores pueden pensar a tenor de lo que en nuestro país se publica, pues no se limita al BD más comercial y multitudinario, ni siquiera a los fastuosos álbumes que nos llegan gracias a alguna editorial puntual. Poco a poco empiezan a arribar otro tipo de obras menos convencionales, como el caso que nos ocupa, Ropa Sucia, publicado por Planeta Cómic en un lujoso tomo de tapa dura.
Le Linge Sale es su título original y es obra de Pascal Rabaté al guión y de Sebastien Gnaedig al dibujo. La historia que se nos cuenta es completamente sórdida al tiempo que preocupantemente posible. Está narrada con una tranquilidad peculiar que transcurre en paralelo con el día a día del protagonista, enfrascado en su macabro y premeditado que hacer. Pero al mismo tiempo está todo recubierto con un ligero barniz de irrealidad, en lo que colabora el dibujo descuidado y lo sobrio del juego cromático empleado… irrealidad que permite que la historia no se vuelva del todo absurda.
De lo que trata este cómic es de algo bien sencillo: venganza. Una venganza macerada, meditada y repensada hasta niveles descabellados. Martino descubre que su amada esposa se la está pegando. Se cita con un tipo asqueroso en un motel apartado para entregarse al sexo más desenfrenado. Nuestro cornudo protagonista decide un día seguirlos, armado con una escopeta, hasta el motel. Con sangre fría sube hasta la habitación y despacha con sendos tiros a la pareja de amantes… para darse cuenta acto seguido de que se equivocó de habitación!! Este doble asesinato le cuesta una larga condena encerrado y sólo su excelente e impecable comportamiento le permite salir de prisión, 20 años después. Sin embargo, el ansia de venganza permanece más fuerte que nunca y planea consumarlo ahora con los amantes y, ya de paso, con todos los seres queridos que ellos tengan. Martino se encontrará que su ex ha rehecho su vida junto a su amante y tienen un singular modo de vida, familia numerosa incluida. Hasta aquí voy a contar… lo que viene después es la puesta en marcha del meditado maquiavélico plan que Martino ha consolidado en esos 20 años de encierro.
Ante nosotros desfila una caterva de personajes de variopinta condición, muy bien reflejados por los autores que consiguen dotarles de consistente realidad (nos recordaran a personas cercanas, seguro, pues todos destilan un componente humano muy logrado). El problema es el dibujo tan simple y descuidado con el que se les retrata, pues los trazos parecen apresurados y poco detallados. No hay duda de que se cumple de sobra con la historia, incluso puede darle un toque «undergruond», y el cómic se deja leer muy bien, pero uno no se puede quitar de encima esa sensación de que, con un apartado gráfico más cuidado, el resultado final hubiera sido distinto y más satisfactorio. En definitiva, Ropa Sucia está muy bien escrito pero su dibujo es mediocre.
Rabaté, el guionista, se encarga además de poner grises en las viñetas, dándole a los dibujos un necesario toque de bicromía sin el que ya, el apartado gráfico, hubiera sido insufrible. Una lástima. Pero a Rabaté hay que acusarle también de haber cerrado la historia de una manera muy extraña, forzada e increíble. Al final tenemos un giro que lo altera todo y que no podemos asimilar sin arquear las cejas ante lo falso y artificial que resulta.
Ropa Sucia es un cómic divertido, incómodo a veces, que presenta una historia interesante bien narrada pero fatalmente concluida y que peca de un apartado gráfico algo tacaño. Recomendable para los amantes de las historias sucias y reales con protagonistas perdedores y abocados al fracaso.