Crítica: «Refugio», de voluntario en un albergue de animales.

Menudo cómic se ha marcado José Fonollosa. Ya, ya sé que eso tampoco es algo extraño porque si seguís mínimamente la obra de este autor ya conocéis su calidad y compromiso. Cómic histórico, de humor, infantil… siempre con una sensibilidad y claridad narrativa fuera de lo normal. Pero en este caso se trata de algo más íntimo, más personal, y con una carga de profundidad importante que, sumada a esa sencillez y elegancia artística le va a llegar directamente a todos los que tengan un mínimo de sensibilidad.

En Refugio, José Fonollosa nos cuenta en primera persona como es su experiencia trabajando de voluntario en un albergue de animales, concretamente en la Sociedad Protectora de Animales de Xátiva. Y os lo aseguramos… da para mucho. Anécdotas de todo tipo que sirven como materia prima al autor para confeccionar pequeñas historias que conjugan de manera muy intensa el humor, el drama y el amor incondicional hacia estos animales, en su mayoría perros abandonados con una triste historia detrás.

Nos cuenta como fueron sus primeros días y como se debatía entre la ilusión, la emoción… y cierto temor respetuoso. Como poco a poco pasó a formar parte de la gran familia que compone SPAX y que todos juntos, colaborando como pueden, dan lo mejor de sí para que estos animales inocentes tengan una vida lo más digna posible. Con Refugio nos vamos a reís y a emocionar, vamos a reflexionar y vamos a ver, gracias a esa «sencillez narrativa» a la que antes aludía, una realidad que a mucha gente le pasa desapercibida.

Conoceremos a Hampton, un mestizo miedoso al que hay que ayudar a sociabilizarse… a los inseparables Zara y Gordon… a Lila, una perra muy territorial que le cogió manía a José… a una manada de podencos que vivían en libertad… incluso a Toñín, el gato del autor. Con todos ellos y muchos más vamos a aprender y conocer el funcionamiento de este tipo de asociaciones que realizan un trabajo impagable (e impagado) para el bienestar de sus animales alojados y, de paso, evitar que vaguen por las calles.

Desde lo personal y de la propia experiencia tengo que confesar la gran sorpresa que me he llevado con la lectura de la obra, pues cada anécdota o vivencia que el autor contaba era calcada e idéntica a lo que conozco por la relación cercana que tengo con personas que trabajan, o han trabajado, en la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de mi localidad. Esto me llevaba a dos conclusiones incontestables: que José cuenta su experiencia personal, sin filtros ni exageraciones y que el funcionamiento/problemática de estas asociaciones es muy similar en todos lados. Para lo bueno y para lo malo.

Para lo bueno porque en todas partes existe gente entregada y volcada, que sienten una empatía y un compromiso sincero con estos animales de compañía que llegan a ser, también, familia y amigos. Gente que desde el voluntariado o desde su oficio trabajan abnegados para que el tiempo que los animales pasen en el lugar no sea un calvario. Y para lo malo por los evidentes problemas económicos que este tipo de lugares conlleva… los gastos son proporcionales al número de animales que acogen, pues todos y cada uno de ellos tiene necesidades alimenticias, sanitarias, etc. Mientras que, por tratarse del cuidado de animales, quedan muchas veces fuera del radar de las ayudas públicas y de la atención de mucha gente.

Pero volvamos al cómic… Podéis ver por las viñetas que acompañan estas líneas que el tono del cómic es simpático y luminoso, siempre positivo y gracioso. Pequeñas historias son contadas en sucesión por «boca» del autor e intenta que lleguen a nosotros echando mano del humor. Y eso se le da muy bien. Acude a su mala memoria para sacarnos la sonrisa con sus equivocaciones y se apoya en su dibujo simpático y caricaturesco para enfatizar cada uno de los divertidos momentos que llena el cómic.

Ese es uno de los aciertos más grandes de Refugio. Evita sensiblerías y sentimentalismos descarados, ni una vez nos lleva de la mano a la lágrima fácil ni al drama… ¡y mira que hubiera podido hacerlo! Estoy convencido de que José Fonollosa conoce historias relacionadas con su voluntariado que nos harían poner los pelos de punta… pero las evita. Incluso huye de moralismos y sermones, reconociendo en una parte de la obra que sería un error querer llevarnos por ese camino. Sin duda, esa parte va a quedar en nosotros cuando acabemos Refugio. Tras todo lo que cuenta Fonollosa hay, en definitiva, una realidad casi siempre invisible (invisibilizada) por estar protagonizada por los más desfavorecidos entre los desfavorecidos.

La parte que le toca a la editorial está cubierta con creces. La edición habitual en los cómics de Grafito pero en esta ocasión nos ofrecen la oportunidad de adquirir el cómic en preventa con numerosos regalos y extras. Son tantos que no soy capaz de detallar cada uno de los packs de pre-venta y os remito al enlace de la editorial que dejamos abajo, pero os adelantamos que vais a poder conseguir todo tipo de material…

Dibujos y acuarelas exclusivas del autor, postales solidarias (con importe íntegro para la Asociación), tarots gatunos y muchas cosas más. Para ello tenéis que pre-comprarlo y tenéis todo el mes de febrero, del 1 al 28. Una vez acabado el plazo se podrá comprar el cómic, obviamente, pero ya no se podrán conseguir esos interesantes extras.

Y aquí vamos a dejar esta entrada que debe ser también una encarecida recomendación. Refugio es un cómic diferente, comprometido y con conciencia… pero a la vez divertido y entrañable. Una lectura que va a fascinar incluso a quienes no sean afines a este medio, pero que sientan un mínimo de cariño por esos animales tan fieles.

• Refugio. Grafito Editorial
• rústica con solapas. 96 pp. color. 16 €

Enlace para la pre-compra del cómic.