Crítica: «Red Sonja. Gámbito de Dama», choque de reyes.

La llegada de Mark Russell a la serie de Red Sonja supuso un necesario golpe de aire fresco e ideas nuevas. No os vamos a engañar, a nosotros nos encantó el primer volumen y esperábamos con muchas ganas la salida del segundo. Planeta Cómic lo ha lanzado este verano y en él se incluyen los números 7 al 12 de su serie regular en Dynamite más un especial de Halloween. O, lo que es lo mismo, el final del primer arco argumental.

Para hacer un mínimo de historia y situarnos en contexto sin demasiados spoilers… vimos como Red Sonja regresaba a su tierra natal, Hyrkania, para encontrarse un lugar desolado y triste además de abandonado por sus antiguos regentes. Sin esperarlo ni quererlo, la pelirroja aventurera era nombrada reina. Así, de buenas a primeras. Pero había una razón oculta: Dragan, el sátrapa emperador de Zamora, se ha dispuesto conquistar el mundo entero con su imparable ejército y, su próximo objetivo, es Hyrkania.

Durante los seis primeros números (el volumen 1) nos enfrascábamos en un divertido e inteligente juego de estrategias en el que Red Sonja toreaba a Dragan, el patético aunque poderoso, y lo mantenía siempre en jaque pese a contar con un ejército claramente inferior. Pero, poco a poco y como es natural, las tornas se iban cambiando y el ejército hyrkano quedaba cada vez más acorralado. El desenlace de esta desigual guerra lo vemos en este segundo volumen.

Las tropas de Red Sonja han sufrido bajas. Muchas. Tantas que ya es casi imposible ganar la guerra pese a las maniobras tácticas empleadas por ella, siempre con acierto y siempre un paso por delante de Dragan. Esto se acaba. ¿O no? Sonja encuentra una remota posibilidad de victoria si consigue convencer a ciertas facciones que habitan ciertos lugares de Hyrkania (siento ser así de ambiguo, pero estoy sorteando spoilers). Llega el final del conflicto, el combate definitivo… y el resultado solo puede ser uno.

La conclusión de este arco es algo predecible, desgraciadamente se ve venir de lejos porque, son tantas las posibilidades que agota la protagonista, que es fácil adivinar la manera que tendrá de resolver el conflicto. Principalmente por ese aspecto el cómic pierde algo de fuerza. Ya no encontramos frases lapidarias ni movimientos tácticos sorprendentes y todo se reduce a los últimos coletazos de la guerra. Ese aire de «El Arte de la Guerra» que destilaba el tomo anterior se diluye casi totalmente. Y no es que estemos decepcionados, pues la aventura y la historia se mantiene siempre con buen nivel… es solo que ya no consigue sorprendernos.

Menos mal que Mark Russell explota genialmente a Dragan, como monarca cruel y, al mismo tiempo, patético y cómico. Un villano de opereta con demasiado poder en sus manos y con una responsabilidad que le sobrepasa ampliamente. Red Sonja, aun sin estar tan brillante como en el tomo anterior, sigue siendo esa líder y ese referente que mantiene unida con coherencia la historia que se cuenta. En definitiva, un ligero descenso en el tono y el impacto de la obra, que se mantiene interesante gracias al carisma y reacciones de sus protagonistas.

Y cuidado, porque aunque se cierra este conflicto militar con Zamora, quedan cabos sueltos que serán el motor de los futuros números.

Bob Q. y Mirko Colar vuelven a emplearse a fondo en el plano artístico y consiguen mantener bien narrada, visualmente, esta aventura. Muy buenas escenas de combate, con la espectacularidad que requieren… así como un diseño de personajes y vestuario (ay, el vestuario de Dragan) muy bien ejecutado. Incluso son capaces de adaptarse con solvencia a los distintos y variados lugares en los que se desarrolla la aventura, ya sean bosques, páramos, palacios o criptas embrujadas. Que de todo hay.

Para completar el tomo, encontramos un par de historias cortas extraídas del Especial Halloween de 2008. Son aventuras más convencionales para el tipo de personaje que es Red Sonja, pero se disfrutan mucho y con placer pues en muy pocas páginas los autores (Erik Burnham, Tom García…) consiguen realizar unas páginas muy dignas. Aventuras variadas que llevan a la guerrera a enfrentarse a seres sobrenaturales. La amplia galería de portadas alternativas, acostumbradas y asociadas a un tomo de Red Sonja, completan el volumen.

Pese a la bajada de nivel con respecto a su impecable arranque, Mark Russell sigue marcando un punto de inflexión en las aventuras de la guerrera. Es una Red Sonja más inteligente y viva, más resuelta y con mucho más fondo y capas de lo que hemos leído con anteriores autores. La serie promete y esto no ha hecho más que empezar.