Crítica: «Predicador: Hasta el Fin del Mundo». Noveno Arte Gamberro.

El segundo tomo de Predicador que publica ECC recoge dos de los arcos argumentales más celebrados de esta colección. Bajo el título de Hasta el fin de el Mundo, se publican los números USA 8 al 17, que aparecieron originalmente en 1995… y que por ellos no pasa el tiempo. Casi veinte años después, Predicador no solo mantiene el tipo como lectura inteligente, divertida y transgresora, sino que pocas obras se le pueden comparar que sepan combinar de manera tan acertada esos tres ingredientes… y muchos más.

Tras los sucesos que leímos en Predicador: Rumbo a Texas, Jesse y Tulip siguen su viaje en pos del Todopoderoso (recordemos que Dios abandonó el Cielo y ahora vaga por la Tierra. Jesse, ahora con el poder de La Palabra, lo está buscando para pedirle cuentas por su funesta gestión de la Humanidad). Pero el pasado de Jesse se va a dejar caer amenazadoramente en forma de su tarada familia: una especie de familia Manson y La Matanza de Texas fieles adoradores de Nuestro Señor. El miedo más puro se apoderará de nuestros protagonistas cuando descubran que La Palabra no tiene ningún poder sobre estos dementes personajes y están por completo a su merced. La resolución de esta comprometida situación será tan sorprendente como definitiva… A continuación se produce la reunión de los tres amigos… Cassidy vuelve al grupo. Pero lo mejor es la llegada de un personaje que ha venido para quedarse y para hacernos pasar unos ratos inolvidables: Herr Starr. El villano más carismático de la serie que nos irá dejando… poco a poco. Se presenta junto a él una organización encargada de conservar la sangre de Cristo y su linaje puro. Tampoco olvidamos a Jesus de Sade y sus retorcidas orgías, ni a Glover y Allen, Detectives Sexuales. Unos números estos que sirven para presentar a otro «jugador en el tablero», la organización conocida como El Grial, que buscarán incansablemente a Jesse. (Jesse busca a Dios-el Santo de los Asesinos busca a Jesse-Starr busca a Jesse… )

En el apartado literario y artístico se pueden añadir pocas cosas a la crítica cuyo enlace encontráis más arriba. Uno de los méritos que tiene la serie Predicador (uno delos muchos méritos), es saber continuar de manera asombrosamente regular la calidad en el guión y el dibujo, Ennis y Dillon no muestran síntomas de cansancio y la obra mantiene una linea horizontal en cuanto a esos parámetros se refiere (ya veremos, en tomos futuros, como la frescura en la historia puede llegar a decaer… pero solo un poco). Así pues, seguimos disfrutando de guiones inteligentes y mordaces, no exentos de tacos ni obscenidades si la ocasión lo requiere. Ennis y Dillon no esconden nunca las miserias ni los excesos de unos personajes estrambóticos y pasados de rosca... precisamente ese tipo de personajes abundan sobremanera en este segundo tomo. El dibujo sigue fiel a este dogma y muestra las cosas tal y como suceden… y ya no hablamos de violencia explícita, sino también de contenido sexual que, de tan supremo e imposible, se torna ridículo y gracioso. Tampoco hace falta decir que seguimos disfrutando de las maravillosas portadas de Glenn Fabry, todas ellas incluidas en este tomo de ECC.

Quiero destacar dos detalles que siempre me han gustado en estos números. El primero de ellos es la manera de contar la vida pasada de Jesse, el protagonista. Uilizando flashbacks tan contundentes que hacen temer lo peor para los protagonistas, que se encuentran capturados y atados mientras rememoran ese pasado. Lo que se cuenta en ese pasado es tan demencial y cruel que, a lo incómodo que resulta leer esas situaciones, se suma la inquietud creciente que se siente por los protagonista. Genial maniobra de los autores que saben crear un clima in crescendo de forma tan extraodinaria!

Lo segundo es el peso y rotundidad que gozan cada uno de los personajes que aparecen aquí. Todos y cada uno. Empezando por esa familia de tarados que tiene Jesse, por sus padres… y acabando por Herr Starr y sus compinches, que además nos ofrecen pinceladas de lo que tendrá más importancia en el futuro, esa organización llamada El Grial y sus curiosos experimentos endogámicos.

Hasta el Fin del Mundo es un volumen que sirve para confirmar al lector estar leyendo una de las mejores series que jamás se hayan escrito. Libre de complejos religiosos o morales y auténtico, para bien o para mal, como esa extraña gente que habita en lo profundo del condado más remoto de Texas.