Crítica: «Predicador: Dixie Fried». Enemigos amables, amigos canallas.
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
Irreverente e indispensable.
Excelente quinto volumen en el que los personajes encuentras nuevas motivaciones para seguir y algunos de ellos evolucionan.
Ya toca comentar el quinto volumen de la serie Predicador, publicada por ECC. Contiene un número especial dedicado a Cassidy, acertadamente colocado e imprescindible para comprender lo que sucede luego en la serie regular, cuyo presente tomo comprende los números 27 al 33.
Ennis y Dillon no nos dan tregua, no permiten que respiremos y, tras el tomo anterior, que sirvió para precisamente eso y en el que disfrutamos del grueso de spin-off o números monográficos que nos relatan los orígenes de algunos secundarios, volvemos a embarcarnos en la peculiar aventura de nuestros personajes: buscar a Dios, que ahora está en el mundo, y pedirle cuentas por su injusta creación.
Comenzamos con el especial dedicado a Cassidy, de subtítulo Sangre y Whisky. En él encontramos una divertida historia en la que nuestro duro vampiro encuentra un ser como él, inmortal y presa de la maldición de la sangre. Pero sus diferencias de personalidad y carácter son tan profundas que chocarán de manera acusada y su relación evolucionará hacia una compleja y forzosa amistad. En medio de esto tenemos el patéticamente tétrico grupo de frikazos que se hacen llamar Enfants du Sang, ridículos y penosos. El retorcido de Garth Ennis utiliza a este grupo para reirse de alguno de sus colegas guionistas de cómics (la alusión directa a Neil Gaiman en especialmente jocosa). La resolución de esta historia es sorprendente y sirve de conexión con los posteriores números de la serie, que se ofrecen a continuación…
Jesse, Tulip y Cassidy siguen su misión, se desplazan al sur buscando la ayuda de un antiguo amigo del irlandés, maestro de vudú… pero en su camino se cruzará un personaje olvidado por ellos: Caraculo, que los está buscando infatigablemente para matarlos. Este encuentro derivará de manera sorprendente, graciosa, generando una cachonda evolución en el desgraciado Caraculo, evolución que en el futuro le llevará al polo opuesto de todo lo que ha sido su miserable vida. Genial Garth Ennis, de nuevo, como manipula este elemento para ridiculizar el fenómeno fan. Sin embargo, no será el joven deforme el único personaje que evoluciona, pues Cassidy está a punto de mostrar un lado desconocido de su personalidad… y ya nada volerá a ser igual. Durante su estancia en Nueva Orleans volverán a aparecer Les Enfants du Sang, buscando venganza por los sucesos pasados. Paralelamente tenemos a Starr, ahora como líder de El Grial que comienza a tejer sus planes para capturar a Jesse.
La épica aventura de nuestros protagonistas asume ahora nuevas motivaciones, tras lo que es revelado a Jesse en su sesión de vudú. El enfrentamiento con Dios es inminente pero, antes, van a tener que solucionar algunos asuntos turbios que quedaron pendientes y otros, aun más turbios, que aparecen sorprendentemente ante ellos.
En definitiva, en Dixie fried encontramos una evolución de la trama necesaria para seguir motivando el avance de la historia. También evolucionan algunos personajes, modificando la relación existente entre ellos y vaticinando futuros momentos dramáticos… o terriblemente jocosos, en el caso de Caraculo.
Tras el impacto inicial, Ennis y Dillon saben mantener el buen ritmo de la serie con sus continuas sorpresas y mezclando sabiamente momentos de tensión, de humor y, también, largas conversaciones entre los protagonistas, para nada tediosas, y repletas de frases rápidas e ingeniosas. Para colmo, seguimos disfrutando de todas las portadas que Glenn Fabry realizó para la serie, lo que ya pone broche de oro a esta edición.
Una lectura indispensable para los que sigan la serie y un motivo más para confirmarla como una de las más grandes que generó la línea Vértigo de los ’90.