Crítica: “Potlatch”. Recuperación acertada.
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Historia
Edición
No merece pasar desapercibida.
Obra atrapalectores con talentosos y numerosos recursos narrativos.
Diez años después de su estreno a través de Norma Editorial en la extinta colección Nómadas, ECC Editorial decide rescatarla de la descatalogación. La idea de impedir que caiga en el olvido es un alivio para lectores deseosos de encontrar ensayos narrativos y experimentos en el lenguaje del cómic. Pero sobre todo con humildad, honestidad y amor por el medio sin la necesidad de hacer notar que se ha creado algo diferente y nuevo. Es decir, sin pretensión alguna.
Además, en los tiempos actuales y corriendo a todos lados, donde la segunda lectura de lo que sea está en peligro de extinción, que una obra te de un toque y sientas la necesidad de volver automáticamente para desglosar detalles que se te han escapado en un primer momento es algo especial. El formato ayuda, corto, al grano y sin páginas de relleno, pero con la suficiente densidad intelectual para provocar más de un sentimiento.
Con la excusa de apaciguar una serie de necesidades a Máximo, el protagonista de todo esto, nos encontramos con una historia de búsqueda y realización personal. Por dos momentos catárticos. El primero, al volver a ilusionarse al conocer a Claudia y el segundo, al rellenar vacíos existenciales como consecuencia de lo primero. Otras cosa son las peculiaridades algo antisociales y con sensibilidades extrañas del susodicho. Hecho que sacará a más de uno alguna sonrisa.
A pesar de la presencia de Máximo y Claudia, estamos ante una obra muy coral aunque con pocos actores. Con muy poca información alcanzamos a conocerlos bastante bien. Y sin adentrarnos en intimidades, sólo a partir de las interacciones entre ellos y sus rutinas.
Intercaladas entre varios momentos temporales pero que el lector podrá hilar sin esfuerzo, cada secuencia encapsulada de la acción se distribuye a lo largo de treinta episodios con distintos registros narrativos. Varios trasfondos de los personajes se van a perfilar claramente al lector por estos registros permitiendo conocerles perfectamente. Desde la linealidad propia del medio hasta las imágenes estáticas explicadas por cuadros de texto pero que a su vez pueden ser presentadas mediante extractos de un informe hecho a máquina pasando por el conocimiento de los hechos a través de búsquedas en internet, o mediante tonos del noir, o a través del extracto de algo escrito en un cuaderno, o por el objetivo de una cámara de vídeo en un reality,
Tira de nostalgia y empatía friki con las referencias a los cromos y los cómics de toda la vida (delicioso el homenaje al capítulo de Watchmen centrado en el Dr. Manhattan) que siempre está bien para recordar viejos (y buenos) tiempos pero también intercala modus operandi muy desfasados de los veteranos de la historia para engrandarse con los momentos costumbristas de la pareja chico-chica que moviliza la historia.
Llama también la atención las distintas caracterizaciones gráficas de los personajes, unos mediante figuras anatómicas más realistas, otros muy caricaturescos y otros que se mueven entre medias, dando más información de todos ellos a través de esta idea.
Lo más relevante y lo que marca el rimo de lectura es la curiosidad de averiguar por donde va y su desenlace este proyecto de los profesionales Marcos Prior y Danide. Lo que denota un pasapagismo constante gracias a su planteamiento y desarrollo animado por su rica variedad narrativa y claridad en tiempo y forma.
En espera de que no pase apercibido y engatuse a más de uno, Potlatch es esa obra que deja buen gusto y con ganas de repetir.
Potlatch, ECC Ediciones. 128 páginas. Color. Cartoné. Pvp: 25 euros.