Crítica: «Paria vol.1: Una oscuridad lo rodea», lo nuevo de Robert Kirkman
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
Genuino Kirkman
Excelente arranque de la nueva serie del creador de The Walking Dead
El galardonado, laureado y consumado autor de Los Muertos Vivientes, Robert Kirkman, comienza una nueva serie y demuestra ser capaz de moverse con soltura y solvencia por cualquier tema que decida abordar. Domina el género de los super-héroes, cosa que ya ha demostrado con Invencible, reinventando el género usando herramientas clásicas. Se ha hecho dueño y señor del sub-género zombie con esa epopeya post-apocalíptica llamada The Walking Dead que, gracias a la TV, ha trascendido al gran público. Ahora, lejos de encasillarse, se adentra con este Paria en un género arriesgado: el de las posesiones infernales.
Planeta Cómic presenta en este primer volumen de Paria, subtitulado Una Oscuridad lo Rodea, los seis primeros números de la serie americana Outcast publicada por Image. En ella, descubrimos a un atormentado protagonista, Kyle Barnes, al que las posesiones demoníacas han parecido perseguirle durante toda su vida, arruinando y martirizando su existencia. Convertido en un Paria tanto para sus familiares, que le culpan por los trágicos sucesos que marcan su pasado, como por los seres demoníacos a los que se va a enfrentar ahora.
Y es que Kyle volverá a encontrarse con el Reverendo Anderson, el cual recurrirá a él para que le ayude en un exorcismo… y lo que allí descubrirán unirá el destino de ambos para siempre. La atmósfera opresiva que rodea la historia oprime cada vez más al lector, que siente, que intuye, como algo terrible está sucediendo en torno a Kyle… algo que se está estrechando, cerrando y que lo ahoga de forma inexorable y progresiva. Ese es uno de los puntos destacables del guión elaborado por Kirkman… saber dosificar la información y, una vez que entendemos qué es lo que pasa, nos tiende las pista de lo que puede pasar en el futuro… y es algo demasiado terrible como para perdérselo. Y es que el guionista sigue contemporizando la historia con la misma maestría que despliega en sus otras afamadas series, pero lejos de repetirse, consigue desplegar un tablero nuevo nuevo de personajes, situaciones y amenazas. Tremendo.
Vale la pena detenerse en Kyle, el protagonista. Reflejado de forma realista, pues podemos sentir el tormento vivido por él y las consecuencias sufridas. Solitario, algo tosco, martirizado y sumido en una autocompasión que no le lleva a ningún lado y a la que se enfrentará «gracias» a lo que sucede a posteriori. Un acierto de guión el desentrañar su pasado de forma gradual, desordenada, ayudando a mantener el misterio y la tensión hasta que llega el momento de desvelarlo, pues el avance de la historia así lo requiere. Magistrales también la gran cantidad de personajes secundarios que pueblan este tomo, todos ellos reales y tangibles. Desde la madre que se desespera ante las reacciones de su hijo poseído hasta ese afable anciano vecino de Kyle, o el turbador personaje de traje y pelo blanco…
Esta es la serie más terrorífica del autor, con diferencia. Llena de oscuridad y de personas poseídas, con sonrisas maléficas y gestos diabólicos. El dibujo de Paul Azaceta maravilla en este aspecto, dominando interiores oscuros, llenos de sombras amenazantes y figuras humanas retorcidas e inquietantes. Por desgracia no sucede lo mismo con exteriores y momentos más «mundanos», en los que el dibujo aparece algo tosco y falto de detalle.
El primer tomo de Paria deja claro dos cosas: estamos ante una nueva serie que tiene mucho que mostrar y que nos va a deparar grandes y terroríficos momentos, de hecho, la serie ya ha sido comprada por una cadena de TV. La segunda cosa que queda clara es que Robert Kirkman es uno de los autores más versátiles e ingeniosos que tiene el panorama comiquero actual. Escribe cómic independiente con posibilidades maelstream. Escribe sobre cualquier cosa y, cuando escribe se lo pasa bien, se nota, porque el lector también disfruta.
Un producto nuevo y atrevido que no decepcionará y al que se le augura un largo recorrido. Made in Kirkman.