Crítica: «Parasyte 1», la invasión de los ladrones de… cabezas.
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujo
Historia
Personajes
Edición
Muy recomendable.
Original, inaudito y sorprendente manga que mezcla géneros antagónicos para crear una historia genial.
Shinichu Izumy es un estudiante adolescente que vive con sus padres de manera despreocupada. Una noche, se produce la llegada de una especie de esporas de las que emergen unos seres parecidos a gusanos y que se introducen por los orificios (nariz y orejas) de la gente aprovechando el sueño nocturno. Aquellos que han sido parasitados, serán poseídos por entidades metamórficas con voracidad extrema por la carne y la sangre humana. Shinichu va a ser invadido por uno de estos seres… pero tiene el sueño ligero y, en un acto reflejo, interpone su mano derecha para que el ser no se introduzca por su nariz. El ser se introduce, pues, en su mano… y la posee. El ciclo vital de ese ser queda interrumpido y no consigue apoderarse de portador, pero sí de su brazo derecho, dotándole de la capacidad de metamorfosearlo. La simbiosis entre los dos es obligada, pues Shinichu no quiere cortarse el brazo y el ser sabe que, si Shinichu muere, él también perecerá.
Este es el inicio del cómic, muy loco y muy atrevido. Tenemos a dos protagonistas en un solo cuerpo que lucharán para no ser exterminados por los congéneres de Miggy (como se llama ahora su brazo) y para no ser descubiertos por los otros seres humanos. El cóctel de comedia, terror, gore está servido y dosificado de manera inteligente, alternando entre géneros para no dejar de sorprender, pillándonos con la guardia baja en más de una ocasión y logrando sacarnos igual una carcajada que un respingo de horror. No está exento del acostumbrado alegato ecologista, pues las razones de la velada invasión no están claros al principio pero se van dejando entrever conforme avanza la historia.
Hitoshi Iwaaki es el autor completo de Parasyte, demostrando una habilidad envidiable tanto en el dibujo como en el guión. Escenas fluidas con entornos familiares, muy sencillo de leer y muy complicado, hay que reconocérselo, de saber encajar escenas tan antagónicas de manera consecutiva, pues igual estamos riendo con una ocurrencia de Miggy como asustándonos por las consecuencias de un enfrentamiento. No faltan los personajes carismáticos alrededor de Shinichu, ya sea una especie de novia a la que debe proteger de su secreto o un profesor infectado que pacta una tregua pues ha encontrado en su nueva vida una situación cómoda de la que no quiere renunciar.
Pero la tragedia global, el aire de apocalipsis inminente, está omnipresente en la obra. Sabemos que asistimos a la curiosa simbiosis de Miggy y Shinichu, pero no olvidamos que es una anécdota aislada en una invasión a gran escala que no ha terminado de estallar y que permanece aletargada.
Este manga ha tardado mucho en llegar y ahora Planeta Cómic nos lo trae en 8 volúmenes. Por su variedad de géneros, su nitidez narrativa y su entretenido desarrollo tiene un amplio grupo de lectores a los que puede llegar y sin duda a los que se ganará. El éxito le precede en su país de origen, pues no olvidemos que cuenta con versión anime y con película de imagen real.
Parasyte es un cómic de género original y divertido, terrorífico e inquietante. Una apuesta tan arriesgada y única se agradece a estas alturas, cuando pocas cosas nos sorprenden. Me resisto a decir que Miggy robará vuestros corazones, pues él es capaz de hacerlo… literalmente.
- Parasyte 1. Planeta Cómic.
- rústica con solapas. b/n. 274 pp. 9’95 €