Crítica: “Pacific Rim”. El Evangelio según St. Godzilla
Resumen de la Crítica
Valoración
Crítica de la película de ciencia ficción "Pacific Rim" de Guillermo del Toro.
Cinco años han tenido que pasar para que el mexicano Guillermo del Toro haya podido estrenar su última película. Por el camino quedan dos importantes proyectos que habrían sido interesantes de ver desde el punto de vista de este director. El primero de ellos fue “El Hobbit” (Peter Jackson, 2012) del cual, tras más de dos años de trabajo, acabó por desvincularse por continuos retrasos en el rodaje debidos a los graves problemas financieros por los que pasaba la productora Metro Goldwyn Mayer. El segundo proyecto cancelado fue una ambiciosa adaptación de la novela “En las Montañas de la Locura” (H.P. Lovecraft, 1936), una historia de terror que trata sobre la exploración de unas ruinas arcaicas situadas en la Antártida y sus misteriosos moradores. En este caso fue la productora Universal la que desechó la película debido al alto presupuesto que requería tamaña producción.
La vencida llegaría finalmente con “Pacific Rim” (2013) una película de ciencia ficción que nos lleva a un mundo que está siendo asolado por unas gigantescas criaturas (Kaiju) procedentes de otra dimensión. Para combatirlos, se construyen unos robots (Jaegers) que, debido a su descomunal tamaño y complejidad, deben ser controlados por dos pilotos mentalmente conectados. Aunque en un principio se consiguió repeler los ataques de los monstruos, estos aprendieron a defenderse y comenzaron a vencer a los robots. Al borde del colapso, la humanidad prepara un último ataque para intentar poner fin a la invasión.
Para conseguir una adaptación con éxito de semejante película, tanto Del Toro como Travis Beacham (creador de la historia y coguionista) se han empapado claramente de la amplia y conocida cultura oriental que desde hace decenios, ha creado multitud de obras relacionadas con los mechas (robots gigantes pilotados por personas) y los monstruos de tamaños desproporcionados. Animes como “Mazinger Z” (Gō Nagai ,1972), “Gundam” o “Neon Génesis Evangelion” (Hideaki Anno, 1995) han sido junto con Godzilla – y me atrevería a citar también el videojuego “Half Life” (Valve, 1999)- las principales fuentes de inspiración de “Pacific Rim”.
Salvo contadas excepciones, la mayor parte de estas obras funcionan como meros productos de entretenimiento (a veces ni eso) donde la destrucción y la acción son el pilar básico, descuidando normalmente el resto de aspectos. No es “Pacific Rim” la excepción, y dudo que se esperara otra cosa de ella. Del Toro presenta una cinta que, sobre todo en su segunda mitad, proporciona al espectador un vistoso espectáculo de golpes, explosiones y escenarios reducidos a escombros. Dejando aparte típicas bravuconadas y algún que otro momento tedioso (tanto efectismo de seguidas termina cansando), “Pacific Rim” sabe dar a su público objetivo lo que este espera de la cinta: un entretenimiento constante con una historia que, a pesar de ser absolutamente predecible minuto a minuto, posee una trama lo suficientemente coherente para que la película no sea una sucesión sin sentido de escenas de acción.
“Pacific Rim” comienza con una larga introducción donde, en quince minutos, se narra toda la historia de la aparición de los monstruos, el contraataque de la humanidad y su posterior derrota. De esta manera, la película solventa rápida y correctamente el desarrollo de la guerra entre ambas partes y se centra directamente en su resolución final. Antes de dar paso a la frenética hora final de destrucción, la cinta se da el lujo – algo realmente inusual en este tipo de trabajos- de intentar desarrollar mínimamente a una serie de personajes protagonistas y familiarizarse con ellos. A partir de una serie de recursos básicos, el espectador se hace rápidamente una idea de la personalidad de cada uno. Son individuos sencillamente trazados, estereotipados y de poca profundidad; lo suficiente para llevar una historia de semejante calibre para delante. Aun así, se realizan burdos intentos de crear pasados trágicos en alguno de estos personajes; pero intentar crear una tragedia en una película –insisto- de este tipo y que esta sea capaz de calar en el público, es harto improbable y lo único que genera es indeferencia. Son recursos tramposos y mal desarrollados con los que se juega en un par de escenas y que luego desaparecen de los personajes sin mayor explicación. Tampoco ayuda a ello el gran patetismo de la mayor parte de los diálogos.
Es extraño el “escaso” recibimiento que ha tenido el público hacia “Pacific Rim”. Si bien ya se ha recuperado el dinero invertido (doscientos millones de dólares, más otros cien de publicidad), las cifras de asistencia a las salas de cine no han sido las esperadas por la productora. En su país de origen, no ha logrado todavía alcanzar los cien millones en las cinco semanas que lleva en cartelera (algo que otros blockbuster logran en un solo fin de semana). Tampoco en España parece haber despertado el interés del público, habiendo quedado en su semana de estreno en el tercer puesto de taquilla detrás de la demencial “Guerra Mundial Z” (Marc Forster, 2013) y de la segunda parte de “Los Pitufos” (Raja Gosnell, 2013). Un millón de euros de recaudación frente a los seis y cuatro que lograron respectivamente las citadas películas en su primera semana. Entiendo que buena parte de la culpa de esta situación la tiene la – hasta ahora- trilogía “Transformers” (Michael Bay, 2007, 2009 y 2011), mayormente famosa por su baja calidad. Seguramente, y temiendo encontrarse con algo semejante, el público haya decidido evitar la película de Del Toro.
“Pacific Rim” es puro y duro cine comercial. No es la mejor de su clase pero cumple con creces sus objetivos. Visualmente espectacular y, quien sabe, si un primer contacto con lo que podría ser una futura adaptación de “Neon Génesis Evangelion”. Un lujazo que se ha pegado un contrastado director como Guillermo del Toro que, ojalá y pronto, pueda retomar ese proyecto de “En las montañas de la Locura”.
Es posible que sea un film palomitero, pero creo que del Toro va más allá y ha sabido rodear el film de un metalenguaje inteligente y creativo, una serie de códigos narrativos muy por encima del simple «cine comercial». Y tampoco emplearía la frase «no es la mejor de su clase» fundamentalmente porque Pacific Rim es la primera de su clase.