Crítica Osamu Tezuka 08: Astro Boy vol.2

Recuperamos las reseñas del maestro Tezuka para acercaros el segundo volumen (de 7) con el que Planeta Cómics actualiza las ediciones de su creación más universal: AstroBoy. Tras asistir a su creación y a la presentación del mundo futuro donde el maestro hacía vivir sus aventuras a Astroboy, nos encontramos ahora con unas historias que van creciendo en intensidad. Al comienzo son aventuras convencionales en las que el encantador robot debe solventar las amenazas que van surgiendo… pero dichas aventuras se van tornando más profundas y sentimentales, hasta llevarnos a un final absolutamente demoledor.

Vamos a contarlo con más calma. Recordamos que en esta edición el autor se reservaba las primeras páginas de cada historia para contarnos algunos de los entresijos, detalles o curiosidades de la aventura que venía a continuación. En esta ocasión nos desvela hasta que punto le influyó una novela, La Isla Panorama, de Edogawa Ranpo, pues en ella se basó para elaborar la primera de las historias de este tomo: Robotlandia. Se trata del embrión de Westworld, así como suena, aunque el autor no lo afirmaba de manera contundente y quería pensar que las similitudes se produjeron de forma fortuita. Tras ella asistimos a intentos de invasiones extraterrestres, a la creación de un sol artificial que amenaza con destruirlo todo, una máquina capaz de crear espectros…

Y así hasta llegar a la mitad, aproximadamente, del tomo. Es ahí donde tenemos que detenernos. El autor acabó con la serie de TV de manera dramática: Astroboy se dirigía directo al sol, en un acto de sacrificio para salvar a la Humanidad. Ni que decir tiene que esto le supuso un aluvión de cartas de protestas y quejas airadas de los fans, que no podían asumir la muerte de su héroe. Tezuka retomó las aventuras de Astroboy en un periódico y tuvo que inventarse la manera de resucitarlo… y fue tan ingeniosa como cabía esperar en el genio. Efectivamente, Astroboy vuelve, pero no lo hace solo sino que llega acompañado de una frívola extraterrestre procedente de una raza de langostas inteligentes (como suena). Ahora con forma humana, la extraterrestre, de nombre Skala, entabla una profunda relación con nuestro niño robot… porque ambos han llegado a la Tierra, pero a una Tierra de otro tiempo. Las aventuras de Astroboy se desarrollaban en un futuro donde los robots se estandarizaron, pero su regreso al planeta ha supuesto también un cambio de tiempo y se hallan en 1969.

Astroboy y Skala están absolutamente solos en un mundo que no conocen. Esto será motivo de pesar para ambos, aunque cada uno lidiará con sus problemas y anhelos de forma particular. Y esta situación continúa hasta el final del tomo. Un final demoledor y rotundo que, muy fácilmente, puede hacer verter alguna lagrima. Aquí es donde el genio y la fuerza narrativa de Tezuka se muestra con toda su intensidad. La capacidad de convertir un dibujo sencillo y una narrativa asequible para todos en una historia sentida es algo que solo consiguen los más grandes. La apariencia de frivolidad y ligereza esconde un potente mensaje y una firme construcción de la historia y personajes. Y cuando unos y otros están afianzados y arraigados en nosotros, los cambia o los destruye o los modifica… y eso nos afecta.

Con el tomo anterior descubríamos un personaje trascendental e influyente para la cultura popular que, a manos de este genio se convirtió en un icono… pero con este volumen se produce la confirmación de estas frases. Astroboy cala en el lector y se transforma, pasa de ser un simpático robot con apariencia infantil, amable y tierno, a convertirse en un personaje profundo y conmovedor a través de cuyas aventuras se despiertan en nosotros las emociones más intensas. Tras acabar este volumen, entiendes por qué Astro Boy de Osamu Tezuka es un clásico. Por mucho que yo siga escribiendo, jamás podría hacer entender esto con la intensidad que consigue la obra. La recomendación es, por tanto, absoluta y tajante: tienes que leerlo.

• AstroBoy 2. Planeta Cómic.
• cartoné. 640 pp. B/N. 25 €