Crítica Osamu Tezuka 06: Ayako vol.2

La dramática saga de la familia Tenge llega a su fin en este segundo y último volumen. Ayako es la víctima inocente de un pervertido clan familiar venido a menos tras la Segunda Guerra Mundial y el declive de las tradiciones ancestrales japonesas a las que estaban ligados. Occidente irrumpe como una fuerza arrasadora en ese ecléctico estilo de vida, llevándose por delante siglos de arraigo, latifundios y castas. Convertida ya en mujer tras su cruel encarcelamiento, para ocultar la vergüenza de su nacimiento y las posibles revelaciones comprometedoras, Ayako vuelve a ser víctima ahora de una civilización y estilo de vida tan moderno como incomprensible. Ha llegado a la ciudad y no es capaz de entender el complejo mundo que la envuelve. Por si fuera poco, las personas que la rodean se balancean entre los intereses personales más primarios y la absoluta compasión que ella les despierta.

El final de Ayako es una poética venganza que el destino pone burlonamente al servicio de esta, concluyendo en un final que, aunque abierto, cierra definitivamente el ponzoñoso clan Tenge. Un clásico de Tezuka, elaborado en una época de su vida en la que trabajaba compulsivamente creando historias de este corte trágico, con marcado carácter adulto en el que la serie negra, el sexo y la Historia se entremezclan como solo este genio era capaz de hacer. Esa seriedad argumental, profundamente madura, contrasta con el estilo de dibujo «infantil» con el que Tezuka ilustra sus páginas, aumentando el contraste en los paisajes o escenas contemplativas, en las que el dibujo adquiere toques foto realistas y obliga a ralentizar la lectura en esos pasajes, dominando el ritmo de lectura. Lo adulto de la trama no impide que Tezuka se muestre con la claridad narrativa que acostumbra, quizá en este tipo de historias tenga más sentido mantener su genial manera trabajar.

Pero la conclusión de Ayako no es lo único que contiene este segundo volumen. Como antes mencionaba, Tezuka estaba en un periodo muy productivo de trabajo, no por un ataque de creatividad, sino por necesidad… ya que había caído en un terrible engaño que le llevó a la ruina. Solo quedaba trabajar duro para las revistas de manga y, ya puestos, explorar el terreno de la serie negra, el crimen, el cómic adulto e incluso aderezarlo con toques históricos, científicos y, en un doble salto mortal, parapsicológicos. Incluye pues, este volumen, tres historias más que son claro ejemplo de esa época:

Melodía de Acero. Que nos narra la venganza de un joven al que la Mafia amputa los brazos y debe recurrir a los avances más controvertidos para poder llevar a cabo su meta. Tenemos aquí a un Tezuka que mezcla pseudo ciencia y serie negra, sin renunciar a esas relaciones intensas entre personajes que acentúan el dramatismo de lo narrado. Puede que en algunos momentos peque de ingenuo, pero se entiende si nos remitimos al inicio de los ’70, que es cuando se publicó esta historia. En ella se pueden apreciar además claros referentes de obras occidentales posteriores, muy en la tradición de «copiar a Tezuka».

La Silueta Blanca. Una joven que ve ahogarse a su prometido, al más puro «estilo Titanic», sigue viendo la imagen de este al ahogarse cada vez que contempla una pared (o superficie) de color blanco. Una vez más recurre a las pseudociencias para dar explicación al motor del argumento. Lo genial es que la situación absurda que se crea es la excusa para que el genio de Tezuka invente una relación entre personajes que tiene tanta fuerza como inconsistencia, es tan apasionada como carente de sentido.

Revolución. Jugando con el tiempo y con las reencarnaciones, Tezuka teje una compleja trama en la que muerte y nacimiento parecen estar más ligadas de lo que pensamos, para tortura del protagonista.

Lanzar una mirada furtiva a este curioso periodo creativo de Tezuka es todo una experiencia que nos acerca al lado más solemne del autor. Él mismo confiesa que el humor y la condescendencia están ausentes de estos relatos, pudiendo convertirse en lecturas áridas y poco gratas, pero a cambio tenemos la versión más serena y adulta del mismo. Por esto se convierte Ayako, en sus dos volúmenes, en una adquisición obligada para los incondicionales del genio, que disfrutarán de la versión más dura, en todas sus acepciones, del autor.

• Ayako. 2. Planeta Cómics.
• cartoné. 456 pp. b/n. 28 €