Crítica: “Orange is the new black. Temporada 2”: Menos novedosa, igual de entretenida
Este pasado verano regresó una de las series más exitosas del año anterior y lo ha hecho con buen tino. Vamos a repasar que es lo que nos ha dejado la segunda temporada de la serie.
Tras el cliffhanger con el que se despidió la serie en 2013, la historia vuelve con un capítulo en el que se juega con el telespectador a tener falta de información de lo que está sucediendo del mismo modo que le sucede a la protagonista, Piper Chapman. Un gran capítulo centrado en la historia principal, que sirve de ejemplificador aperitivo de lo que nos va a deparar la temporada.
En estos capítulos, nos encontramos ante una Piper mucho más entrañable, con la que se nos hace más fácil empatizar. La vida le ha dado varios sopapos, pero parece que está aprendiendo de ellos, y está madurando a marchas forzadas frente a la realidad de la vida, de lo duro de la vida y no de la que había estado disfrutando hasta su entrada en la cárcel.
El punto fuerte de la ficción ha sido siempre la coralidad de sus tramas: muchos personajes, muy bien dibujados, con historias que interesan y emocionan y buenas interpretaciones. Seguimos contando con todo ello, por lo que, chapó.
La serie se caracteriza por los claroscuros, la comedia y el drama, donde los personajes no son ni malos del todo, ni buenos buenísimos, y eso le permite pequeños cambios de roles y si, durante la primera entrega los roles que menores simpatía generaban eran Pornstache, Pennsatucky o, en un primer momento, Red; en esta segunda entrega nos molestan más las acciones de Natalie Figueroa, “Big Boo” e incluso, la entrañable, “Crazy Eyes”.
Eso sí, si alguien ha tomado el protagonismo, convirtiéndose en la villana oficial, generándonos incluso malestar ante tanta crueldad, es Vee, un gran personaje que será difícil de sustituir en futuras entregas, pero que ha gozado de un recorrido completo.
Las interpretaciones siguen siendo geniales, y hacen que nos resulte muy convincente la vida en la prisión y la actitud de las reclusas de Litchfield.
Entre tantas historias, es normal que algunas flojeen un poco más y otras sobresalgan, siendo para mí las más destacables la propia de Piper, la de la acosadora Lorna Morello o todo el asunto de la guerra entre Red y Vee, mientras otras me resultan de menor nivel como la relación entre el novio de Piper y su mejor amiga o lo que le pasa a Sam Healy en su vida (el mayor peso de las tramas de los trabajadores de la prisión funciona, pero la historia de Healy aburre).
Mención especial merecen las dos historias que más nos han tocado el corazón durante la temporada: por un lado la historia de la anciana demente que dejaban a su suerte por las calles de Nueva York y por otro la enferma terminal que retrata la dura lucha por la vida con privación de libertad y sin recursos económicos pero con un final agridulce.
En resumen, la serie se mantiene a un gran nivel. Regresará a Netflix en apenas unos meses con nuevas entregas para la cual Laura Prepon (interpretando a Alex Vause) será fija durante su tercera temporada.
Resumen de la Crítica
Segunda temporada
Adictiva
Sigue en forma