Crítica: «Nikoderiko: the Magical World», el plataformas que estábamos esperando
Gráficos
Sonido
Jugabilidad
Duración
Muy recomendable
Genial plataformas que recupera la sensación que dejaban los clásicos del género
Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto con un juego de plataformas. Hacerte recordar los buenos momentos que pasaste la primera vez que jugabas a un Crash Bandicoot, a un Sonic, incluso, es algo muy poco habitual y ya no porque los juegos sean malos, sino porque captar esa frescura tan propia de los títulos mencionados es algo muy complejo. Pues con esta creación de VEA Games nos hemos sentido así, experimentando un plataformas que ofrecía unos personajes simpáticos, una jugabilidad escalable y asumible y unas mecánicas originales que desplegamos a lo largo de fases muy bien diseñadas.
Juego para toda la familia que, como los buenos de su género, te permite disfrutarlo da igual qué nivel de jugador seas… pero si quieres explotarlo y llegar a todos sus secretos, deberás esforzarte.
Nikoderiko: the Magical World llega el 15 de octubre a Nintendo Switch, Xbox SerieS/X y PS5, donde lo hemos podido disfrutar para traeros esta reseña. Próximamente se anunciará su fecha de llegada a PC, Steam.
Dos mangostas encantadoras
Se nota que la gente de VEA Games no es novata. Este estudio chipriota ha sabido capturar la magia de los plataformas clásicos y renovarla en un juego de aspecto divertido y fresco, apto para todas las edades y todos los niveles de jugadores. Se trata de un plataformas 3D rápido y dinámico, de mecánicas cambiantes y desafíos asumibles, pero que esconde muchos secretos para los más experimentados.
Empezamos por su sencilla historia. En un mundo de simpáticos animales antropomorfos controlamos a Niko y Luna, dos mangostas que se dedican a buscar tesoros. Consiguen encontrar una antigua reliquia pero con tan mala suerte que el pirata Grimbald, el malo de turno, se las arrebata. Nuestra aventura nos llevará a visitar la isla donde se esconde este malvado y todos sus secuaces, tendremos que recorrerla a través de varios niveles y enfrentarnos, al final de cada uno, a un jefe.
Pero aunque se nos narra la historia a través de simpáticas escenas, aquí es lo de menos. La gracia y la salsa del juego se encuentra en sus mecánicas…
Buena jugabilidad, diversas mecánicas y mucha diversión
Las similitudes a los clásicos de los ’90 saltan a la vista. Empezamos con un scroll lateral para hacernos con los controles que son, básicamente, saltar y golpear a los enemigos bien sea al caer de un salto o con un barrido. También podemos planear y usar elementos del escenario para ayudarnos a llegar a zonas inaccesibles, como trepar saltando por paredes o impulsarnos con cañones… aunque no faltarán las monturas, que nos harán la travesía más fácil. Un gracioso camaleón (entre otros) que montaremos cual jinete y al que podremos recurrir en determinados momentos. Tampoco faltan los niveles montados en vagonetas o buceando por los fondos marinos. Muy versátil y cambiante.
El juego te va exigiendo cada vez más en una curva de dificultad ascendente muy bien ideada con la que puedes acabar perfectamente el juego. Pero como pasa en estos casos, hay muchos secretos por descubrir, muchísimos. Los niveles están plagados de zonas ocultas, tesoros, niveles secretos, etc. Es imposible aburrirse con Nikoderiko.
Porque además el juego va cambiando de perspectiva. Si hemos dicho que comienza con scroll lateral, pronto nos obliga a avanzar hacia el horizonte situándose la cámara a nuestra espalda. O bien nos toca bucear y aguantar la respiración o huir del ataque implacable de un dragón. Dinamismo continuo sin posibilidad de descanso que, lejos de agobiar o despistar, hace que el juego sea una sorpresa constante.
Todos los niveles los podemos jugar con Niko o con Luna… o con los dos. Tiene un modo cooperativo local que multiplica la vida del juego y lo convierte en candidato ideal para jugar en familia.
Los buenos y los malos, todos molan
Como hemos dicho más arriba, el juego está lleno de cosas que recoger: monedas, diamantes, llaves, items de todo tipo… que lejos de ser meramente decorativos nos van a servir para abrir cofres y conseguir completar las distintas galerías que tiene el juego con las imágenes de los personajes, de elementos decorativos, e incluso para completar la lista de melodías que nos acompañan durante la aventura. Música, por cierto, arreglada por David Wise.
El diseño de los personajes es encantador. Desde luego los protagonistas nos ganan desde el principio, pero los más divertidos son los enemigos, desde esos tontorrones soldados-serpiente que dan más pena que miedo hasta los jefes finales que adoptan forma de plantas carnívoras, rencorosos castores o dragones algo torpes. Sus mecánicas no van más allá de pasear por el escenario esperando que les golpeemos, en el caso de los enemigos normales… mientras que los jefes tienen unos patrones sencillos de aprender y que se pueden superar en apenas unos intentos.
La dificultad del juego radica en querer exprimir todos sus secretos y en mantener esos tres corazones, los que marcan nuestra «vida», siempre llenos.
Coloridos gráficos encantadores
Gráficamente es luminoso y colorido. Está diseñado para que sus personajes y escenarios entren por los ojos a los más pequeños y siempre encontramos zonas amplias llenas de detalles tales como el viento o la nieve, el fuego o el humo. Conforme avanzamos se irá complicando y las primeras zonas selváticas cambiarán a otras algo más incómodas en las que el mismo escenario será también nuestro enemigo si no vamos con cuidado.
Pero tanto el scroll como los movimientos son suaves y responden a nuestros controles con exactitud, algo indispensable en un juego como este en el que hay que medir cada salto y hay que cuidar el momento justo de, por ejemplo, saltar en la cabeza del enemigo o rebotar en una superficie que se mueve.
Especial mención a esos momentos en los que nuestras habilidad se funde con el movimiento de la cámara, como por ejemplo cuando estamos siendo perseguidos por el dragón o cuando vamos en la vagoneta. Ahí es cuando un juego de plataformas demuestra su calidad, y Nikoderiko sale airoso.
Conclusiones
No esperábamos que nos gustase tanto este nuevo juego del que necesitamos más entregas. Si hubiera sido lanzado hace unos años competiría de tú a tú con los grandes del género porque cumple con todo lo necesario para ello. Una dificultad ajustada, un diseño de personajes y de mundo ideal, mecánicas divertidas y cambios de ritmo constantes.
Un juego de plataformas adecuado para toda la familia y para todo tipo de jugadores. Lleno de bromas y de grandes momentos, tiene tantos secretos y tantos niveles de juego que es imposible que te aburra… sobre todo porque no deja de sorprenderte y cuando crees que estás jugando a un plataformas típico te cambia de registro o te abre un nuevo nivel oculto o te hace galopar a lomos de un sapo y ya todo vuelve a cambiar.
Nikoderiko: the Magical World no engaña cuando asegura que es un plataformas como los de antes. Pero a alguno de ellos, incluso lo supera.