Crítica: “NAMIBIA, Kenia Ciclo 2”, Expediente BD
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
“Insectos gigantes, enfermedades inexplicables que hacen que la población envejezca, una mina absurda que alberga instalaciones altamente tecnológicas…”
Los amantes del género de espías, aventuras, conspiraciones a gran escala y ciencia ficción están de enhorabuena: Namibia está disponible.
Tras el éxito de Kenia, Rodolphe y Leo no podían dejar escapar la oportunidad de expandir su universo de ciencia ficción en plena posguerra ni mantener por más tiempo a la agente británica Kathy Austin en la nevera. Visto el esquema planteado por el artista brasileño en la saga Los Mundos de Aldebarán a través de tres ciclos (Aldebarán, Betelgeuse y Antares) que mejor que repetirlo si su cocreador forma parte del equipo creativo. Así pues, surge Namibia como continuación directa de la citada Kenia, cerrando el círculo Amazonia, de reciente publicación en Francia. Quién sabe si más adelante veremos nuevas trilogías, pero este formato es ciertamente acertado para ofrecer grandes historias con la ciencia ficción y la aventura como géneros cruzados.
Si en la primera, la combinación de suspense, historia, aventura, fantasía y ciencia ficción daban como resultado una obra redonda y una lectura muy satisfactoria, en Namibia no arriesgan. Los géneros se vuelven a mezclar, pero es totalmente independiente a su predecesora. Tiene su propia identidad. De forma casi intencionada, apenas se mencionan los sucesos de Kenia, salvo algún recuerdo y reaparición de personajes. Es decir, no hace falta en absoluto leer en primer lugar la primera parte del ciclo para poder entrar en Namibia. Esto no ocurre por ejemplo en las puestas en escena, los tempos, los ambientes y los giros de las tramas, que respetan el estilo previo. La señas de identidad unificadoras de ambos ciclos. Otro elemento cohesionador es la zona de sucesos, África. Lugar extraño, convulso, amplio y poco poblado en proporción, donde su misterio natural intrínseco contrasta con el artificial, el introducido por los autores, como motor que hace funcionar a sus creaciones.
Una serie de acontecimientos inexplicables surgen de la antigua colonia alemana que tras la segunda guerra mundial ha pasado a manos sudafricanas. El MI5 envía a su espía estrella, Kathy Austin, a investigar sobre el terreno para que dé respuesta al misterio que conlleva la aparición imprevista de un revivido suicida Hermann Goring, brazo derecho de Hitler desde los inicios del nazismo. La misión descubrirá una serie de acontecimientos inciertos para el destino de la humanidad y a una sucesión de eventos que conceptualmente rezuman lo mejor de la ciencia ficción.
El enfoque de la historia denota mucha preparación y planificación. Lo que más destaco de su arranque son los planteamientos en los sucesos inexplicables, muy rompedores. El truco de que el misterio parta por la reaparición de Göring es hasta gracioso, que se conecte esa circunstancia con la aparición de insectos gigantes y que esto sea secundario, es sencillamente brillante. Con estos elementos, ¿cómo no meterse de lleno en la obra?, es imposible. De forma elegante, sin ruido, sin estridencias, sin violencia y sin tacos, la historia se mete en tu cabeza. Pasito a pasito las maravillas empiezan a cobrar forma y el plan del adversario retrotrae a esas añejas historias pulp de ciencia ficción de complots y planes de dominación mundial a gran escala. Todo fluye de forma natural. Todo es muy BD. Todo muy limpio. Comparándola con Kenia, considero que la citada es más loca en lo fantástico, aquí hay de eso, pero más contenido. Repite el esquema paulatino en el descubrimiento de los misterios, pero aquí hay muchos más thriller que aventura. A medida que la historia avanza y las preguntas son respondidas, sin cabos suelto por cierto, el ansia en resolver el misterio se transforma en un atracón de conceptos sci fi que reconcilian al lector con lo mejor del género. Que suceda en las proximerías de la guerra fría da ese tono cienciaficcionero con look de los 50 tan característico, pero a ello hay que unir un enfoque en la amenaza global muy actual. Lo mejor de antaño y lo mejor de ahora de este género se mezclan en un cóctel explosivo de entretenimiento comiquero puro. Si los ingredientes son insectos gigantes que devoran cosechas, jóvenes que envejecen sin explicación, la aparición inexplicable de un profeta que levita, espías a tutiplén y un “botellón” entre Churchill y Stalin, el resacón es de aúpa. Y me estoy callando lo más relevante para mayor disfrute del personal.
Que el peso de la trama lo lleve de nuevo Austin con sus particulares puntos de vista, es un acierto. Las réplicas a sus compañeros y su elegancia la convierten en un personaje delicioso y perdurable. Te enamoras de ella. Como el rimo pausado de la trama afecta a la construcción de este personaje, que suma a lo que ya atisbamos en Kenia, el resultado es una línea argumental maestra. La química de esta con los secundarios, de toda condición y educación, son una subtrama en sí misma. A medida que las pistas van descubriendo las amenazas del adversario, el nivel de interacción e involucración del lector con Austin es total, pasa a ser un compañero de viaje más. Los personajes odiosos tiene su parcela empática y hace que sus destinos duelan. Observando que el sentimiento de Austin es mutuo, el nivel de reciprocidad con este personaje es total, y creo que eso es un gran logro.
En el dibujo contamos con Bertrand Marchand, que sustituye a Leo respecto a Namibia (aquí es coguionista). Se asemeja muy bien a su estilo para no perder cierta coherencia visual, al igual que con el uso de viñetas (parece que utiliza la misma plantilla en su reparto) pero abusa de mas líneas que el brasileño, sobre todo en las anatomías. Comparando Kenia y Namibia, el segundo es más oscurete y sucio, aun respetando los límites claros del estilo BD. Si en la primera predominaban elementos fantásticos y realistas, aquí la combinación de los propios de la época lo son con los tecnológicos imaginados. No obstante Kenia era más aventura que suspense, como es la presente, y por ello el estilo de Marchand encaja bien en el tipo de historia creada para Namibia. Además el guión en este caso es más exigente en relaciones humanas, Kenia era más descomprimida a la hora de mostrar eventos naturales tomándose su tiempo, por ejemplo, en secuencias tipo reino animal. Lo mismo cuando los personajes atisbaban una de las criaturas y se disponían seguirlas o a cuestionarse cosas delante de ellas. Aquí hay mucho menos de eso a pesar de que la zona geográfica es similar debido a que tiene muchas más líneas argumentales, más conversaciones, más lugares (ya sean en exteriores como en interiores), yendo de un lugar para otro en hasta tres continentes. Aún así las ambientaciones son perfectas. Los despachos de las administraciones gubernamentales británicas, los pueblos africanos, las urbes norteamericanas y las instalaciones militares, entre otros escenarios tienen mucho detalle. No es tan brillante como Leo, pero a está a muy buen nivel y a la altura de la saga.
En fin, por si misma Namibia es una lectura que a los amantes de las conspiraciones y la ciencia ficción ambientada a mediados de siglo no les va a defraudar en absoluto (tiene lo mejor de estos subgéneros) y como continuación de la saga “Kathy Austin”, es un espectacular reencuentro con este universo y personaje. Esperemos que en Amazonia se mantenga el nivel.
Namibia 1-5, Dargaud. Namibia, Kenia Ciclo 2, ECC Ediciones. Cartoné. Color. 256 pags. Pvp: 26 €. Fecha de edición: Septiembre 2016.