Crítica: “Murder Falcon”. Joya del Metal.
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“En esta tierra hay ciertos instrumentos que son un portal...al heavy”
Otro bombazo del señor Johnson que me ha dejado planchado a la vez de con un subidón tremendo.
Las dos pasiones de Daniel Warren Johnson fluyen en Murder Falcon. Música y cómic chocan en una catarsis emocional donde gana el segundo. En su aspecto formal claro, salvo que en un futuro uno pase una página y suene Metallica, por citar un ejemplo. Claro que en su corazón, la música es el todo. Para superar los malos momentos. Para superar las adversidades de la vida. Para reconciliar amistades rotas. Para pegar corazones despegados. Para encontrar segundas oportunidades. Para perdonar. Para enfrentarse a la muerte con dignidad.
Johnson vuelve a demostrar con Murder Falcon porque se mantiene tan arriba en el medio. Consigue emocionar y epatar en equilibrio perfecto que entretener con los elementos más simples que nos gustan a los que amamos el género de la fantasía. Monstruos y dimensiones malvadas que quieren menoscabar nuestro mundo hostilizado por nosotros mismos. Y con una de las herramientas espirituales más sanadoras que la humanidad descubriera hace eras, la música.
Sí detecto paralelismos con las otras dos obras reseñadas anteriormente, “Extremity” y “Tierra Muerta”. Como el viaje personal más salvaje y brutal que sus protagonistas pueden enfrentarse, por encima de sus posibilidades y siempre con apoyo de sus aliados y seres queridos. La suma de las partes es superior a las individualidades, que opino que funciona como altavoz crítico al respecto, y donde la amenaza final crea una tábula rasa en el statu quo llena de esperanza. Como si después de ese dolor y sufrimiento hay una segunda oportunidad para mejorar las cosas. En los tres encuentro lo mismo.
Mientras dura este proceso, los capítulos alternan una serie de altibajos emocionales de altísimo nivel a medida que la acción y sus pausas para cargar pilas se van rellenando para el siguiente asalto. Como un disco de música. Un tema cañero al que le sucede uno más lento, siempre intercalado por la minúscula pausa silenciosa entre canción y canción, para que el guerrero descanse un microsegundo hasta la siguiente fase, y así hasta el jefe final de la partida.
Jake, el protagonista, enfrentado a un problema personal desgarrador, se le suma la responsabilidad de arrogarse como pilar de la comunidad humana musical en su enfrentamiento contra una horda de monstruos arrojados sin piedad por una dimensión oscura que pretende dominar la tierra. Ayudado por su aliado Murder Falcon, proveniente de la dimensión El Heavy (alucinante el concepto), junto con el resto de criaturas pertenecientes a sus amigos músicos y colaboradores musicales, se zambullirán en un tour de force apabullantemente imaginativo para salir victorioso de una destrucción segura.
Lo más interesante al respecto es que cuando intuyes tras los giros que se pudiera estar ante una metáfora en forma de narración gráfica, cañera, original y rompedora del problema personal de Jake, los esquemas preconcebidos van resquebrajándose poco a poco sorprendiendo paulatinamente que esto es mucho más simple de lo que en un primer momento parecía. Es decir, cuando uno atisba que con toda humildad, el autor quiere remarcar que la historia realmente profundiza en algo más importante pero huyendo de toda pretensión, resulta que no es tanto eso como algo mucho más sencillo y que en realidad no había más que dejarse llevar. Vamos, que la he subestimado, pero por los motivos equivocados. Y me parece algo tan infrecuente, que si me vuelve a pasar me tendré que decir que me han hecho un “Murder Falcon” por lo novedoso del hecho.
La temática musical es lógica al ser el autor amante y músico de la misma y el concepto de que haya una dimensión fuente de ella, que lanza una criatura ligada a cada instrumento y que cuanto más inspirado este su músico tocándolo, más poderoso será y más mermado el monstruo, es una idea que, en fin, habla por sí misma.
El ritmo es una pasada total. No sólo en acción, aquí doy por reproducido lo que mencioné en «Extremity» y «Tierra Muerta» por no ser reiterativos, ya que destaqué la pericia del autor a este respecto. Destacar las interacciones personales que fluyen con este recurso y que sirven para que ese ritmo no decaiga y complementen tanto el drama y el impacto. No cae en la redundancia y en la repetición gratuita, sino que sirve además para que otros personajes destaquen y tengan voz propia. Me gusta la estructura presentada en la que cada capítulo supone un nuevo nivel del juego apareciendo y teniendo más peso de forma progresiva y verosímil el resto de secundarios a medida que va creciendo Jake con Murder Falcon como pegamento de todos ellos.
El diseño de las criaturas es apabullante. Son muy potentes en lo terrorífico y en peligrosidad. Dan la oportunidad de contemplar unas escenas de acción y combates en lo cinético y en lo compositivo de alucine. Johnson se luce que da gusto y deja unas páginas de quitarse el sombrero y con la boca abierta.
Recomiendo darle una segunda vuelta a la lectura acompañándola de una buena banda sonora afín a la obra. Hay muchas referencias y bandas mencionadas, muchas de forma literal, así como letras de temas en onomatopeyas. Sin perjuicio de que en internet y en Spotify hay listas al respecto (en spoty hay una playlist del propio Johnson). Yo no soy experto en este tipo de música pero me he apañado bastante. Desde luego, la experiencia y la inmersión de la lectura sube diez niveles mínimo.
En fin, otro bombazo del señor Johnson que me ha dejado planchado a la vez de con un subidón tremendo. Si estás leyendo esto y tienes que hacer un regalo a un metalero o rockero para celebrar un cumpleaños, paternidad o un divorcio, con esto triunfas seguro.
Murder Falcon 1-8, Skybound X núm. 3 Skybound/Image Comics. Murder Falcon, ECC Ediciones. Cartoné, 240 páginas. Color. Pvp: 26 €.