Crítica: “Mundo Mutante”. Vuelve el clásico.

Corben rompió con “Mundo Mutante” las fronteras de la fantasía y la ciencia ficción distópicas. De siempre se contemplaban los futuros ficticios desde perspectivas maniqueas de los polos bien/mal. Pero rascar en el medio, en la zona gris y en las imprevistas e indefinidas de una forma rompedora, transgresora y delirante, apenas. Aquí se prescinde de esquemas argumentales tan reiterados en estos contextos violentos y negativos como las motivaciones y justificaciones de los buenos y malos para ahondar en el día a día de un mañana peor con la única tarea de sobrevivir. Y a partir de aquí es cuando moviliza la imaginación del lector para que moldee a su gusto los comos y los porqués de esa situación, como está organizado el mundo y como pueden desenvolverse sus gentes.

A través de un conjunto de relatos cortos, sin prisa pero sin pausa, vamos ampliando los horizontes globales de esta comunidad. Si en un principio no veíamos más que la lucha por la supervivencia de un grupo de bichos raros y maleantes con el núcleo argumental de un corpulento mutante inocente e infantil, poco a poco de despejan las capas de un todo más grande y amplío que dan respuesta a la génesis de la crisis fantaseada por el lector en su principio y a las posibles soluciones en pro de la supervivencia de la humanidad. No obstante, lo que resulta impactante y contundente es el conocimiento de la vida real en la superficie de esta tierra aplastada por la catástrofe donde solo queda sobrevivir al caer la noche para intentar llegar a la siguiente.

Corben crea a Dimento con la inocencia de un niño que sobrevive a duras penas en un mundo hostil a todos los niveles. Una suerte de Pinocho enfrentado a un mundo que se aprovecha de él por su buena fe y buenos sentimientos. Y esto es lo que nos indica Corben en una de sus más grandes creaciones, que con retazos breves pero llenos de imaginación, sin más propósito que hacer crecer su arte y su talento, nos introduce en historias simples porque quiere arriesgarse en plasmar imágenes visuales alucinantes y rompedoras que unan al lector con el cómic por el placer de su narrativa secuencial tan elegante y auténtica.

Los mutantes de Corben son retratados como chanchulleros endogámicos sin más esperanza e ilusión que durar un día más. Se arrastran por el mismo escenario, timando y aprovechándose del pobre e inocente Dimento sin dar posibilidad de superar la situación y explorar mundo. Eso conlleva que la atmósfera opresiva del ambiente sea más profunda, por la sensación de maldad de la que no se puede escapar. Sólo la aparición de la casi extinta humanidad introduce la ciencia ficción necesaria para crear un trasfondo familiar en cuanto a géneros de ficción y una zona de confort que confirma que los relatos tienen un propósito, que hay un todo más grande y ambicioso que permite atisbar una mitología más rica de lo esperado en toda esta cosmogonía presentada, en un principio muy cortoplacista, pero que se está abriendo.

El arte plástico de Corben de esta obra figura en las más altas excelencias del cómic independiente. Su enfoque transgresor y novedoso se sigue apreciando más de cuarenta años después y no envejece un ápice. Estoy refiriéndome al momento más inspirado del autor creativamente hablando y a las técnicas utilizadas en todos los niveles de la narración, que se siguen experimentando en toda su grandeza, en un estilo tan personal y reconocible que casi es uno en sí mismo, cuando nos referimos a un dibujo “a lo Corben”.

Sigue imponiendo la combinación de estéticas caricaturescas con reacciones expresivas realistas. La técnica del color, casi infográfica, con las restauraciones aplicadas, crean un entorno visualmente vivo y tangible que remarca esa extrañeza a la hora de discernir si estamos en un fotomontaje con actores grotescos o a partir de la imaginación de un dibujante. Y no puedo olvidar la potencia gráfica de los personajes, entorno y criaturas monstruosas, abrumador y de un potencial elevado. Una serie de delirios artísticos que impactan y sorprenden en cada página.

Un clásico de la fantasía y la ciencia ficción que se presenta en una gran edición, sólo superada por la calidad de su contenido.

Mutant World, Richard Corben and Jan Strnad. Mundo Mutante, ECC Ediciones. Cartoné. 80 págs. (205×280 mm.). A color. Pvp: 14,95 €.