Crítica: «Mundo Extraño» Viaje al centro de la Tierra renacida como fantasía intercultural
Una cuestión que me sigue espinando… Mientras que los clásicos más musicales de Disney: Frozen, Moana, Enredados, Encanto, etc etc han sido tradicionalmente un éxito de público, otras películas del estudio, buddy movies, aventuras o ciencia ficción no terminan de funcionar: Algunas como Zootrópolis o Rompe Ralph lo hacen, pero sin duda deben de generar tensión y suponen riesgos para la casa del ratón. Raya, Big Hero 6, Bolt, Los Robinsons, Chicken Little… el patrón es similar para todas ellas.
Mundo Extraño es la última gran apuesta de Disney: una película inspirada en las revistas pulp y la ci-fi retro. Dirigen Don Hall y Qui Nguyen, que ya trabajaron juntos precisamente en Raya y el Último Dragón y que ahora nos plantean dos historias: una fenomenal epopeya de ciencia ficción al más puro estilo Viaje al centro de la Tierra y una historia familiar que se resume en «abuelo, padre, hijo… a ver quién sigue el sueño de quién».
Visualmente, la película es una pasada. Mundo Extraño es sin lugar a dudas un testimonio de por qué algunas aventuras deberían ser siempre animadas y no intentar llevarlas al live action. En este caso en particular, por ejemplo, no hay forma de que este mundo maravilloso, con sus tonos cálidos y sus formas orgánicas en constante movimiento, tuviera ni remotamente este aspecto en acción real. Y no se trata sólo del alocado mundo bajo las montañas también está Avalonia, la tierra de los protas, que es un divertido mundo steampunk que plantea una novedad en una peli Disney. Puedo decir que en Mundo Extraño pasa un poco como en Raya o en Rompe Ralph que, tienen un world-building muy muy genial.
En cuanto al argumento:
En Mundo extraño, un padre y su hijo, Jaeger y Searcher Clade, se ven distanciados por sus diferencias, para reunirse inesperadamente casi 3 décadas después, en tiempos de crisis.
Jaeger, un afamado explorador un tanto machista y de complexión corpulenta (un hombre «muy hombre»), está obsesionado con alcanzar una tierra ignota más allá de las montañas que suponen los límites de su mundo. En la escena inicial, deja atrás a un Searcher adolescente para que cumpla su destino, mientras que Searcher se topa con el pando, una suerte de uva con el poder de alimentar de energía a ciudades enteras.
Pero 25 años después, el pando empieza a morir en masa, y Calisto, la musculosa presidenta de Avalonia, convence a Searcher para que abandone su idílica granja y se una a su misión de salvar la fruta. El inquieto hijo adolescente de Searcher, Ethan, su aguerrida esposa (y maravillosa piloto), Meridian, y su perro de tres patas, también suben a bordo de la nave, a pesar de las protestas de Searcher.
Así emprenden la aventura que les llevará a una especie de mundo jurásico bajo las montañas… y hasta aquí puedo «leer».
El principal problema de Mundo Extraño es quizás que el conflicto de la familia Clade está metido con calzador en una historia de aventuras. Si la película se centrara solo en la búsqueda para salvar el pando y en la exploración de este alocado nuevo mundo, sería una sólida película de ciencia ficción con un potente mensaje medioambiental. Pero no, habemus aquí un conflicto familiar que además se reduce a hombres que tienen malas relaciones con sus padres, luchan por evitar ir por caminos similares y, al hacerlo, se convierten precisamente en aquello que buscaban eludir.
Una cuestión interesante es que el codirector y guionista Qui Nguyen integra cuidadosamente un reparto diverso, personajes femeninos fuertes y diferentes tipos de masculinidad. Ethan se parece a su abuelo en su lado aventurero, pero también es sensible y abiertamente gay de una forma que nunca ha sido tan explícita en una película de Disney.
Y no es que la dinámica familiar no mole, que tiene momentos grandísimos, pero con tan poco tiempo para explorarla, queda como un pegotillo en una peli que llama a la aventura. Así, ni lo uno ni lo otro. Si hubiese sido una serie, con mayor tiempo para desarrollar a los personajes… la verdad podría haber dado mucho de si.
En definitiva, Mundo Extraño es una muy divertida película que brilla por partes, con una apabullante animación, pero que no logra, en conjunto, quedar como una pieza sólida para recordar. Una penica.