Crítica: «Moonshine 2», Un tren cargado de sufrimiento.

Tras su frustrado intento por negociar con los destiladores de licor de Los Apalaches y la inesperada resolución de su misión, el matón Lou Pirlo y Delia marcharon hacia el Sur para evitar ser perseguidos por los paletos, la numerosa familia Holt, y el secreto que estos guardan… así como por los mafiosos que desde Nueva York quieren saldar cuentas con él por el trabajo inacabado. Pero la huida de la pareja será interrumpida y Lou dará con sus huesos en la cárcel, haciendo trabajos forzados. Mientras tanto, las negociaciones por distribuir el ansiado licor que destilan los Holt sigue sus propios derroteros, ya malograda de manera irremisible por la ambición y el juego sucio de los mafiosos que se enfrentan a una familia peculiar que puede defenderse mejor de lo que creían.

Una serie negra de terror sobrenatural, esta Moonshine, que mezcla dos géneros antagónicos para formar una historia interesante, con multitud de personajes atractivos y que avanza a través de un argumento bien construido… aunque tanto en personajes como en historia bebe de estereotipos de ambos géneros. Pese a todo, la mezcla sabe muy bien.

Brian Azzarello y Eduardo Risso llevan años colaborando y ese centenar de números de la mítica 100 Balas ha conseguido fraguar una simbiósis impecable entre ambos. Moonshine está bien escrita y mantiene un ritmo sereno y a la vez creciente, que te va llevando con calma hasta las resoluciones de las historias cruzadas que cuenta. Personajes con carisma y ambientación bien construida para que estos se vayan desarrollando y vayan creando la historia. La misma historia que en muchas ocasiones va a terminar pasándoles por encima y arrollándoles.

El verdadero protagonista de esta serie no es, pese a todo, su historia o sus guiones. Es el dibujo. Eduardo Risso está pletórico. Solamente por el apartado gráfico ya valdría la pena agarrarse con fuerza a esta Moonshine. El artista argentino ha hecho suya la obra y compone viñetas y páginas que dejan boquiabierto e invitan a recrearse con ellas. No es solo su gran dominio del retrato, llevando a su particular estilo las muecas y gestos de unos personajes vivos… ni es su asombroso dominio de la expresión corporal, la detallada ambientación de primera mitad del siglo XX o cuarenta detalles que podríamos reflejar aquí. Se trata de su manera asombrosa de marcar el ritmo y crear clima, ya sea en la manera que tiene de trasmitir una calurosa y agotadora jornada de trabajos forzados (¡como usa la luz este hombre! Siempre lo he admirado por su dominio de las sombras con las tintas, pero ahora hace lo propio con el exceso de luz, de calor…), o de inquietarnos con un ataque del hombre lobo de turno, omitiendo su aparición y anunciándola con gritos, con sus víctimas, con trozos de carne o miembros y vísceras… hasta la contemplación de la bestia.

El dibujo. El absoluto protagonista de Moonshine. Risso hace suya la serie y desplaza todo lo demás a un segundo plano. Siempre he sentido debilidad por su trazo y su narrativa, pero ha llegado a un punto con este segundo volumen de Moonshine en el que ha conseguido que devore el tomo de una sola sentada, disfrutando de cada página, saboreando cada plano y examinando cada composición. En algunos momentos llega incluso a contar más con sus dibujos que Azzarello con sus textos, incluso mostrando escenas fuera de la escena principal, hechos que transcurren de forma paralela a la historia. Súmele el color. Risso lo utiliza de forma minimalista, climática y no determinante. Es consciente de que su trazo se disfruta más en glorioso blanco y negro, pero la inclusión del color, de una paleta muy limitada, ayuda a enfatizar aspectos como el clima (el calor abrasador), el terror (el rojo en contraposición al negro), o el frío y soledad de la noche, con azules imponentes.

Moonshine es una historia de serie negra con tintes sobrenaturales, entretenida y atípica. Pero sobre todo es un deleite visual, una obra que complace al lector de cómic que busque un producto bien realizado, solvente en su literatura y excelente en su dibujo. Y para los seguidores de Risso, absolutamente imprescindible.

• Moonshine 2. Planeta Cómic
• edición original. Moonshine 7 al 12. Image Comics
• rústica. 144 pp. color. 16,95 €